Crónica de un Yasunicidio
Es una historia en tres
partes: la lucha de la comunidad kichwa de Llanchama, en el corazón del Parque
Nacional Yasuní; la acción de Petroamazonas frente a las comunidades en los
campos petroleros y las zancadillas puestas a la consulta de YASunidos.
JUAN CARLOS CALDERÓN
Es
un caso especial el de las comunidades de la ribera del Napo, dice el abogado
Xavier Solís, un cuencano que trabaja en el Comité de Derechos Humanos de
Orellana, en el Coca, atendiendo las denuncias y representación legal de estas
familias indígenas y colonas, entre ellas a la Llanchama. Esta comunidad está
en el ojo del huracán, en medio de los dos bloques petroleros que han
movilizado a los Yasunidos y otros por su no explotación. “Desde fines del año
anterior, el gobierno ha venido diciendo que todas las comunidades de los ríos
Napo y Tipuntini, donde están los bloques 43 y 31, son comunidades en las
cuales se ha hecho la consulta previa, de acuerdo al Art. 47 numeral 7 de la
Constitución, donde dice que todas las comunidades tendrán derecho a que se les
consulte de manera previa, libre e informada, sin embargo en comunidades como
Llanchama, que ha venido resistiendo a la extracción petrolera desde hace
varios años. En el documento que nosotros presentamos adjuntamos copias de
documentos donde se puede ver claramente en la comunidad se ha dado una postura
de no permitir la actividad extractiva en su territorio, porque han visto el
impacto en las demás comunidades. Así decidieron y lo comunicaron al
asambleísta Carlos Viteri Gualinga”, cuenta Solís.
La
carta en mención fue ingresada el 30 de septiembre del 2013 a la Asamblea,
dirigida el despacho de Viteri, presidente de la Comisión de Biodiversidad. Ahí
se declara que ante la decisión del gobierno de explotar el bloque ITT en el
Yasuní, la comunidad decidió optar por un nuevo tipo de desarrollo: proyectos
de ecoturismo. Y adjuntaron una petición: “se hace necesario legalizar la
tenencia de la tierra de la comunidad Llanchama, que se encuentra apostada en
la zona del ITT, dada la posesión ancestral que durante décadas las personas y
comunidad nos encontramos ocupando tradicionalmente”. Y adjuntaron la firma de
40 de los 65 socios, por lo cual fue una decisión de la asamblea de la
comunidad.
La
respuesta de Viteri fue redirigir la petición a los ministerios de Agricultura
y al de Ambiente.
Solís dice que la comunidad tomó esa decisión basados en los derechos de autodeterminación que da la Constitución a los pueblos y nacionalidades indígenas y los convenios de la OIT y Naciones Unidas.
La misma carta fue dirigida al presidente de la Corte Constitucional. No obtuvieron respuesta.
Solís dice que la comunidad tomó esa decisión basados en los derechos de autodeterminación que da la Constitución a los pueblos y nacionalidades indígenas y los convenios de la OIT y Naciones Unidas.
La misma carta fue dirigida al presidente de la Corte Constitucional. No obtuvieron respuesta.
Llanchama se dieron
reuniones de los pobladores para decidir sobre el ingreso de las petroleras.
Ante
el silencio de las autoridades, el 2 de noviembre la comunidad hizo un
pronunciamiento público, una carta abierta al pueblo ecuatoriano, a las
autoridades y al Presidente de la República:
“A partir del 15 de agosto, cuando el gobierno ecuatoriano decide inconsultamente explotar el Parque Nacional Yasuní (…) empiezan a haber cambios que afectan nuestra vida, nuestra salud, nuestras relaciones comunitarias”, empieza el comunicado, que fue el resultado de una nueva asamblea de socios.
“A partir del 15 de agosto, cuando el gobierno ecuatoriano decide inconsultamente explotar el Parque Nacional Yasuní (…) empiezan a haber cambios que afectan nuestra vida, nuestra salud, nuestras relaciones comunitarias”, empieza el comunicado, que fue el resultado de una nueva asamblea de socios.
Los
ríos Tiputini y Napo son las arterias por donde estos pueblos alimentan sus
vidas. Los niños y jóvenes van y vienen del colegio, compran los alimentos y
sacan los productos a vender, llegan a los servicios de salud. Estas vías
fluviales han sido copadas ahora por grandes naves, y son rutas de transporte
pesado, con potentes motores y grandes desplazamientos. Las nuevas
embarcaciones circulan a altas velocidades y generan olas de hasta un metro de
altura. Esto afecta más en el Tiputini, porque es angosto y con muchas curvas,
lo cual pone en alto riesgo de naufragio o colisión los botes que usan
las comunidades. Sus precarios puertos se desmoronan por el peso y fuerza de
las embarcaciones, y hasta los huevos de las tortugas charapas, animales del
río que anidan en la zona desaparecen y con ellos la especie.
A
las comunidades preocupaba y preocupa ahora la militarización del río. Por la
zona andan los militares y las embarcaciones de la empresa. Circulan a altas velocidades,
no tienen respeto y hacen retenes a cada instante. Los ríos están cada vez mas
contaminados de gasolina y combustibles, dijeron.
Por
ello, en esa carta pública, la comunidad de LLanchama exigió, antes de
que la directiva fuera cambiada, que se respete su territorio, su tierra y se
respete las relaciones autónomas dentro de la comunidad, sin injerencia de las
autoridades del Estado. También pidieron que se limite la circulación de
grandes embarcaciones, pues “ponen en riesgo la vida, afectan al territorio y
acaban con la biodiversidad”. También que “los militares se limiten a proteger
a la población y no trabajen para resguardar los intereses de la petrolera, y
se legalicen las tierras ancestrales, se reconozca nuestra autonomía y
autodeterminación”.
El
comunicado de noviembre del 2013 fue firmado por la presidente de la asamblea
de socios, Nereida Grefa, por Fausto Grefa el vicepresidente y por Juan
Coquiche, secretario.
Tampoco hubo respuesta.
Tampoco hubo respuesta.
El
abogado Solís recuerda el proceso posterior a esta carta: “Los de la empresa
empezaron a intervenir en la directiva de la comunidad, asesorando a la nueva
directiva, que cambió a fines de diciembre, y de todas maneras lograron dividir
a la comunidad. Ahora está muy dividida. El grupo que firma la carta es el que
mantiene su postura y denuncia que esta decisión de entrar a la comunidad para
hacer la sísmica, con los subcontratistas fue sin el consentimiento de la
asamblea de la comunidad. Lo que sucedió que Petroamazonas llegó con gente de
la Subsecretaría de hidrocarburos y dijeron: vamos a firmar un acuerdo para
legalizar las tierras, lo cual había sido una lucha de muchos años. Firman y
luego ven que el acuerdo para legalizar las tierras era una autorización para
que la empresa entre a hacer la sísmica en el campo 43.
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