domingo, 17 de enero de 2016

ESCUELAS DEL MILENIO Y EDUCACIÓN INDÍGENA



Diego C. Delgado Jara.

1. En la revista Vistazo, Nro. 1153, del 3 de setiembre del 2015, páginas 30 y 31, en artículo de Tatiana Santos titulado “El reto de las escuelas chinas”, da cuenta que “las Unidades Educativas del Milenio hechas de hormigón cuestan 6,3 millones de dólares y se construyen en un año.” Estas son las edificadas y tan publicitadas por el gobierno nacional.

2. El ministro de Educación, Augusto Espinosa, docente de la FLACSO y de la Universidad San Francisco, señala, no obstante, que existe una “alternativa económica”, en la que “cada una de ellas costará 984.540 dólares más IVA y puede ser levantada en tres meses”, para lo que ha contratado con la empresa “China Railway Nro. 9 Engineering Group” la firma “de un contrato por 220 millones de dólares para levantar 200 escuelas prefabricadas ´Tipo Milenio´, que deberán entregarse hasta mayo de 2017, a un ritmo promedio de una escuela cada tres días.”

3. Se agrega que “para financiar las escuelas prefabricadas el Ministerio de Educación obtuvo un crédito del Banco de China por 187 millones de dólares (y hay otro crédito con la misma entidad (por) 212 millones para 40 Unidades del Milenio tradicionales de hormigón).” Salta a la vista que los costos de las Escuelas del Milenio no son similares sino que tienen una diferencia de cinco millones de dólares. ¿Quién fiscaliza o explica estos aspectos e inquietudes? ¿Qué hace la Contraloría y la Asamblea Nacional frente a gastos discutibles? Ese mismo artículo informa que según la evaluación o Tercer Estudio Regional Comparativo, aplicado a 15 países, de la UNESCO, “ubica al Ecuador por debajo de la media regional en lectura y escritura de séptimo grado”, así como que Ecuador “es el país de Latinoamérica donde la violencia en el entorno de la escuela afecta  más los resultados del aprendizaje.”

4. El gobierno argumenta que los niños y jóvenes de las comunidades indígenas deben ir a las Escuelas del Milenio, pero las comunidades quichuas y de otras nacionalidades argumentan que su cultura (cosmovisión, idioma, historia, creaciones materiales e inmateriales como su música, arte, comida, vestido e indumentaria, arquitectura, agricultura, entre otros aspectos) está ausente de las Escuelas del Milenio y que para los miembros de las comunidades es muy importante que su formación y educación sean preservadas y desarrolladas con su cosmovisión, valores, psicología, y acusan al régimen de pretender destruir sus raíces y características culturales específicas, la identidad, historia, idioma, cosmovisión y rasgos diferenciadores de las comunidades. No admiten el menor riesgo de pérdida de la esencia cultural de sus miembros, menos en su temprana edad.

5. Las nacionalidades indígenas expresan su resistencia porque alegan que los 2.305 planteles del sistema educativo intercultural bilingüe del Ecuador (2.150 centros de nivel primario, 142 de secundaria y 13 institutos superiores) son víctimas de la imposición uniformadora gubernamental, y evidentemente globalizadora de un plan preconcebido para homogenizar la formación cultural de sus niños y jóvenes como parte de la destrucción planificada de la identidad cultural y étnico-social de pueblos y nacionalidades, aspecto que ha sido denunciado y condenado, como parte de una globalización o colonización deshumanizante, por el papa Francisco, tanto en Argentina, Paraguay, y en otros países de América Latina, África, Asia y Oceanía. Los dueños del mundo y de su nuevo orden dictatorial buscan destruir los rasgos nacionales y de las nacionalidades en el planeta entero. Es una forma de destruir el espíritu de solidaridad con la comunidad nacional de la que provienen y con la que se identifican. 

6. Los indígenas han rechazado que Rafael Correa utilice la frase “escuelas de la miseria” para referirse a los centros indígenas, porque muchas carecen de agua y hasta de tiza para el pizarrón. Pero esta situación de penuria no es de su culpa y responsabilidad sino de los gobiernos segregacionistas de turno. ¡Quiénes deberían rendir cuentas son los más exigentes acusadores! Aluden los indígenas que la solución no está en eliminar las escuelas y su rico legado multicultural y bilingüe, sino en mejorarlas y dotarlas de servicios básicos y elementales. Argumentan además –según Silvia Arana-  que “los chicos tienen que viajar varias horas, y eso hace imposible su asistencia (…) muchos de los nuevos maestros no hablan kichwa y desconocen su cosmovisión andina.” Para decirlo de otro modo, alegan que “están sacando a los peces del agua”, o colocando a los mirlos de maestros de los colibríes. ¿Qué dirían las familias hispanohablantes si a sus hijos llevaran a educar –de modo forzoso- en escuelas brasileñas donde prima el idioma y cultura portuguesa?

7. La CONAIE en una importante Declaración expresa: “Exigimos el respeto pleno por parte del Estado al ejercicio de los derechos colectivos en distintos ámbitos como la educación, la salud, la gestión del agua y de nuestros territorios como una manera concreta y legítima de construir la plurinacionalidad, de acuerdo a lo que manda la Constitución y el Convenio 169 de la OIT. Por lo tanto, exigimos el restablecimiento del Sistema de Educación Intercultural Bilingüe y la reapertura de la Universidad Amawtay Wasi. Exigimos el fortalecimiento de los modelos de educación comunitaria, nos oponemos rotundamente al cierre de las escuelas comunitarias … defendemos un modelo pedagógico y de generación de conocimientos y saberes acorde con la realidad cultural y local.”

8. La restitución de la autonomía indígena en la educación, la exigencia del respeto a sus tierras, su flora y fauna, al agua, al no desalojo de comunidades para favorecer los intereses de las multinacionales de la minería, son sus justas exigencias. Estas son razones irrenunciables y comprensibles por las que el movimiento indígena y campesino colmado de coraje –pulido en siglos de opresión y rebeldía resucitadora indomable- está en calles, plazas, carreteras, cerros y valles, de todos los confines del país, haciendo retumbar su descontento y clamor de Justicia desde las cumbres andinas hasta las sabanas de la Amazonía y las orillas del mar. No admiten que se destruya o desnaturalice su cultura vernácula, su cosmovisión solidaria, sus raíces irrenunciables y su savia vivificadora.


Quito, diciembre del 2015.

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