miércoles, 20 de enero de 2016

La tormenta económica “perfecta” se vuelve más “perfecta” todavía Por Emilio Palacio

1. La tormenta económica “perfecta” se vuelve más “perfecta” todavía
Palacio copiaSi la economía ecuatoriana terminó mal el 2015, comenzó peor el 2016. El lunes, en China (el principal banquero del correísmo), la bolsa de valores debió suspender sus operaciones antes de la hora del cierre para evitar una catástrofe. El jueves se repitió la debacle. La clave radica en que los capitales internacionales abandonan China a gran velocidad, al punto que las reservas en divisas extranjeras cayeron en diciembre a su nivel más bajo en tres años.
El jueves, la OPEP informó que el precio del petróleo (nuestro principal producto de exportación) alcanzó su peor cotización desde el 2003. Los expertos lo atribuyen, en parte, a las tensiones entre Arabia Saudita e Irán, que alejan un acuerdo para sostener los precios, como propone el gobierno ecuatoriano.
El mismo jueves, el Banco Mundial anunció que la economía ecuatoriana caerá 2% en los próximos doce meses; y un poco antes, el sábado y domingo anteriores, fuertes lluvias causaron estragos en Galápagos, Guayaquil y Durán, anunciando el inicio del Fenómeno de El Niño.
El viernes, el riesgo país trepó a 1.449 puntos, un salto mortal de 14,5% con respecto al último día del año anterior.
Resta todavía por ver de qué otra manera nos afectarán la crisis en China y el fenómeno de El Niño. El jueves, Iván Ontaneda, presidente de la Asociación Ecuatoriana de Exportadores de Cacao, dijo que “en una semana, la caída del precio de la tonelada de cacao suma ya $ 400, y hasta el mediodía de ayer se ofertaba a $ 2.967″.
En cualquier caso, lo que ya está claro es que la tormenta “perfecta” dista mucho todavía de haber mostrado su peor faceta.
2. El gobierno, paralizado ante la crisis
El presidente recibió las terribles noticias económicas de comienzos de año con los brazos cruzados, hablando mucho como es usual, pero sin iniciativas ni propuestas prácticas. El jueves convocó a una reunión para evaluar la situación económica, pero hasta donde se sabe, no se adoptó allí ninguna resolución (a más de revisar un proyecto de ley para intervenir los seguros de salud, donde –según Correa- “se cometen abusos espantosos”).
Ayer sábado, el primer mandatario anunció, contento, que “lo más duro está siendo superado”.
La realidad muestra otra cosa. El lunes el ministro de Educación ofreció disculpas a los maestros por no haberles pagado el sueldo de diciembre. El viernes, el presidente del IESS ofreció una auditoria de los fondos de reserva, al cabo de una semana de quejas en las redes sociales de que esos dineros están bloqueados y en algunos casos los montos han disminuido sin explicación. 
Se ha generalizado, mientras tanto, la alternativa de que el estado le pague a abastecedores, contratistas y gobiernos seccionales con títulos del Banco Central. Son papeles que supuestamente se pueden vender en el mercado de valores, pero como no hay un reglamento que regule esas operaciones, en la práctica sólo sirven para cancelar impuestos y aranceles. El miércoles, el gobierno emitió US$ 200 m en papeles precisamente para pagar a los gobiernos seccionales.
Al gobierno parece habérsele agotado incluso el recurso de meterle mano a las reservas internacionales, que el 31 de diciembre cayeron a $ 2.496 m. Por primera vez desde que el país se dolarizó, la reserva internacional no cubre el cien por ciento de las reservas bancarias, hizo notar Cordes en su “Carta Semanal”.
Los depósitos bancarios también siguen cayendo (12% en un año, al terminar el 2015). Algunos creen que los retiros no son mayores sólo por el miedo de algunas grandes empresas a las posibles represalias del SRI.
Se especulaba que Correa aprovecharía las fiestas de fin de año para introducir alguna medida desesperada, como el timbre cambiario propuesto por Alberto Dahik, pero eso no ocurrió. Quizás haya sido para bien, porque el economista Eduardo Valencia estima que el timbre cambiario no resolverá los problemas de fondo, pero en cambio, al encarecer los costos de las empresas (sobre todo los insumos importados), podría ser el detonante para un estallido económico definitivo.
Quedamos así en manos de la divina providencia. Ayer sábado Correa lo explicó de este modo: “Dios mediante, si llegan todos los financiamientos que hemos programado, este mes de enero nos pondremos al día en gran parte del retraso que tenemos con el pago de algunos proveedores, a los que ofrecemos disculpas por la demora”.
3. Tampoco se ve una estrategia política clara
Esta semana, el presidente convocó dos reuniones para revisar su estrategia política. El martes se reunió con la directiva de Alianza PAÍS y el viernes con sus asambleístas.
Quizás la resolución más importante del martes fue posponer la designación del nuevo candidato presidencial de Alianza País indefinidamente, convocando en su lugar “un cronograma de convenciones” (¿cuántas?, ¿en qué fechas?), pero no para elegir al candidato sino apenas para decidir si más adelante se convoca a primarias, con lo cual los militantes del correísmo quedaron en la más completa incertidumbre.
El miércoles, Rafael Correa dijo a la prensa que la oposición intentaba “copiar” la estrategia de la oposición en Venezuela de captar el poder legislativo, para desde allí “presionar” al gobierno. Hay indicios, sin embargo, de que esa podría ser más bien la estrategia del mismo Correa. El viernes, el punto central de la reunión con sus asambleístas fueron las nuevas reformas constitucionales. Pero luego se informó que todavía no está lista ninguna y que el paquete de nuevas enmiendas nacerá recién “de un proceso de socialización ciudadana” que se llevará a cabo entre el 15 de enero y el 15 de abril.
El periodista Carlos Jijón interpretó, correctamente (por Twitter), que las nuevas enmiendas, de ser así, no serán sino “el sustento de una campaña electoral de un partido que no tiene candidato” presidencial, y que por eso mismo estaría privilegiando (agregamos nosotros), no la lucha por el poder central sino por un bloque legislativo más o menos respetable.
4. ¿Cuál es la verdadera estrategia del Partido Social Cristiano?
En algunos sectores de la oposición tampoco parece haber mayor claridad política. El Partido Social Cristiano es el caso más llamativo. La unidad con Mauricio Rodas culminó en un fracaso rotundo, en la medida que el alcalde de Quito se acercó al gobierno y le dio la espalda al descontento popular. Entonces los dirigentes socialcristianos iniciaron una campaña, que todavía continúa, para “convencer” a su principal dirigente, Jaime Nebot, de que se postule para la presidencia de la República, a pesar de que el alcalde de Guayaquil ha repetido en múltiples ocasiones (la última, este miércoles) de que ni siquiera consideraría esa posibilidad.
¿Podría ocurrir que un partido centralizado como el socialcristianismo despliegue toda una campaña pública sin el consentimiento de su principal dirigente? Quizás. Nebot es un hombre que evoluciona, y quizás abandonó ya su tradicional estilo de dirigir el partido desde sus oficinas. Pero algunos creen que en el fondo todo se reduce a una estrategia mediática para que, en algún momento, Nebot aparezca “cediendo” a los insistentes llamados de sus militantes.
La campaña, sin embargo, ha quedado restringida al mismo PSC. Las únicas voces que por ahora le piden al alcalde de Guayaquil que reconsidere su postura han sido de su propio partido: Fernando Torres, Cynthia Viteri o María Cristina Kronfle. Por eso, se especula también con otra posibilidad: que el llamado para “convencer” a Nebot sea (como dijo Carlos Jijón, refiriéndose a Alianza País) “el sustento de una campaña electoral de un partido que no tiene candidato presidencial”. Si ese fuese el caso, el Partido Social Cristiano acabaría apoyando a otro candidato (quizás Guillermo Laso, para no aparecer como “divisionistas”), pero apostaría en realidad a obtener un fuerte bloque propio en la Asamblea Nacional, repitiendo así su estrategia electoral del 2013.
¿Cuál de los dos escenarios es el más probable? Imposible saberlo. Quizás ni el propio Nebot lo sabe aún y espera un momento más oportuno para decidir.
5. Los desafíos de la oposición en Venezuela y Argentina
El martes se instaló la nueva Asamblea Nacional en Venezuela. Los diputados chavistas hicieron de todo para provocar desorden, y casi al final abandonaron la sesión, acusando a sus rivales de violar los reglamentos. Los diputados de oposición actuaron con tino para sortear todas esas provocaciones y alcanzaron su objetivo de designar a las nuevas autoridades del poder legislativo.
Al día siguiente, la mayoría parlamentaria posesionó a tres diputados opositores que habían sido despojados de su investidura por el Tribunal Supremo de Justicia, con lo cual recuperó la mayoría “calificada” de dos tercios en la Asamblea. Luego se conformó una comisión para que estudie la reciente designación de varios jueces chavistas. Pero ambas resoluciones fueron rechazada por el oficialismo y calificadas de ilegales, de tal modo que debemos esperar que la pugna se profundice en los próximos días.
El viernes, en Argentina, la policía reprimió una manifestación de ex empleados del Municipio de La Plata que cerraron las calles al tráfico y lanzaron piedras después de que el intendente (cercano al presidente Mauricio Macri) los despidió, acusándolos de “ñoquis” (o “pipones”, como se los llamaría en Ecuador). El kirchnerismo y la izquierda radical aseguraron que hubo excesos.
Un poco antes, la semana pasada, Macri había modificado algunos aspectos de la ley de Medios, aprobada por el régimen anterior, mediante un decreto. Si bien el mecanismo (modificar una ley mediante un decreto presidencial) está contemplado en la constitución, los gobiernos democráticos lo habían utilizado hasta ahora con mucha reserva. Por eso, Edison Lanza, Relator Especial de la CIDH para la Libertad de Expresión, advirtió, preocupado, que se trataba de una medida “no ortodoxa” que sobrepasa los procesos estipulados en la ley.
Todos estos acontecimientos corroboran que la pelea contra las dictaduras no termina después de ganar unas elecciones. Cada nuevo avance plantea problemas nuevos que no son sencillos de resolver. La oposición democrática ecuatoriana debe prepararse para no caer en provocaciones ni cometer excesos, pero tampoco paralizarse y dejar de introducir los cambios que harán falta para el retorno a la democracia. Difícil combinación, que requerirá de mucho pulso y prudencia.

Tormenta perfecta

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