Pocos en el gobierno quisieran estar en los zapatos de Lenín Moreno estos días: en la Asamblea se procesa el juicio político contra María Fernanda Espinosa. Los tres motivos que los asambleístas de CREO y del socialcristianismo, en particular, tienen en su carpeta dicen que la ex Canciller debe ser censurada: la naturalización de Assange, no haber defendido a los ecuatorianos en Venezuela y no haberse ocupado del caso de las tres personas de El Comercio asesinados por Walter Arízala, alias Guacho, en la frontera. María Fernanda Espinosa forjó documentos, los adulteró y con ellos naturalizó a Assange. No podía nombrarlo diplomático y lo hizo. No debía tratar de engañar a los ingleses y lo intentó, atentando contra las relaciones diplomáticas y comerciales con Inglaterra y otros países que pudieron sopesaron la ligereza con que condujo las relaciones exteriores de Ecuador.
Motivos para censurarla sobran. Pero todo depende de si el Presidente logra que el grupo parlamentario que dice apoyarlo superan las presiones evidentes que está haciendo Espinosa y su esposo, Eduardo Mangas. Nicaragüense de origen, él cree que Ecuador es una parroquia en la cual puede seguir mintiendo y engañando a los que le prestan oido: acaba de escribir en su cuenta de twitter que su esposa es una de las mujeres más importantes del mundo. Lo dice tan seriamente que el único feliz es Chamorro que sin pedir tiene material en abundancia para su trabajo.
Por ahora Chamorro, siempre presente en los escenarios noticiosos, encontró a Lenín Moreno al lado del inefable Gustavo Baroja; el hombre que cambia de camiseta, colabora con correístas y morenistas, dice verdades cuando no hay cámaras (como cuando habló de las alianzas non sanctas hechas para que Moreno gane en las elecciones) y cuando está frente a ellas hasta llora porque deja su cargo… Baroja, no hay cómo dudarlo, es un artista en las artes en las que se especializó Maquiavelo.
Por ahora Chamorro, siempre presente en los escenarios noticiosos, encontró a Lenín Moreno al lado del inefable Gustavo Baroja; el hombre que cambia de camiseta, colabora con correístas y morenistas, dice verdades cuando no hay cámaras (como cuando habló de las alianzas non sanctas hechas para que Moreno gane en las elecciones) y cuando está frente a ellas hasta llora porque deja su cargo… Baroja, no hay cómo dudarlo, es un artista en las artes en las que se especializó Maquiavelo.
La Comisión de Fiscalización de la Asamblea conocerá en la tarde de hoy, 23 de abril, el pedido de juicio político contra María Fernanda Espinosa. Pero el juego no está ahí: está en Carondelet.
Caricatura: Marcelo Chamorro.
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