La cantaleta está súper rodada, todos la conocen y es, por supuesto, la primera explicación que dan cuando la Justicia los requiere: soy un perseguido político. La dijo el caudillo autoritario. La dijo el inquisidor Carlos Ochoa. La dijo Fernando Alvarado, Sofía Espín,Pedro Delgado… Y ahora Ricardo Patiño. Ellos no conciben que tengan que dar cuentas a la justicia por el manejo non sancto del dinero público, sus políticas represivas o sus conatos de desestabilización. Nunca pensaron que la tortilla se daría la vuelta. Se acostumbraron a no distinguir entre lo que es correcto y lo que es delito. Patiño no solo repite la coartada. Truca su propia actuación y presenta solo el lado amable de su declaración en Latacunga.
Chamorro, experto en saltos al vacío, pescó a Patiño entrenando para su nueva actividad de perseguido político. Esta nueva modalidad de puentinges conocida sobre todo en sectores políticos. Solo ellos tienen la materia prima necesaria para una práctica segura.
Caricatura: Marcelo Chamorro.
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