Nuestra total solidaridad con Jaime Cedillo, un periodista que está cumpliendo con su deber ético de amplificar la noticia, la información. Reprimir, tratar de tapar la voz, intentar silenciar un pensamiento, es una actitud canallesca de cobardía.
No puede el poder a través del monopolio de la fuerza, intentar amedrentar una voz disidente, que debería ser valorada y considerada para que se genere el debate.
Cuando hay una noticia que no satisface, lo que se podría hacer, llana y sencillamente, pedir una réplica y con eso estaría solucionado. Intentar silenciar el pensamiento, una voz, no tiene ningún justificativo, por eso, estamos convencidos de que la verdad siempre triunfa.
Las mentiras necesitan de complicidades y cobardías y al final del túnel, la verdad brillará.
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