miércoles, 18 de febrero de 2015

Grandes virajes y contramarchas


 Por Marco Robles López

 (Artículo publicado en la edición 85 de la Revista El Observador, Febrero del 2015)

Estos últimos tiempos la humanidad ha sido testigo de espectaculares cambios en la arena política internacional, ha sucedido lo que se consideraba insólito e inclusive irrealizable. Pero también hemos visto, atónitos, el retorno a los viejos tiempos de la “guerra fría” y la exhibición de músculos para recuperar el terreno perdido.
El mapamundi en pocos meses tiene nueva “fisonomía”, aunque todavía subsisten viejos problemas, mutuas desconfianzas entre las súper-potencias sobrevivientes; algunas de estas, como EEUU y sus obedientes aliados del agresivo bloque OTAN, tocan los tambores de guerra y el fantasma de las confrontaciones bélicas se ha hecho presente en algunas regiones del planeta. El terrorismo político-religioso lanza ataques temerarios, principalmente contra países como Siria, en este caso alentado por expertos titiriteros que pretenden obtener beneficios estratégicos, invadir países considerados insumisos y que poseen ricos recursos naturales, o como en Francia, esta última miembro de la OTAN, que sufre el criminal ataque de parte de  organizaciones fanáticas y rabiosas, indignadas por unos caricaturistas que supuestamente han escarnecido la figura del profeta Mahoma.
El gobierno de Barack Obama, que en las elecciones recientes sufrió una aparatosa derrota frente a los republicanos, partidarios de una política bastante más extremista que la que suelen practicar los demócratas, imprimió un golpe de timón espectacular: reconoció, luego de 53 años, el fracaso rotundo de la agresiva política contra Cuba, mérito que no se le puede desconocer.

¿Cuba, Estado terrorista?
El bloqueo económico-financiero, cruel e injusto, inhumano y prepotente, ¡agravado con el calificativo de Estado terrorista! con el que se estigmatizó todos estos años a Cuba, sufrió una histórica derrota, reconocida por el mismo Barack Obama –¡Cuba, Estado terrorista!, como si este país hubiera invadido a pueblos hermanos; como si Cuba , después de lanzar al mundo una horrorosa mentira, hubiera desatado la guerra contra Irak, destrozando su sistema político-económico, saqueando sus riquezas, primordialmente el petróleo, instalando bases militares en su territorio y causando la muerte de ¡más de un millón 300.000 de sus ciudadanos!; como si Cuba hubiera destrozado el Estado afgano y siguiera ocupando su territorio, asimismo con bases militares que apuntan contra el gigante asiático, China; como si Cuba hubiera convertido en escombros a Libia, en unión de uno de los más sumisos e incondicionales “socios” que tiene actualmente EE UU en Europa, la Francia de su actual presidente F. Hollande, supuestamente ¡socialdemócrata!;  como si Cuba hubiera organizado una guerra en Ucrania, contando con la ayuda de mercenarios extremistas de derecha e incluso ¡neonazis!, para hacer suculentos negocios, especialmente de gas y petróleo, contando con el hijo del vicepresidente del imperialismo (¡atrapado en escándalos de drogas!), de presidente de una transnacional,  y para desestabilizar aquella región e involucrar a esa ex república soviética en el bloque guerrerista de la OTAN, responsable esta última de atrocidades, como la desaparición de Yugoslavia después de una horrorosa guerra; ¡como si Cuba tuviera su Guantánamo, el siniestro campo de concentración, en Miami!-. ¿Quién es pues el Estado terrorista? El inteligente lector no requiere de explicaciones al respecto.
Lo cierto es que el imperialismo no pudo aislar a la Isla rebelde sino que fueron los propios EE UU los que se aislaron, el “traspatio” le dio la espalda y la economía cubana, aunque con grandes problemas, no colapsó: las pérdidas económicas de la rebelde Isla todos estos años, sobrepasan los ¡100 mil millones de dólares! En las Asambleas Generales de la ONU, en cada votación en la que los representantes de los países miembros se pronunciaron sobre este vergonzoso tema generado y sostenido por el imperialismo, una mayoría aplastante votó a favor del fin del bloqueo. Solamente el propio imperialismo y su “socio” feroz, el régimen de Israel, “héroe de muchas hazañas” contra el martirizado pueblo palestino, se pronunciaron siempre porque continúe el criminal bloqueo. Pero Cuba resistió, recibió el irrestricto respaldo de la gran mayoría de pueblos y gobiernos latinoamericanos y del Caribe. Esto aisló más todavía al imperialismo, porque el antiguo “traspatio” decidió actuar con plena soberanía en asuntos de política internacional, sin tutelajes.
Lo sucedido constituye un triunfo categórico, primordialmente moral, de Cuba, de su pueblo, de su gobierno, de la gran mayoría de pueblos y naciones de la comunidad internacional, que todos estos años apoyaron a la Isla rebelde, no a la súper potencia fatigada y en declive; asimismo fue un triunfo rotundo de los pueblos hermanos de Latinoamérica y el Caribe, que también han sido muy maltratados en un pasado no muy lejano, mediante golpes de Estado (los dos últimos se dieron contra Manuel Zelaya, en Honduras y contra Fernando Lugo, en Paraguay, porque las fuerzas extremistas de derecha de esos países, de consuno con el imperialismo consideraban muy peligrosa la ampliación de los espacios libres de la influencia norteamericana en Sudamérica y el Caribe), dictaduras feroces y el saqueo inmisericorde de sus recursos naturales.
Por supuesto que no todo se ha solucionado. Todavía queda ese infame campo de concentración, estilo nazi o Gulag stalinista, en Guantánamo. El mismo fin del bloqueo todavía no llega, por ello en el foro de la CELAC, Raúl Castro exigió devolver Guantánamo y poner fin al bloqueo para que las relaciones diplomáticas entre EE UU y Cuba, tengan plena validez.

Europa empieza a despertar.
El triunfo del partido de izquierda radical en Grecia, SYRIZA, es un revés muy grande para la Unión Europea, dirigida principalmente por los tres “ogros” conservadores que representan a lo más intolerante del neoliberalismo y del poder de la bancocracia: Reino Unido, Francia y Alemania. En Grecia triunfó la razón, la dignidad y la conciencia sobre los conservadores más recalcitrantes encallados en un poder injusto, y quienes, a más de esa “troika”, contaron igualmente con el sórdido respaldo del Fondo Monetario Internacional, del Banco Central Europeo y la Comisión Europea, que instituyeron en la patria de Sócrates, de Platón y del Estagirita, una política económica despiadada en contra del pueblo, alentaron la privatización a mansalva de empresas públicas, un endeudamiento criminal, el empobrecimiento y la desocupación de centenares de miles de griegos -¡supera el 25% de la población y el 50% entre los jóvenes!-, mientras el enriquecimiento de los banqueros ha sido cada vez mayor. Por si esto fuera poco,   presionaron desvergonzadamente contra el partido triunfador SYRIZA, denigraron la trayectoria política de sus principales líderes, particularmente de Alexis Tsipras, su máximo representante, con la complicidad de los imperios mediáticos, aunque felizmente fracasaron en sus malévolos planes.
España con una gerontocracia pobre en talento innovador, privada de iniciativas políticas a favor del pueblo, pero ahíta en escándalos financieros y entregada a los grandes capitalistas, también se encuentra conmocionada y no puede salir del atolladero económico, de la desocupación, de los escándalos; en la “Madre Patria” reina una monarquía con olor a naftalina, apoyada por el partido político de Rajoy y de los “socialistas” de Zapatero. Italia no vive su mejor momento después del escandaloso ejercicio del poder de parte de Silvio Berlusconi, un magnate de la prensa, un espectro del Casanova histórico, que políticamente se precipitó por la pendiente, después de dejar malparada a su nación, económica, política y moralmente, y la misma Alemania, aunque sigue siendo una potencia económica, revela problemas financieros, lo que sin duda constituye signos premonitorios de cambios a favor de la democracia, de la dignidad y del rechazo de los pueblos de Europa al dominio implacable del gran capital, de los privilegios sin freno de los magnates y de la influencia de los Estados Unidos de Norteamérica, nada democrática en cuestiones de política internacional. 

Luchar con sus propios fantasmas.
Obama, este par de años que le queda como gobernante, tendrá que luchar contra los fantasmas más tenebrosos del propio sistema neoliberal del imperialismo, frenar o neutralizar a los grupos más retardatarios y desaforados del complejo militar-industrial, de la insaciable bancocracia, de las transnacionales como Monsanto, Merck, los imperios del negocio de los combustibles que ahora aprovechan el método del “Fracking” para extraer combustible barato y golpear económicamente a los países productores, principalmente a Rusia, Irán, Venezuela e inclusive a nuestro país; pero ese método de extracción es altamente contaminante del ambiente y las consecuencias no se harán esperar. En general el inteligente control a las oligarquías debe ser firme, porque son el auténtico poder tras bastidores y a quienes les interesa sobremanera el negocio de las guerras, el mantenimiento de bases militares, la ocupación de territorios ajenos a la fuerza, aunque esto signifique sufrimientos para los pueblos, muerte y terrorismo. La estructura del estado norteamericano tiene otras barreras que frenan el avance democrático, y que gobernantes perspicaces como Obama no pueden pasar por alto: la CIA, responsable de horrorosos crímenes y torturas, el stablishment, el lobby judío, este último un silencioso poder en las altas esferas de la política de los dos partidos tradicionales al servicio de los grandes intereses oligárquicos.
Debe armarse de coraje, para que se castigue a los racistas blancos que asesinan impunemente a los miembros afro-norteamericanos. No le hemos visto a Obama categórico, armado de temple, sin contemplaciones con esos racistas criminales de sus hermanos. Ya es tiempo de que luche porque hayan menos multimillonarios y, consecuentemente, menos pobres e indigentes en su país; de que ponga freno a la política internacional agresiva –en estos días se hacía conocer que una parte de los terroristas del Estado Islámico para desatar la muerte en Siria, Irak y otras regiones, ¡habían recibido fondos a través de Estados Unidos, con la complicidad del régimen de Israel!, todo lo cual determina que la súper potencia se revele como el más grande Estado terrorista, junto con su socio de Oriente Próximo; es tiempo que los Estados Unidos saquen las manos de Siria y suprima esa odiosa guerra económica contra Venezuela y mejor se preocupe de México, desdichada nación latinoamericana que en tiempos de Felipe Calderón, otro incondicional de la política estadounidense,  tuvo ¡70.000 muertos y 100.000 desaparecidos!. En el asunto Ayotzinapa, el imperialismo está en deuda vergonzosa: no condena esa atrocidad, ese crimen masivo de jóvenes estudiantes –los imperios mediáticos, con CNN a la cabeza, también se han revelado bastante discretos- y de adehala provee de armas al gobierno del Estado fantasma y también a los narcotraficantes. Eso sí, México, como siempre, pone los muertos. Y cuando visite a países extranjeros, Mr. Obama, el discurso debe ser sin esguinces político-ideológicos, porque el doble rasero empaña la imagen de cualquier mandatario, por muy Nobel de la Paz que sea: por ejemplo en la India se explayó hablando de los derechos humanos (¡cómo se asombrarán sus hermanos afro-norteamericanos ofendidos y vilipendiados por los racistas!) y de la igualdad de género, mientras que en Arabia Saudita, el más incondicional régimen que tiene el imperialismo en el mundo árabe-islámico, no dijo una sola palabra sobre las violaciones de los derechos humanos en ese Estado medieval.
Otro modesto consejo al Premio Nobel de la Paz: retire las ocho bases militares de Colombia, que apuntan a Venezuela y a Brasil, ¡no al narcotráfico!; retire las otras bases de Guatemala, Honduras, Perú, Chile, etc., que constituyen una amenaza a la soberanía de los pueblos latinoamericanos y caribeños; se trata de una diplomacia anacrónica, arrogante, de un garrote apolillado y por lo tanto en franca quiebra. Reconozca que el mundo cambia: la CELAC constituye el símbolo de integración de los pueblos y naciones de una Sudamérica y un Caribe irredentos; considere que el grupo BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) apuesta por la plena soberanía político-económica, por el respeto y dignidad de naciones y pueblos que han comprendido que no se puede compartir con la anacrónica y mesiánica doctrina del “destino manifiesto” y del papel de gendarmes internacionales de los Estados Unidos de Norteamérica y sus socios más agresivos de Europa (Por esto mismo, miles de kilómetros –propiamente 34.000 kilometros- de fibra óptica cruzan el fondo del mar, soslayando las estaciones de espionaje del imperialismo y conectan a los países de Europa Oriental, sobre todo Rusia y del Lejano Oriente, en primer lugar la súper potencia, China, con pueblos de Latinoamérica, con Brasil a la cabeza). Por manera que aquello tampoco funciona en los tiempos actuales. 

En fin, la lucha tiene que ser con los propios fantasmas del imperialismo que deambulan por el mundo cometiendo fechorías impunemente; si Obama por lo menos no neutraliza ese nocivo poder, significará que el mandatario afro-norteamericano que generó tantas esperanzas entre las personas progresistas de su país y del mundo, entre sus propios hermanos, entre amplios sectores de la clase media, bastante golpeada en estos años por la crisis que no acaba de superarse, habrá fracasado y sobre todo no habrá justificado el Premio Nobel de la Paz que generosa y sobre todo inmotivadamente le entregaron.

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