sábado, 24 de abril de 2021

 OPINIÓN


POR: Jaime Cedillo Feijóo

Director de la Revista El Observador

El triunfo del correista Andrés Arauz en la primera vuelta electoral, con el 32,72 por ciento, puso a temblar a buena parte del pueblo ecuatoriano, que soñaba con el cambio, con el fin de un modelo corrupto que gobernó más de una década con autoritarismo, prepotencia, persecución por pensar diferente, asesinatos sin resolver, juicios y cárcel. Mientras que el exbanquero Guillermo Lasso Mendoza (de ultraderecha) que aspiraba por tercera vez llegar a Carondelet, apenas alcanzaba, con las justas, pasar al balotaje con el 19,74 por ciento, luego de una reñida lucha, voto a voto, con el aspirante indigena Yaku Pérez, que finalmente terminó arrojando la toalla, agotados todos los recursos ante el C.N.E. y el Tribunal Contencioso Electoral, que no dio paso a sus exigencias de reconteo de miles de actas. Pérez no aceptó los resultados y llamó a sus seguidores a votar nulo en la segunda vuelta, como una forma de protesta y rechazo al proceso electoral que calificó como fraudulento.


El día esperado llegó, 11 de abril. Los ecuatorianos aptos para sufragar cumplimos, una vez más, con la democracia, con el llamado de la Patria, para cambiar de mandatarios, soñando con mejores días para todos. Y ahora, ¿qué va a pasar si gana el correísmo?, comentaban con temor, la incertidumbre se apoderaba de la gente, el miedo se olía en el ambiente, ni las aguitas de viejas podían calmar las angustias. Ojalá no ganen...

En el otro lado, los correistas recorrían el país con sus falsas promesas, que los mil dólares para un millón de ingenuos en la primera semana del gobierno. que la dolarización sí pero no, que los fondos del Banco Central serán dilapidados por necesidad, que el inmenso canchón llamado Refinería, donde dicen que sirvió para que aterricen las narcoaviontenas, va porque va, que ahora sí será una realidad. Que ya se viene nuevamente el derroche, que vuelve el fandango, que las tarimas se reactivan para continuar con el circo, que volverán los títulos falsetas, que las narcovalijas diplomáticas harán nuevos viajes, que los prófugos de la justicia saldrán de las madrigueras, que los sentenciados por los delitos públicos serán amnistiados, indultados, homenajeados, condecorados, reconocidos como héroes nacionales. Que el jefe de banda será el principal asesor. Que quién más, que es el único, el más bacán, el de los mil honoris causa (causa de la desgracia)

El Andrés no mientas otra vez, pronunciado varias veces en el debate por Lasso fue contundente, también el TikTok le funcionó, cambió radicalmente el panorama electoral, las encuestas mostraban el ascenso del exbanquero. Nadie lo podía creer, ni los mismos aliados, pero la estrategia resultó. El nuevo estilo de Lasso gustó a buena parte de la población. Sus promesas de un país para todos, sin odios ni venganzas, pegó y gustó, el compromiso de recuperar lo que se robaron, la creación de una comisión anticorrupción con ayuda internacional, la eliminación del SENECYT y que los jóvenes escojan la carrera que deseen. Contra todos los pronósticos, remontó ese 19,74 por ciento de la primera vuelta, para llegar primero en la segunda con el 52,46 por ciento. Sacó una ventaja de 426.114 votos, Arauz obtuvo el 47,54 por ciento. Lasso ganó en 17 provincias de las 24 que tiene el Ecuador. El pueblo, el histórico 11 de abril, se acostó y despertó respirando libertad.

En fin, del dicho al hecho hay mucho trecho. El tiempo lo dirá, si acertamos o nos volvimos a equivocar, esperemos que no. 

El Observador, les entrega la edición 122 en homenaje a Cuenca en sus 464 de Fundación. Estamos de aniversario, hemos alcanzado los 23 años de vida periodística, con esfuerzo, dedicación y mucha pasión, desde siempre y hasta siempre. Mil gracias a ustedes observadores, por el apoyo.

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