Por Marco Robles López
(Artículo publicado en la edición 85 de la Revista El Observador, Febrero del 2015)
Estos últimos tiempos la humanidad ha sido testigo
de espectaculares cambios en la arena política internacional, ha sucedido lo
que se consideraba insólito e inclusive irrealizable. Pero también hemos visto,
atónitos, el retorno a los viejos tiempos de la “guerra fría” y la exhibición
de músculos para recuperar el terreno perdido.
El mapamundi en pocos meses tiene nueva
“fisonomía”, aunque todavía subsisten viejos problemas, mutuas desconfianzas
entre las súper-potencias sobrevivientes; algunas de estas, como EEUU y sus
obedientes aliados del agresivo bloque OTAN, tocan los tambores de guerra y el
fantasma de las confrontaciones bélicas se ha hecho presente en algunas
regiones del planeta. El terrorismo político-religioso lanza ataques
temerarios, principalmente contra países como Siria, en este caso alentado por
expertos titiriteros que pretenden obtener beneficios estratégicos, invadir
países considerados insumisos y que poseen ricos recursos naturales, o como en
Francia, esta última miembro de la OTAN, que sufre el criminal ataque de parte
de organizaciones fanáticas y rabiosas, indignadas por unos
caricaturistas que supuestamente han escarnecido la figura del profeta Mahoma.
El gobierno de Barack Obama, que en las elecciones
recientes sufrió una aparatosa derrota frente a los republicanos, partidarios
de una política bastante más extremista que la que suelen practicar los
demócratas, imprimió un golpe de timón espectacular: reconoció, luego de 53
años, el fracaso rotundo de la agresiva política contra Cuba, mérito que no se
le puede desconocer.
¿Cuba, Estado terrorista?
El bloqueo económico-financiero, cruel e injusto,
inhumano y prepotente, ¡agravado con el calificativo de Estado
terrorista! con el que se estigmatizó todos estos años a Cuba, sufrió
una histórica derrota, reconocida por el mismo Barack Obama –¡Cuba,
Estado terrorista!, como si este país hubiera invadido a pueblos hermanos; como
si Cuba , después de lanzar al mundo una horrorosa mentira, hubiera desatado la
guerra contra Irak, destrozando su sistema político-económico, saqueando sus
riquezas, primordialmente el petróleo, instalando bases militares en su
territorio y causando la muerte de ¡más de un millón 300.000 de sus
ciudadanos!; como si Cuba hubiera destrozado el Estado afgano y siguiera
ocupando su territorio, asimismo con bases militares que apuntan contra el
gigante asiático, China; como si Cuba hubiera convertido en escombros a Libia,
en unión de uno de los más sumisos e incondicionales “socios” que tiene
actualmente EE UU en Europa, la Francia de su actual presidente F. Hollande,
supuestamente ¡socialdemócrata!; como si Cuba hubiera organizado una
guerra en Ucrania, contando con la ayuda de mercenarios extremistas de derecha
e incluso ¡neonazis!, para hacer suculentos negocios, especialmente de gas y
petróleo, contando con el hijo del vicepresidente del imperialismo (¡atrapado
en escándalos de drogas!), de presidente de una transnacional, y para
desestabilizar aquella región e involucrar a esa ex república soviética en el
bloque guerrerista de la OTAN, responsable esta última de atrocidades, como la
desaparición de Yugoslavia después de una horrorosa guerra; ¡como si Cuba
tuviera su Guantánamo, el siniestro campo de concentración, en Miami!-.
¿Quién es pues el Estado terrorista? El inteligente lector no requiere de
explicaciones al respecto.
Lo cierto es que el imperialismo no pudo aislar a
la Isla rebelde sino que fueron los propios EE UU los que se aislaron, el
“traspatio” le dio la espalda y la economía cubana, aunque con grandes
problemas, no colapsó: las pérdidas económicas de la rebelde Isla todos estos
años, sobrepasan los ¡100 mil millones de dólares! En las Asambleas Generales
de la ONU, en cada votación en la que los representantes de los países miembros
se pronunciaron sobre este vergonzoso tema generado y sostenido por el imperialismo,
una mayoría aplastante votó a favor del fin del bloqueo. Solamente el propio
imperialismo y su “socio” feroz, el régimen de Israel, “héroe de muchas
hazañas” contra el martirizado pueblo palestino, se pronunciaron siempre porque
continúe el criminal bloqueo. Pero Cuba resistió, recibió el irrestricto
respaldo de la gran mayoría de pueblos y gobiernos latinoamericanos y del
Caribe. Esto aisló más todavía al imperialismo, porque el antiguo “traspatio”
decidió actuar con plena soberanía en asuntos de política internacional, sin
tutelajes.
Lo sucedido constituye un triunfo categórico,
primordialmente moral, de Cuba, de su pueblo, de su gobierno, de la gran
mayoría de pueblos y naciones de la comunidad internacional, que todos estos
años apoyaron a la Isla rebelde, no a la súper potencia fatigada y en declive;
asimismo fue un triunfo rotundo de los pueblos hermanos de Latinoamérica y el
Caribe, que también han sido muy maltratados en un pasado no muy lejano,
mediante golpes de Estado (los dos últimos se dieron contra Manuel Zelaya, en
Honduras y contra Fernando Lugo, en Paraguay, porque las fuerzas extremistas de
derecha de esos países, de consuno con el imperialismo consideraban muy
peligrosa la ampliación de los espacios libres de la influencia norteamericana
en Sudamérica y el Caribe), dictaduras feroces y el saqueo inmisericorde de sus
recursos naturales.
Por supuesto que no todo se ha solucionado. Todavía
queda ese infame campo de concentración, estilo nazi o Gulag stalinista, en
Guantánamo. El mismo fin del bloqueo todavía no llega, por ello en el foro de
la CELAC, Raúl Castro exigió devolver Guantánamo y poner fin al bloqueo para
que las relaciones diplomáticas entre EE UU y Cuba, tengan plena validez.
Europa empieza a despertar.
El triunfo del partido de izquierda radical en
Grecia, SYRIZA, es un revés muy grande para la Unión Europea, dirigida
principalmente por los tres “ogros” conservadores que representan a lo más
intolerante del neoliberalismo y del poder de la bancocracia: Reino Unido,
Francia y Alemania. En Grecia triunfó la razón, la dignidad y la conciencia
sobre los conservadores más recalcitrantes encallados en un poder injusto, y
quienes, a más de esa “troika”, contaron igualmente con el sórdido respaldo del
Fondo Monetario Internacional, del Banco Central Europeo y la Comisión Europea,
que instituyeron en la patria de Sócrates, de Platón y del Estagirita, una
política económica despiadada en contra del pueblo, alentaron la privatización
a mansalva de empresas públicas, un endeudamiento criminal, el empobrecimiento
y la desocupación de centenares de miles de griegos -¡supera el 25% de
la población y el 50% entre los jóvenes!-, mientras el enriquecimiento
de los banqueros ha sido cada vez mayor. Por si esto fuera poco,
presionaron desvergonzadamente contra el partido triunfador SYRIZA, denigraron
la trayectoria política de sus principales líderes, particularmente de Alexis
Tsipras, su máximo representante, con la complicidad de los imperios
mediáticos, aunque felizmente fracasaron en sus malévolos planes.
España con una gerontocracia pobre en talento
innovador, privada de iniciativas políticas a favor del pueblo, pero ahíta en
escándalos financieros y entregada a los grandes capitalistas, también se
encuentra conmocionada y no puede salir del atolladero económico, de la
desocupación, de los escándalos; en la “Madre Patria” reina una monarquía con
olor a naftalina, apoyada por el partido político de Rajoy y de los
“socialistas” de Zapatero. Italia no vive su mejor momento después del escandaloso
ejercicio del poder de parte de Silvio Berlusconi, un magnate de la prensa, un
espectro del Casanova histórico, que políticamente se precipitó por la
pendiente, después de dejar malparada a su nación, económica, política y
moralmente, y la misma Alemania, aunque sigue siendo una potencia económica,
revela problemas financieros, lo que sin duda constituye signos premonitorios
de cambios a favor de la democracia, de la dignidad y del rechazo de los
pueblos de Europa al dominio implacable del gran capital, de los privilegios
sin freno de los magnates y de la influencia de los Estados Unidos de
Norteamérica, nada democrática en cuestiones de política internacional.
Luchar con sus propios fantasmas.
Obama, este par de años que le queda como
gobernante, tendrá que luchar contra los fantasmas más tenebrosos del propio
sistema neoliberal del imperialismo, frenar o neutralizar a los grupos más
retardatarios y desaforados del complejo militar-industrial, de la insaciable
bancocracia, de las transnacionales como Monsanto, Merck, los imperios del
negocio de los combustibles que ahora aprovechan el método del “Fracking” para
extraer combustible barato y golpear económicamente a los países productores,
principalmente a Rusia, Irán, Venezuela e inclusive a nuestro país; pero ese
método de extracción es altamente contaminante del ambiente y las consecuencias
no se harán esperar. En general el inteligente control a las oligarquías debe
ser firme, porque son el auténtico poder tras bastidores y a quienes les
interesa sobremanera el negocio de las guerras, el mantenimiento de bases
militares, la ocupación de territorios ajenos a la fuerza, aunque esto
signifique sufrimientos para los pueblos, muerte y terrorismo. La estructura
del estado norteamericano tiene otras barreras que frenan el avance
democrático, y que gobernantes perspicaces como Obama no pueden pasar por alto:
la CIA, responsable de horrorosos crímenes y torturas, el stablishment, el
lobby judío, este último un silencioso poder en las altas esferas de la
política de los dos partidos tradicionales al servicio de los grandes intereses
oligárquicos.
Debe armarse de coraje, para que se castigue a los
racistas blancos que asesinan impunemente a los miembros afro-norteamericanos.
No le hemos visto a Obama categórico, armado de temple, sin contemplaciones con
esos racistas criminales de sus hermanos. Ya es tiempo de que luche porque
hayan menos multimillonarios y, consecuentemente, menos pobres e indigentes en
su país; de que ponga freno a la política internacional agresiva –en estos días
se hacía conocer que una parte de los terroristas del Estado Islámico para
desatar la muerte en Siria, Irak y otras regiones, ¡habían recibido
fondos a través de Estados Unidos, con la complicidad del régimen de Israel!, todo
lo cual determina que la súper potencia se revele como el más grande Estado
terrorista, junto con su socio de Oriente Próximo; es tiempo que los Estados
Unidos saquen las manos de Siria y suprima esa odiosa guerra económica contra
Venezuela y mejor se preocupe de México, desdichada nación latinoamericana que
en tiempos de Felipe Calderón, otro incondicional de la política
estadounidense, tuvo ¡70.000 muertos y 100.000 desaparecidos!.
En el asunto Ayotzinapa, el imperialismo está en deuda vergonzosa: no condena
esa atrocidad, ese crimen masivo de jóvenes estudiantes –los imperios
mediáticos, con CNN a la cabeza, también se han revelado bastante discretos- y
de adehala provee de armas al gobierno del Estado fantasma y también a los
narcotraficantes. Eso sí, México, como siempre, pone los muertos. Y cuando
visite a países extranjeros, Mr. Obama, el discurso debe ser sin esguinces
político-ideológicos, porque el doble rasero empaña la imagen de cualquier
mandatario, por muy Nobel de la Paz que sea: por ejemplo en la India se explayó
hablando de los derechos humanos (¡cómo se asombrarán sus hermanos
afro-norteamericanos ofendidos y vilipendiados por los racistas!) y de la
igualdad de género, mientras que en Arabia Saudita, el más incondicional
régimen que tiene el imperialismo en el mundo árabe-islámico, no dijo una sola
palabra sobre las violaciones de los derechos humanos en ese Estado medieval.
Otro modesto consejo al Premio Nobel de la Paz:
retire las ocho bases militares de Colombia, que apuntan a Venezuela y a
Brasil, ¡no al narcotráfico!; retire las otras bases de Guatemala, Honduras,
Perú, Chile, etc., que constituyen una amenaza a la soberanía de los pueblos
latinoamericanos y caribeños; se trata de una diplomacia anacrónica, arrogante,
de un garrote apolillado y por lo tanto en franca quiebra. Reconozca que el
mundo cambia: la CELAC constituye el símbolo de integración de los pueblos y
naciones de una Sudamérica y un Caribe irredentos; considere que el grupo BRICS
(Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) apuesta por la plena soberanía
político-económica, por el respeto y dignidad de naciones y pueblos que han
comprendido que no se puede compartir con la anacrónica y mesiánica doctrina
del “destino manifiesto” y del papel de gendarmes internacionales de los
Estados Unidos de Norteamérica y sus socios más agresivos de Europa (Por
esto mismo, miles de kilómetros –propiamente 34.000 kilometros- de fibra óptica
cruzan el fondo del mar, soslayando las estaciones de espionaje del
imperialismo y conectan a los países de Europa Oriental, sobre todo Rusia y del
Lejano Oriente, en primer lugar la súper potencia, China, con pueblos de
Latinoamérica, con Brasil a la cabeza). Por manera que aquello tampoco
funciona en los tiempos actuales.
En fin, la lucha tiene que ser con los propios
fantasmas del imperialismo que deambulan por el mundo cometiendo fechorías
impunemente; si Obama por lo menos no neutraliza ese nocivo poder, significará
que el mandatario afro-norteamericano que generó tantas esperanzas entre las
personas progresistas de su país y del mundo, entre sus propios hermanos, entre
amplios sectores de la clase media, bastante golpeada en estos años por la
crisis que no acaba de superarse, habrá fracasado y sobre todo no habrá
justificado el Premio Nobel de la Paz que generosa y sobre todo inmotivadamente
le entregaron.
No hay comentarios:
Publicar un comentario