El gobierno sacó a flote un petit colonizador
Amautay Wasi es a la universidad ecuatoriana lo que el Estado plurinacional es al Estado-nación: una alternativa. En otras palabras, una visión diferente sobre la finalidad de los procesos educativos. Lo que está de por medio no es un asunto técnico ni administrativo, sino una forma distinta de relacionarse con la realidad, de entender el mundo y de cambiar la sociedad.
14 de febrero del 2019
POR: Juan Cuvi
Master en Desarrollo Local. Director de la Fundación Donum, Cuenca. Exdirigente de Alfaro Vive Carajo.
Cuando una dirigente indígena de la talla de Blanca Chancoso cuestiona el proce-dimiento para la designa-ción de la mencio-nada Comisión Gestora no está obje-tando a las personas, sino al meca-nismo".
Al gobierno le brotó el colonizador por el lado menos pensado: acaba de conformar una Comisión Gestora de la universidad Amautay Wasi con una mayoría de mestizos sin ninguna estructuración con el mundo indígena. El hecho de que cuenten con avales académicos y que hayan tenido alguna conexión con el movimiento indígena no significa que manejen los sentidos fundamentales que subyacen a la propuesta académica formulada por la CONAIE hace muchos años.
Amautay Wasi es a la universidad ecuatoriana lo que el Estado plurinacional es al Estado-nación: una alternativa. En otras palabras, una visión diferente sobre la finalidad de los procesos educativos. Lo que está de por medio no es un asunto técnico ni administrativo, sino una forma distinta de relacionarse con la realidad, de entender el mundo y de cambiar la sociedad.
Pongamos un ejemplo: la enseñanza de la medicina en una universidad convencional está determinada por una concepción biomédica de la salud que, entre otros aspectos, fragmenta al ser humano, singulariza el conocimiento, comercializa la atención, mecaniza el diagnóstico, etc. La enseñanza en salud –un concepto más abarcador que el de medicina– desde una cosmovisión andina implica asumirla desde la integralidad, la espiritualidad, la solidaridad comunitaria, la desindustrialización de los medicamentos, la socialización de los saberes y prácticas…
Relacionamientos similares podríamos aplicar en disciplinas como el derecho, la agricultura o la arquitectura. No se trata de definiciones funcionales ni burocráticas, sino filosóficas. Es decir, del desarrollo de herramientas teóricas con las cuales acercarnos, interpretar y procesar el mundo que nos rodea. Es la construcción de sabiduría desde parámetros diferentes.
Cuando una dirigente indígena de la talla de Blanca Chancoso cuestiona el procedimiento para la designación de la mencionada Comisión Gestora no está objetando a las personas, sino al mecanismo. El irrespeto del gobierno –en connivencia con algunos dirigentes de la CONAIE, hay que decirlo– a la autonomía del movimiento indígena, en algo tan esencial como la educación superior, nos retrotrae a la vieja práctica del colonialismo interno que aún no logramos superar. Tal parece que el petit colonizador que todos los mestizos llevamos adentro se activa de vez en cuando. Y logra sintonizarse con el petit colonizado que muchos actores subalternos también arrastran, a pesar de los siglos de lucha y resistencia.
Porque, al final, de eso se trata. Occidente continúa hegemonizando la formación académica desde paradigmas colonialistas, desde la superioridad de la razón instrumental, desde el utilitarismo científico y tecnológico. Todo lo que se salga del molde es visto con menosprecio, cuando no con suspicacia. Hasta el diálogo de saberes que se promociona desde ciertos espacios tiene a menudo un ligero tufo a superioridad.
Lo penoso es que el gobierno ecuatoriano reproduzca estas deformaciones ideológicas. Lo triste es que un grupo de intelectuales mestizos se preste para ello.
Y el conflicto es más complejo de lo que pensamos. Con su patético discurso en la universidad de Salamanca el presidente Moreno expuso el petit colonizado que también lleva adentro. Quiso presumir de un conocimiento que supuestamente lo congracia con los dominadores, en lugar de recuperar lo que aquí en el Ecuador abunda: una epistemología construida desde la alteridad.
Pero parece que esta epistemología también es desvalorizada por nuestras propias autoridades. El proceso de conformación de la Comisión Gestora lleva implícito un mensaje terrible para los indígenas ecuatorianos: todavía no están listos para pensar por sí mismos.
Amautay Wasi es a la universidad ecuatoriana lo que el Estado plurinacional es al Estado-nación: una alternativa. En otras palabras, una visión diferente sobre la finalidad de los procesos educativos. Lo que está de por medio no es un asunto técnico ni administrativo, sino una forma distinta de relacionarse con la realidad, de entender el mundo y de cambiar la sociedad.
Pongamos un ejemplo: la enseñanza de la medicina en una universidad convencional está determinada por una concepción biomédica de la salud que, entre otros aspectos, fragmenta al ser humano, singulariza el conocimiento, comercializa la atención, mecaniza el diagnóstico, etc. La enseñanza en salud –un concepto más abarcador que el de medicina– desde una cosmovisión andina implica asumirla desde la integralidad, la espiritualidad, la solidaridad comunitaria, la desindustrialización de los medicamentos, la socialización de los saberes y prácticas…
Relacionamientos similares podríamos aplicar en disciplinas como el derecho, la agricultura o la arquitectura. No se trata de definiciones funcionales ni burocráticas, sino filosóficas. Es decir, del desarrollo de herramientas teóricas con las cuales acercarnos, interpretar y procesar el mundo que nos rodea. Es la construcción de sabiduría desde parámetros diferentes.
Cuando una dirigente indígena de la talla de Blanca Chancoso cuestiona el procedimiento para la designación de la mencionada Comisión Gestora no está objetando a las personas, sino al mecanismo. El irrespeto del gobierno –en connivencia con algunos dirigentes de la CONAIE, hay que decirlo– a la autonomía del movimiento indígena, en algo tan esencial como la educación superior, nos retrotrae a la vieja práctica del colonialismo interno que aún no logramos superar. Tal parece que el petit colonizador que todos los mestizos llevamos adentro se activa de vez en cuando. Y logra sintonizarse con el petit colonizado que muchos actores subalternos también arrastran, a pesar de los siglos de lucha y resistencia.
Porque, al final, de eso se trata. Occidente continúa hegemonizando la formación académica desde paradigmas colonialistas, desde la superioridad de la razón instrumental, desde el utilitarismo científico y tecnológico. Todo lo que se salga del molde es visto con menosprecio, cuando no con suspicacia. Hasta el diálogo de saberes que se promociona desde ciertos espacios tiene a menudo un ligero tufo a superioridad.
Lo penoso es que el gobierno ecuatoriano reproduzca estas deformaciones ideológicas. Lo triste es que un grupo de intelectuales mestizos se preste para ello.
Y el conflicto es más complejo de lo que pensamos. Con su patético discurso en la universidad de Salamanca el presidente Moreno expuso el petit colonizado que también lleva adentro. Quiso presumir de un conocimiento que supuestamente lo congracia con los dominadores, en lugar de recuperar lo que aquí en el Ecuador abunda: una epistemología construida desde la alteridad.
Pero parece que esta epistemología también es desvalorizada por nuestras propias autoridades. El proceso de conformación de la Comisión Gestora lleva implícito un mensaje terrible para los indígenas ecuatorianos: todavía no están listos para pensar por sí mismos.
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