Formular recomendaciones y proponer reformas institucionales para mejorar la calidad de la democracia ecuatoriana: ese es el mandato que la consulta popular de febrero del 2018 entregó al Consejo de Participación Ciudadana Transitorio que preside Julio César Trujillo. Cuando ya faltan pocas semanas para que ese organismo acabe sus funciones y dé paso al nuevo Consejo de Participación, cuyos nuevos miembros serán elegidos este 24 de marzo, dos de sus miembros dejaron entrever cuáles serán sus propuestas. Las hicieron a título personal.
Durante el debate “Trujillo y su Consejo se van. ¿Y ahora?”, que organizó 4Pelagatos, Julio César Trujillo y Pablo Dávila expusieron, por primera vez en forma pública, algunos temas que seguramente estarán en esas recomendaciones. Aunque ambos aseguraron que no hay aún ningún documento oficialmente redactado por el Consejo y que ni siquiera hay un consenso sobre qué reformas propondrán.
Un senado podría reemplazar al Cpccs
Trujillo y Dávila aseguraron que luego de su paso por el Cpccs transitorio han llegado a la conclusión de que lo mejor para la institucionalidad del país es eliminar ese organismo. “Tiene demasiado poder”, dijo Trujillo quien está convencido de que es en las entrañas de ese ente, creado en la constituyente de Montecristi, donde se operativizó la concentración de poderes y la corrupción del correísmo. Tanto para Trujillo como para Dávila, es inconveniente que ese organismo nombre a autoridades con tanto poder e influencia como el Contralor, el Fiscal, el Procurador o las cortes, entre ellas la Corte Constitucional. En este contexto aparece la idea de crear un Senado. Según Dávila, en ese Senado debería haber representantes con mayor experiencia y capacidades que los que van a la Asamblea Nacional. Por ejemplo, la edad mínima en la que está pensando podría ser de 45 años y la representación podría ser de uno por provincia. Este Senado sería una especie de filtro que perfeccione las iniciativas de la Asamblea, así como un órgano que neutralice las polarizaciones políticas. Trujillo piensa, según lo que dijo en el foro, que ese Senado debería nombrar al Fiscal del Estado, aunque también es partidario de que ciertos cargos de importancia, como el de Contralor, debe ser escogido directamente por el presidente de la República para que se responsabilice y responda por su desempeño.
Trujillo y Dávila aseguraron que luego de su paso por el Cpccs transitorio han llegado a la conclusión de que lo mejor para la institucionalidad del país es eliminar ese organismo. “Tiene demasiado poder”, dijo Trujillo quien está convencido de que es en las entrañas de ese ente, creado en la constituyente de Montecristi, donde se operativizó la concentración de poderes y la corrupción del correísmo. Tanto para Trujillo como para Dávila, es inconveniente que ese organismo nombre a autoridades con tanto poder e influencia como el Contralor, el Fiscal, el Procurador o las cortes, entre ellas la Corte Constitucional. En este contexto aparece la idea de crear un Senado. Según Dávila, en ese Senado debería haber representantes con mayor experiencia y capacidades que los que van a la Asamblea Nacional. Por ejemplo, la edad mínima en la que está pensando podría ser de 45 años y la representación podría ser de uno por provincia. Este Senado sería una especie de filtro que perfeccione las iniciativas de la Asamblea, así como un órgano que neutralice las polarizaciones políticas. Trujillo piensa, según lo que dijo en el foro, que ese Senado debería nombrar al Fiscal del Estado, aunque también es partidario de que ciertos cargos de importancia, como el de Contralor, debe ser escogido directamente por el presidente de la República para que se responsabilice y responda por su desempeño.
Fue precisamente en este tema que ambos anunciaron su adhesión y compromiso con el voto nulo para la elección de los consejeros para al CPCCS definitivo que se elegirán este 24 de mayo. Si Dávila dijo que el voto nulo es la única decisión coherente y de principios frente la necesidad de eliminar al organismo, Trujillo sostuvo que únicamente el voto nulo puede legitimar el pedido de una consulta popular para preguntar al electorado si está o no de acuerdo con la permanencia del organismo. Trujillo anunció asimismo que él está dispuesto a liderar una campaña de recolección de firmas en todo el país para dar sustento a la consulta. “Ante el pueblo ecuatoriano me comprometo, si la salud y la energía me lo permiten, a recorrer el país buscando firmas”. El auditorio se inundó de aplausos.
Pero hubo otras propuestas hechas por ambos consejeros la noche del miércoles 13 de marzo en el Quórum del Paseo San Francisco en Cumbayá, donde 4Pelagatos organizan, mensualmente, un foro.
Un tribunal de cuentas en vez de la Contraloría
La función de la Contraloría, dirigida por el Contralor, es demasiado personalizada. Es por eso que los dos consejeros del CPCCS transitorio coinciden en que la Contraloría debería ser reemplazada por un tribunal de cuentas que sea una institución donde la responsabilidad del control de las cuentas públicas no esté tan centralizada en la figura de un solo funcionario. La Contraloría, tal como está en el sistema constitucional ecuatoriano, es una institución que responde más a un modelo estadounidense, mientras el modelo europeo del tribunal de cuentas puede ser más conveniente para el país, dijo Trujillo. Cuando una persona que estaba en el foro le preguntó si ir hacia un sistema con un tribunal de cuentas no era retroceder en la historia, Trujillo dijo que no creía que los europeos, por tener ese modelo, estén más atrasados que los estadounidenses.
La función de la Contraloría, dirigida por el Contralor, es demasiado personalizada. Es por eso que los dos consejeros del CPCCS transitorio coinciden en que la Contraloría debería ser reemplazada por un tribunal de cuentas que sea una institución donde la responsabilidad del control de las cuentas públicas no esté tan centralizada en la figura de un solo funcionario. La Contraloría, tal como está en el sistema constitucional ecuatoriano, es una institución que responde más a un modelo estadounidense, mientras el modelo europeo del tribunal de cuentas puede ser más conveniente para el país, dijo Trujillo. Cuando una persona que estaba en el foro le preguntó si ir hacia un sistema con un tribunal de cuentas no era retroceder en la historia, Trujillo dijo que no creía que los europeos, por tener ese modelo, estén más atrasados que los estadounidenses.
El voto facultativo: ahí no coinciden
Trujillo y Dávila no coinciden en todo. En el tema sobre si el voto debe ser obligatorio o voluntario, cada uno tiene una tesis distinta. Dávila dijo creer que, si el voto se convierte en voluntario o facultativo, la calidad de la representación va a mejorar ya que ahora muchos votantes toman decisiones sin saber exactamente lo que hacen. Un voto facultativo, dijo, si bien tiene “pros y contras” sería un aporte para el perfeccionamiento del sistema democrático del país.
Trujillo y Dávila no coinciden en todo. En el tema sobre si el voto debe ser obligatorio o voluntario, cada uno tiene una tesis distinta. Dávila dijo creer que, si el voto se convierte en voluntario o facultativo, la calidad de la representación va a mejorar ya que ahora muchos votantes toman decisiones sin saber exactamente lo que hacen. Un voto facultativo, dijo, si bien tiene “pros y contras” sería un aporte para el perfeccionamiento del sistema democrático del país.
Julio César Trujillo, en cambio, sostuvo que introducir el concepto del voto facultativo si bien puede estar más alineado con el principio de la libertad, en cambio podría crear un sistema político oligárquico en el que el quien más dinero posea tendrá mayor capacidad de movilizar votantes. Trujillo puso como ejemplo de aquello al sistema colombiano, al que calificó de oligárquico. Para el presidente del CPCCS no deja de ser atractiva la idea de un voto voluntario pero advirtió que sobre el principio de la libertad, en este caso al menos, está el bien común.
Reforma judicial y educativa
Dávila y Trujillo también hablaron sobre la necesidad de emprender en dos iniciativas más. Una, que no es necesariamente reforma constitucional, es la implementación de un programa de educación en valores y principios cívicos que conduzca a una revalorización del servicio público en la sociedad. No puede ser posible, dijeron ambos, que haya sido tan difícil convencer a la gente honesta y responsable a involucrarse con los temas públicos y aceptar cargos en la función pública. Trujillo relató anécdotas de la dificultad que tuvieron para convencer a ciudadanos bien formados y decentes de inscribirse en las listas para participar en los concursos.
Dávila y Trujillo también hablaron sobre la necesidad de emprender en dos iniciativas más. Una, que no es necesariamente reforma constitucional, es la implementación de un programa de educación en valores y principios cívicos que conduzca a una revalorización del servicio público en la sociedad. No puede ser posible, dijeron ambos, que haya sido tan difícil convencer a la gente honesta y responsable a involucrarse con los temas públicos y aceptar cargos en la función pública. Trujillo relató anécdotas de la dificultad que tuvieron para convencer a ciudadanos bien formados y decentes de inscribirse en las listas para participar en los concursos.
La reforma del sistema judicial es algo de lo que habló sobre todo Trujillo. El Ecuador necesita una administración de justicia en el que los jueces sean personas honestas y capaces que no permitan la impunidad. Puso como ejemplo lo que ocurre en la provincia de Manabí, la que que, sostuvo, ha sido administrada por grupos delictivos y cleptocráticos.
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