sábado, 24 de abril de 2021

 

POR: Gabriela Astudillo Patiño

Publicado en la Revista El Observador (edición 121, febrero de 2021) 

 


Jaipur ciudad rosa
“La vida es un desafío: afróntalo; y también es amor: compártelo;  la vida es un sueño: hazlo realidad…”
Proverbio Hindú



Esta es la tercera y última entrega de una experiencia maravillosa -el viaje a la India- una cultura e historia milenaria; mezcla de lo antiguo y moderno con todos los contrastes que aquello implica; corroborando lo que decía un amigo al entregarnos la visa: “Será un viaje espiritual” así fue, pese al movimiento industrial y comercial, hay una expresión de todo ese misticismo, religión y espiritualidad encarnada en su gente, sus costumbres, filosofía de vida, entre templos,  monarcas, palacios y construcciones monumentales.

Tres ciudades exóticas y lejanas se fueron construyendo en el llamado “Triángulo Dorado”: primero Delhi y Agra, después Jaipur, que justamente es la culminación de un sueño del visionario rajá Jai Singh II. “…Aun como un príncipe de 11 años, tenía el aliento de enfrentarse con el emperador mogol Aurangzeb, cuando éste le llamó acudir a la corte de Delhi. El rey autoritario le tomó los brazos y le preguntó: “Dime ¿para qué sirven tus brazos ahora?” Totalmente impávido, el joven Jai Singh contestó: Cuando un novio toma las manos de su novia en las suyas durante la ceremonia de boda, aquél jura a cuidarla durante toda la vida. De la misma manera, con los brazos largos de su Majestad para protegerme, para qué necesito otros brazos…”

Sawai Jai Singh II era el último de los reyes de la dinastía Kachchawa que reinó sobre Amber desde el siglo XII, consejero de gran influencia durante el reino de Aurangzeb, cuya muerte significó también el comienzo de la decadencia del impero mogol, entonces Jai Singh empezó a construir una nueva ciudad para sí mismo, que le daría fama y además tendría su nombre. El 25 de noviembre de 1727, se echó la primera piedra de esta ciudad planificada debajo de las fortificaciones de Nahargarh hacia el sur de Amber, a cargo de un ingeniero bengalí de renombre, planificada meticulosamente según un sistema de parrilla basado en el “Sastra Shilpa”, un tratado hindú sobre la arquitectura. Durante seis años, “…un área de 50.000 km2 de escabrosos barrancos y bosques, dunas de arena y aldeas soporíferas se transformaron en una espectacular ciudad fortificada… con una posición privilegiada en la historia del Rajasthán…”

Jaipur, capital del estado Rajasthán, consistía en siete bloques de edificios con avenidas rodeadas por árboles y murallas, repartidas simétricamente; astutamente Jai Singh pensó también desde el punto de vista comercial, por lo que invitó a varios artesanos, artistas y comerciantes a vivir en la nueva urbe, rica en artesanía y comercio. Otra tradición importante es que la gente que vivía en la ciudad amurallada debía pintar sus casas de color rosa, en base a una ley promulgada cuando el Príncipe de Gales la visitó. 

El núcleo de la urbe es el Palacio de la ciudad, que abarca casi la séptima parte, construido con un estilo de arquitectura rajput y mogol, con celosías delicadamente talladas, donde sobresale un museo de textiles en el que se expone una gama de prendas de la realeza, así como los elefantes tallados en una sola pieza de mármol, ubicados en la entrada, importantes porque fueron regalados en el nacimiento de un infante de la familia real después de casi un siglo. Existen también dos urnas de plata, cada una de más de 2.000 kilos, con una capacidad de 100 galones, que servían para llevar el agua sagrada del Ganges. Al otro lado del complejo existe un museo con antiguos manuscritos, retratos y pinturas miniaturas del estilo rajput. Y un templo que guarda el ídolo del Señor Krishna, deidad de la familia real de Jaipur.

Sobresale también el Hawa Mahal o Palacio de los Vientos con una estructura de cinco pisos, de piedra arenisca de color rosa con incrustaciones de yeso fino enrejado y balcones elaborados, cuenta con 953 nichos y ventanas. Por otra parte, la pasión de Sawai Jai Singh II por la astronomía condujo a la construcción de un gigante observatorio al aire libre, conocido como Jantar Mantar. Consultó a muchos profesionales para este proyecto ambicioso, a fin de hacer importantes observaciones de la posición de las estrellas, planetas y medida del tiempo. Para lograr la precisión, se hicieron instrumentos de piedra y mármol. Hay varios elementos como un gran reloj de sol para medir la distancia, la altitud y el diámetro del sol; otro en cambio, revela los misterios de los signos zodiacales.

Entre los edificios monumentales de Jaipur, está el Templo de Birla, estructura de mármol cuyos pilares incluyen imágenes del panteón hindú, así como de Jesús, la Virgen María y San Francisco de Asís, y el Museo Albert Hall con influencia británica, de mármol y piedra con un tesoro de obras de arte y artesanías. Y como una de las maravillas de la India, está el Fuerte de Amber, emplazado al filo de una montaña, edificación de mármol y piedra arenisca roja, que contiene jardines, patios, teatro, templos, puertas ceremoniales de dos pisos, embellecida con motivos florales, mosaicos de vidrio, frescos, galerías con celosías de piedra y una pintura de Ghanesa (dios de la enseñanza y la dicha). Salas con maravillosos tallados en las paredes y los techos, con murales en miniatura hechos de cristales de colores que representan a Radha y Krishna.

Sumada a la arquitectura tienen los más variados rituales para celebrar festivales, ferias, ceremonias religiosas, históricas, acordes con cada estación. Pudimos testimoniar ese espíritu alegre, mientras la gente vestida de adornos tradicionales se juntan para hacer rezos, comer, cantar y bailar rítmicamente al compás de su música, adorando fielmente a sus  dioses y diosas. Finalmente, cabe destacar ciertas costumbres de las mujeres que usaban joyería pesada de bronce, plata u oro, y joyas incrustadas de gema y esmalte: un rakhri para la frente, nath para la nariz, collares, paijeb para los tobillos y pulseras por todo el brazo; a la vez coloridos vestidos, faldas largas y turbantes, usando textiles que se caracterizan por la técnica basada en tintes, bordados e incrustaciones de pequeños espejos, decoración exuberante con figuras geométricas, florales y más ornamentos. Así culminó este sueño hecho realidad de conocer, admirar, valorar… y ahora recordar con cierta nostalgia lo vivido y compartido con mi  familia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario