
Rafael Correa violó las reglas de Facebook y le suspendieron la cuenta. Tan pagado es de sí que seguramente cree que Facebook, que tiene dos mil millones de amigos, vive pendiente de lo que hace. Por eso produce ternura leer lo que piensa: no perdió la cuenta por violar cánones expresos sino porque Facebook hace parte del complot que hay para perseguirlo. Ricardo Patiño está hecho del mismo material: finge no saber lo que es delito y, ante la posibilidad de la que la Justicia lo llame a rendir cuentas, dijo en CNN que lo más seguro es que se declare ausente y se ponga a buen recaudo. Assange, bueno Assange, vive tan inmerso en sí mismo, en su mito, tan metido en el traje de héroe contemporáneo, que él supera a sus amigos que pusieron todo el Estado ecuatoriano a su servicio: él cree poder hacer lo que se le antoje sin tener que rendir cuentas a nadie: robar documentos, explotarlos a favor de una potencia extranjera, hacer parte de ataques cibernéticos, violar la prisión domiciliaria o violentar mujeres sin tener que presentarse ante corte alguna…
Chamorro, experto en trastornos propios del narciso, juntó a estos tres representantes y volvió con este diagnóstico.
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Caricatura Marcelo Chamorro
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