miércoles, 16 de septiembre de 2015

‘En derechos, el correísmo hace más daño que el neoliberalismo’

Alberto Acosta:


Entrevista a Alberto Acosta, expresidente de la Asamblea Constituyente.

 ¿En qué piensa cuando el Presidente dice que se arrepiente de haber cedido a la figura de la resistencia? Correa, en su prepotencia, cree que fue él quien redactó la Constitución y cuando los temas le incomodan, sobre todo los derechos, echa la culpa a los demás, sobre todo a Alberto Acosta. En algunos puntos durante el debate constituyente, discutíamos también con la dirigencia de Alianza País, por supuesto con el Presidente. Pero el texto lo escribimos los y las asambleístas, artículo por artículo, recogiendo el sentir y los planteamientos de amplios segmentos de la sociedad. Finalmente, lo que se evidencia en esos discursos de Correa es lo antagónicos que somos, detalle que agradezco. Además, dice que fue una novelería... El derecho a la resistencia no es ninguna novelería, como dice Correa. Es una conquista democrática de la humanidad, un pilar fundamental de los DD.HH. Jamás la sociedad civil debe asumirse como sometida a ningún poder. Si la Constitución refleja de alguna manera las aspiraciones de la sociedad, como el derecho a la resistencia y muchos otros derechos, estos deben expresarse en la cotidianidad. ¿No resulta extraño que una organización en el poder sea la que legitime la resistencia cuando a la vez debe usar fuerzas represivas? El pueblo, que participó ampliamente en el debate constituyente y luego aprobó en las urnas la Constitución, es el que legitima la Constitución con todos sus derechos y garantías, no el gobernante. En la construcción del Sumak Kawsay no se prevé a la represión como un mecanismo de ordenamiento social, sino que rechaza todo tipo de desequilibrio. Eso incluye el uso de la fuerza. El Estado no debería usar las fuerzas represivas si existe una sociedad en armonía. El régimen caudillesco en el que vivimos ha hecho que todas sus acciones sean cada vez más represivas, desde las sabatinas hasta los supuestos diálogos o el aparato de propaganda, incluso la represión policial. Que quede claro, este Gobierno no necesita de la Policía para ser represivo. No es demasiado vaga la figura de la resistencia a tal punto que podría permitirse resistir a cualquier cosa y que, además, tengamos que enfrentar el peso de la ley en algunos casos... Es preferible cualquier vaguedad o aún abuso en la exigencia de cualquier derecho a una restricción del mismo por parte del poder y mucho más del Estado. Eso es válido para el derecho a la resistencia. En lugar de plantear la restricción de derechos, el Presidente, si tuviera un sentir democrático, debería preocuparse porque se garantice su cumplimiento. Por el momento político que vivimos es fácil darse cuenta la enorme importancia del derecho a la resistencia. ¿Cuánto de la resistencia es posible en la práctica? La sola aprobación constitucional de derechos no asegura su vigencia, menos aún con un gobierno como el de Rafael Correa que no entiende de democracia. Pero tampoco recae exclusivamente este incumplimiento en el ámbito gubernamental. Hay que reconocer y aceptar que mientras la sociedad no se empodere de sus derechos y las garantías, su vigencia seguirá dependiendo de la voluntad de los gobernantes. Es por eso que como país necesitamos ahora construir democráticamente una sociedad fuerte, que detenga los embates del poder. Ojalá que los procesos de protestas que han iniciado sirvan para reflexionar sobre lo que no debemos dejar que suceda. El correísmo ha sido nefasto en la concreción de derechos, ha hecho mucho más daño que cualquier gobierno neoliberal.
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