Una gran papa caliente salta de mano en mano: la Contraloría la lanza a la Fiscalía, llega al gobierno que se la pasa a los jueces del Tribunal de Garantías. Mientras tanto, Iván Espinel observa con una gran sonrisa cómo su viveza criolla está un paso más allá de cualquier ley.
Después de todo, él es un bacán: salió de la dirección del IESS con investigaciones por peculado encima, pero eso no lo detuvo para lanzarse a la presidencia y prometer una “ley bisturí” contra la corrupción: él, cual Ayatolá, sin sonrojarse ni despeinarse, propuso cortar las manos a los corruptos. No le fue difícil cambiarse de bando y luego de ser fiel al correísmo se acomodó como ministro de Estado de Moreno. Lo encarcelaron por presunto lavado de activos, anduvo con grillete y ahora sale campante con una dudosísima absolución. Hoy le presta su partido “Compromiso Social” a Correa para que mueva sus fichas en la próximas elecciones.
Chamorro, experto en retratos tan idílicos como imposibles, capturó la esencia de la relación de Espinel con la ley.
Después de todo, él es un bacán: salió de la dirección del IESS con investigaciones por peculado encima, pero eso no lo detuvo para lanzarse a la presidencia y prometer una “ley bisturí” contra la corrupción: él, cual Ayatolá, sin sonrojarse ni despeinarse, propuso cortar las manos a los corruptos. No le fue difícil cambiarse de bando y luego de ser fiel al correísmo se acomodó como ministro de Estado de Moreno. Lo encarcelaron por presunto lavado de activos, anduvo con grillete y ahora sale campante con una dudosísima absolución. Hoy le presta su partido “Compromiso Social” a Correa para que mueva sus fichas en la próximas elecciones.
Chamorro, experto en retratos tan idílicos como imposibles, capturó la esencia de la relación de Espinel con la ley.
Caricatura de Marcelo Chamorro
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