martes, 15 de septiembre de 2015

Editorial

Ocultar, silenciar e imponer una verdad…


La información, desde el ángulo del ejercicio del poder del actual régimen, hace tiempo que dejó de ser un derecho en el Ecuador. La política que se impone es la de ocultar información, silenciar a quienes intentan entregarla, e imponer una verdad oficial. Para lo primero se usan recursos que llegan a ser tan extremos, como la última declaratoria de Estado de excepción, con el que, por absurdo que parezca a nivel internacional, la voz oficial acerca de la situación del volcán Cotopaxi no la tiene un organismo técnico, como el Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional, sino un ministro de Estado. Muchos han escuchado con asombro cómo se aprovechan los espacios de información que el funcionario tiene sobre la actividad del volcán, para criticar a la oposición; en uno de esos espacios dijo que si algunas organizaciones sociales no hicieran paros, o protestas, el recurso policial y militar se podría usar para mejorar la información y capacitación a las zonas de riesgo.

Se censura reportajes o contenidos de programas de reconocida seriedad, como Visión 360, de Ecuavisa, y solo se permiten reportajes y programas especiales del canal oficial, Ecuador TV, en una acción que suena a competencia desleal a nivel mediático, y que más bien genera sospechas y niveles de intranquilidad en la población.

En cuanto a lo segundo, se persigue, acosa y sanciona a medios como el diario La Hora, “hasta por lo que vuela una mosca”, como se dice en el argot popular, tratando de aleccionar a otros medios y organizaciones que pudieran pensar en salirse de la línea comunicacional impuesta desde el Estado. Al mismo tiempo, periodistas críticos como Martín Pallares son echados de sus puestos, aparentemente por presiones oficiales, directas o indirectas.

En cuanto a lo último, la sabatina se ha vuelto una especie de Registro Oficial a nivel comunicacional, lo que ahí se dice tiene el peso de ley, se aplica de manera inmediata y a como dé lugar. Solo el Presidente es el que puede corregir al Presidente, nadie más, y lo hace responsabilizando del error a sus incondicionales funcionarios, esto pasó por ejemplo en el tema petrolero. Correa rectificó en su sabatina, las declaraciones que él había hecho en días anteriores, acerca de que en estos momentos al Ecuador le estaría costando más producir un barril de petróleo que lo que ingresa por concepto de venta en el mercado internacional. Luego del escándalo que provocaron estas declaraciones en las redes sociales, la rectificación fue en el sentido de que se le informó mal, y que en realidad lo que ocurre es que si el barril de petróleo se vende en menos de 39 dólares, se pierde el “punto de equilibrio” que existe a nivel contable en las arcas del Estado. Los analistas que conocen del mercado petrolero han vuelto a hacer cuentas y descubrieron que, de acuerdo al tipo de contratos que rigen con las empresas privadas y los castigos e impuestos que se pagan en el proceso de producción y comercialización, en realidad, la primera versión del Presidente sí es cierta, es decir, sí cuesta más producir que lo que se obtiene por la venta de un barril de petróleo.

En el tema petrolero alarmó también en estos días, la información que circula en las redes sociales de un supuesto contrato que habría hecho el Estado para adquirir crudo, necesario para la ampliada refinería de Esmeraldas, puesto que el hidrocarburo ya no alcanzaría debido a que gran parte de él está comprometido a países como China y Tailandia, en los préstamos que además el gobierno se niega a reconocer como deuda externa.

Se oculta información en cuanto al endeudamiento externo del país, puesto que hay operaciones de las cuales no existe información oficial suficiente, que permita tener una idea precisa acerca del monto total de la deuda del Ecuador, que se dice supera los 37 mil millones de dólares. Se trata de imponer una versión oficial, manipulando la realidad a conveniencia política del régimen; de ese modo se entiende el cambio de la tipificación de la deuda pública, la figura simple y sencilla que ha usado el Presidente es: “Es como pasar de un bolsillo a otro del mismo Estado”, para dejar de lado en la contabilidad, los recursos que el Estado adeuda a instituciones como el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social, y ampliar así el margen de endeudamiento del gobierno, que está llegando al tope que la Constitución establece.

Oculta, silencia, impón tu verdad y reinarás, parece ser la concepción de las mentes lúcidas y corazones ardientes.


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