martes, 15 de septiembre de 2015

Ecuador Alberto Acosta tilda a Correa de prepotente e ignorante

Alberto Acosta se encontraba en Colombia conociendo experiencias de resistencia popular frente a la minería cuando el presidente Rafael Correa, en su sabatina, dijo que fue una novelería incluir el derecho a la resistencia en la Constitución de Montecristi. A su retorno se dio el tiempo de responder cómo fue el proceso de aprobación de derechos en la Asamblea Constituyente.
¿Recuerda el debate sobre el derecho a la resistencia?
No lo tengo en mi memoria porque seguramente no se realizó tal como el presidente plantea. Tampoco fue tesis de Alberto Acosta, es un reclamo popular discutido por miles de años. Correa se siente como relámpago en cielo despejado, con él empezó la nueva historia y no reconoce que es presidente gracias a las luchas populares, cree que ganó solo, es terrible, no solo porque desconoce, sino que quiere subordinar y desaparecer a los movimientos sociales.
¿Y un mecanismo para la presencia del presidente en los debates?
No había una agenda rígida, el presidente no presidía las reuniones, las presidía yo, tenía que escuchar y debatir. En ocasiones su tesis no ganaba, una cosa que le molestaba es que yo busqué consensos.
¿Era en eso recurrente el presidente?
No, cuando sabía que tenía los votos, quería que se aprobara inmediatamente, pero yo abría la discusión en pos de consensos. Él era el máximo personero, es obvio que esté allí. En algunos temas nos pusimos de acuerdo, pero nunca fue en los temas de derechos. No sé de dónde saca que era una novelería. Ese es un acto que demuestra su prepotencia e ignorancia.
¿Cómo fue el comportamiento del presidente en el consenso de aprobación de derechos?
La Constitución es una minga de construcción de derechos, garantías, obligaciones, nadie puede decir “yo tuve esta idea”. El presidente en algunos momentos tuvo reparos, pero aceptó y en ese proceso la presentó como la mejor del mundo, como un canto a la vida, que va a durar 300 años, pero al poco tiempo de su aprobación comienzan los atropellos. Es autor y coautor de ellos, por ejemplo, se expidió la Constitución el 20 de octubre de 2008, no dejó secar la tinta y el Tribunal Constitucional se asumió como Corte Constitucional cuando no le correspondía.
Allí comienza la debilidad de la Constitución y luego la lista de atropellos es sistemática: la consulta popular de 2009 fue para restringir derechos, el derecho a tener una justicia independiente, luego la Ley de Aguas que tenía que desprivatizar su uso, la Ley de Tierras que prohibía la acumulación y la restricción de derechos en la comunicación, que la ley establece como servicio público, contrario a la Constitución, que la reconoce como un derecho.
En las “enmierdas” (enmiendas) constitucionales propuestas por el Ejecutivo se quiere que la Constitución se ajuste a la ley.
Son temas pos-Constitución…
Eso debilita la Constitución y brinda argumentos a quienes están contra ella. Si se analizan los artículos que son afectados, llego a la conclusión de que la Constitución no fue ese traje a la medida que quería el presidente. Él quería tener control de la justicia y en Montecristi en un momento se quiso nombrar a jueces. Un asambleísta llegó con la lista, esa persona llegaba directamente del Gobierno.
Al concentrar el poder en el Ejecutivo, desarman la Constitución en sus derechos más transformadores: frente al derecho a la organización y participación emiten el Decreto 16. La disolución de la fundación Pachamama está en esa línea, a los YASunidos les negaron su participación en la vida política y ahora quieren prohibir con las ‘enmierdas’ el derecho a la consulta ciudadana.
Después del año 2008 existe un sistemático desmonte de derechos que incomodan a Correa.
¿Cómo entiende el paso de Rafael Correa que concesiona en la Constitución la aprobación de los derechos, a ese que le estorba la Constitución?
No fue concesión, fue debate democrático, en el buró él discutía y aceptaba, muchas veces a regañadientes, por ejemplo, Dayuma: el presidente dijo que si la Asamblea recibía a los de Dayuma, renunciaba. Los recibimos y no renunció.
Vimos a mucha gente que fue criminalizada por empresas petroleras en Dayuma. Les dimos amnistía porque se buscaba garantizar en la práctica el derecho a la resistencia frente a los atropellos de grupos económicos. Pero lo perverso es que aprobada la Constitución, cuando la ciudadanía sigue resistiendo -y ese derecho está garantizado en el articulo 98- son criminalizados.
Antes la justicia era usada para perseguir a quienes resistían, ahora el Gobierno persigue a quienes resisten, atropella la Constitución y actúa con leyes de la dictadura, como sabotaje y terrorismo.
Es un sistemático proceso de desmontar derechos, a Correa en algunas cosas le resulta estrecha y en otras le queda grande, como derechos de la naturaleza.
Cuando no dio la talla para afrontar la iniciativa Yasuní ITT, es muy poco presidente para una iniciativa tan revolucionaria, dijo que era un error suponer que los derechos humanos se subordinan a los supuestos derechos de la naturaleza.
El presidente se refirió a usted como muchacho inmaduro…
Cuando estuve en la presidencia de la Asamblea nunca lo dijo, pero cuando afirmó que soy demasiado demócrata ya mostraba talante autoritario. Lo que planteamos en 2006 era una democracia radical, en la práctica salieron estas cosas y terminamos por construir lo que no deseábamos: un gobierno autoritario, vertical, caudillista.
¿Y cómo llegaron a construir aquello que justamente buscaban evitar?
Tengo algunas interpretaciones: una es que no tuvimos la suficiente claridad para construir un esquema más orgánico en AP. El movimiento surge en un momento en que las condiciones estaban dadas para una transformación gracias a las luchas de los movimientos sociales. Pero el gobierno de Correa surge de una organización precaria que no se logra sintonizar con esos procesos de resistencia. No tuvimos una capacidad orgánica que se quedó electoralmente en la candidatura a la presidencia y no en el resto de la organización del Estado. Luego, con la Asamblea Nacional, no se logra construir un verdadero movimiento democrático. Sin un movimiento democrático real, los resultados son arriesgados y allí está el caudillo.
¿Considera injusto que el presidente en aquellos temas de la Constitución que no le quedan a la medida culpe solo a Alberto Acosta?
Es injusto con el resto de sus compañeros asambleístas; soy responsable de lo que hice en la Constitución ni rehúyo mi responsabilidad, pero los asambleístas que estuvieron en Montecristi callan y tratan de justificar porque ahora no es necesario el derecho a la resistencia. Claro, la resistencia era buena cuando era para los otros, la resistencia es mala cuando es para nosotros. Es un discurso perverso.
¿Temas como la consulta previa?
Perdimos el debate, era una tesis que quería atarla al consentimiento libre e informado. Hubo un avance porque antes se decía que sean las empresas las que realicen la consulta previa, y queríamos que sea el Estado, pero el Estado actúa como empresa transnacional y Correa termina como principal impulsor de la minería en toda la historia del Ecuador. Las empresas ya no tienen que hacer promoción de su trabajo, sino el Estado, hay propagandas del Gobierno para promover la minería en Quimsacocha, en Cuenca.
E impone sus condiciones como en el caso de Intag…
El tema de derechos nunca estuvo en discusión. Hay una anécdota: en un debate el presidente estaba preocupado y me preguntó cómo se actuaría en un tema, entonces Alexis Mera le dijo: “No te preocupes, después con las leyes arreglamos”. Eso me quedó sonando, no dije nada, lo reconozco, al país se lo ha ido cortando con las leyes y los reglamentos: ley de aguas, ley de comunicación, que es el ejemplo más claro que no respeta la Constitución.
¿Hay que desmontar las leyes que opacan la Constitución?
El “fuera, Correa, fuera” hay que procesarlo democráticamente, frenar las enmiendas y pensar cómo descorreizamos el Estado, hay que salir de Correa por las urnas en 2017 y descorreizar la Corte Constitucional, la justicia, el Consejo Electoral, revisar la existencia del quinto poder.
Luego se pueden derogar las leyes empezando por la de comunicación, pero no soy partidario de una nueva Asamblea Constituyente.
Beto Acosta

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