El ‘número tres’ del Vaticano, condenado por violar a un niño de 13 años
El cardenal George Pell, tesorero del Vaticano y consejero directo del papa Francisco, fue declarado culpable de abusar sexualmente de dos menores hace dos decenios, por lo que podría ser sentenciado a una pena de unos 10 años de cárcel.
El jurado de un tribunal de Melbourne emitió su veredicto el 11 de diciembre pasado, pero el juez Peter Kidd impidió que se hiciera público hasta hoy por razones legales, para evitar que influyera en otro proceso contra Pell por un acto de pederastia supuestamente cometido en la década de los setenta.
La Fiscalía retiró hoy los cargos de este segundo caso, por lo que el juez levantó las restricciones legales en el primer caso contra Pell, el más alto cargo de la jerarquía eclesiástica declarado culpable de agresión sexual a menores.
Pell, que tiene libertad condicional y fue acusado de un cargo de penetración a un menor y de otros cuatro de actos indecentes contra menores, deberá comparecer de nuevo el miércoles ante el Tribunal del estado de Victoria, donde “podría ser detenido” de cara a su sentencia, según informaron a Efe fuentes judiciales.
Dicha fuente del Tribunal se negó a comentar sobre la posible pena y sobre la fecha de su fallo, pero el prelado de 77 años y que era considerada la tercera persona más influyente del Vaticano, podría ser condenado la próxima semana a unos de diez años de cárcel.
“El cardenal Pell siempre ha mantenido su inocencia y lo continúa haciendo”, dijo en un comunicado su defensa, que ya apeló el veredicto de culpabilidad.
“Si bien el cardenal Pell se ha enfrentado a acusaciones de varios demandantes, los cargos, a excepción de aquellos que están vinculados a la apelación han sido retirados, desestimados o no han prosperado,” remarcaba el abogado Paul Galbally.
“¡Eres un monstruo!”, “¡Vete al infierno, anormal!” fueron algunas de las increpaciones contra Pell por miembros del público a la salida de la vista de hoy, tal y como mostraban imágenes divulgadas por la televisión australiana en las que se podía apreciar una fuerte custodia policial.
Las acusaciones de pederastia contra Pell salieron a la luz en 2015, cuando una de las víctimas denunció ante la Policía de Victoria que había sufrido abusos sexuales en dos ocasiones por parte del prelado, poco después de que éste fuera nombrado arzobispo de Melbourne en 1996.
El denunciante, que era miembro del coro de la iglesia, relató que un domingo, después de oficiar una misa a finales de diciembre de 1996, Pell le violó oralmente tras haber abusado de un amigo, con quien estudiaba en el prestigioso colegio St Kevin.
Pell también ordenó al demandante que se bajase los pantalones y después le acarició los genitales y se masturbó durante unos minutos, lo que dejó traumatizado al niño de trece años durante años.
La otra víctima, que nunca denunció los hechos, murió de una sobredosis de heroína en 2014.
“Como muchos supervivientes, he experimentado la vergüenza, la soledad, la depresión y he luchado para sobrevivir. Como muchos supervivientes, he tardado muchos años en comprender el impacto que aquello tuvo en mi vida”, indicó la víctima en un comunicado en el que pidió que se respetase su anonimato.
Por otro lado, la Conferencia Australiana de Obispos Católicos expresó en un comunicado su conmoción por el veredicto contra Pell, quien declaró en tres ocasiones como testigo ante la comisión real que, entre 2013 y 2017, investigó la respuesta de las instituciones públicas y religiosas de Australia a los abusos sexuales de menores.
“Los obispos estamos de acuerdo con que todos deben ser iguales ante la ley y respetamos el sistema legal australiano. El mismo sistema legal que emitió el veredicto considerará la apelación de la defensa del cardenal. Nuestra esperanza es que se haga justicia”, añadía el texto.
La divulgación de la sentencia contra Pell se produjo después de la cumbre vaticana para abordar la pederastia en la Iglesia, en la que el papa Francisco ofreció el pasado domingo ocho pautas para erradicar la “monstruosidad” de los abusos de menores, pero cuya falta de medidas concretas decepcionó a las víctimas.
En Australia, el caso de Pell sigue a la condena a un año de arresto domiciliario al exarzobispo de Adelaida, Phillip Wilson, en julio del año pasado por encubrir los abusos de un sacerdote en la localidad de Newcastle, en Nueva Gales del Sur, aunque finalmente fue absuelto en un recurso de apelación seis meses después.
Rocio Otoya, EFE
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