domingo, 31 de enero de 2016

Nebot se subió a la tarima



Publicado en enero 30, 2016 en La Info por José Hernández
Todo estaba hecho para que pareciera una visita casual: la posesión en el auditorio de las Cámaras en Quito de la directiva provincial del Partido Social Cristiano. Pero eso mismo ya es un evento, pues marca el retorno de Jaime Nebot a un acto proselitista en la capital tras muchos años de ausencia.
Nebot se encargó de hacerlo notar. Habló de un regreso a la ciudad donde estudió parte de la primaria y la secundaria y vivió como diputado. Una época muy dura en lo personal. Pero eso no lo dijo. El líder socialcristiano tampoco usó su condición de alcalde de Guayaquil. Habló como líder de su partido, lo hizo para todos en el país sin importar región o sector social (lo dijo) y trazó lo que serán los ejes de esta campaña que todavía no osa decir su nombre.
Nebot vuelve a la tarima de la mano del tema que más penetración le dio en el pasado: la seguridad. Se limitó a decir que él sí sabe cómo hacerlo, respetando la ley y los derechos humanos. La referencia a la mano dura con la delincuencia hace parte, esta vez, de un discurso político en el cual Nebot mete mucho de sí: es pragmático, es exitoso (el modelo de Guayaquil lo ronda), es serio (dijo que construir las hidroeléctricas es una buena idea del gobierno)… El mercadeo que subyace es: “Nebot sabe qué hacer y cómo hacerlo”.
Mano dura pero con particular énfasis en la institucionalidad. Sin ella –dijo– no hay democracia, no hay libertad. Este casi lema le sirve para definir lo que es –por contraste con el correísmo– su manera de entender la democracia: no solo aquel que gana elecciones sino aquel que se comporta como tal. Una promesa destinada sobretodo a sus detractores y sobre la cual se basa para perfilar al gobierno de Rafael Correa.
Este gobierno no es democrático: con algo más del 50% de votos, controla todos los poderes, los asambleístas sustituyeron al pueblo al modificar la Constitución disfrazando esas reformas de enmiendas.
Este gobierno violenta las libertades: libertad no es amordazar la expresión pública, perseguir periodistas, tener medios de bolsillo, estudiar lo que el Estado decida… conclusión: no hay progreso sin democracia y libertad.
Este gobierno ha fracasado: Nebot volvió a usar la fórmula que le dio éxito en la manifestación multitudinaria en junio pasado en Guayaquil. Preguntó al auditorio si hay liquidez, si hay crédito, si hay confianza en Ecuador, si hay seguridad jurídica, si hay inversión, producción, crecimiento, bienes, trabajo… Conclusión: este modelo ha fracasado. Ya basta.
Si alguna duda queda de que Nebot regresó a la tarima, hay que verlo dirigiéndose a los jóvenes (que ya no tendrán trabajo), a los jubilados, a los trabajadores, a los gobiernos autónomos descentralizados que no pueden ser caja chica del gobierno… a los insulares, a los serranos, a los amazónicos…
Pero sobre todo hay que verlo jalando la alfombra bajo los pies de alguien. ¿De Guillermo Lasso? Este ejercicio, que parece intrascendente por ser tan etéreo, lo construye en forma singular. Primera premisa: lo que hay que hacer en el país está claro. Segunda premisa: el panorama (político de la oposición) no. ¿Por qué no lo está? Por la envidia, la soberbia, la sobreestimación de las capacidades de uno y de los defectos de los otros. ¿De quién habla Nebot? No lo dice. Pero da nuevas pistas: todavía hay gente –dice él– que no entienden que el candidato no es el problema.
¿De quién habla y qué persigue? No lo dice. Pero prosigue: es hora de la patria. No de vanidosos. Ni de seres únicos y predestinados. Todavía hay gente que no entiende que el candidato no es el problema… Los ciudadanos primero. “Solamente unidos, podemos salir adelante”… ¿Y unidos alrededor de quién o de quiénes? Cualquier malpensante –y de eso está lleno el escenario político– podría ver en esta parte del discurso de Nebot una invitación para que alguien se baje de la tarima. Los franceses traducen este ejercicio en una fórmula: quítate tú para ponerme yo.
El hecho cierto es que hoy (30) Nebot se trepó en la tarima y encontró, gracias a la estructura socialcristiana, un pasaporte para salir de Guayaquil… a hacer campaña.
(Foto: El Universo)

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