JUAN CUVI
Master en Desarrollo Local. Director de la Fundación Donum, Cuenca. Exdirigente de Alfaro Vive Carajo.
La democracia se juega en Kimsakocha
Reducir la consulta popular de Kimsakocha a un debate jurídico es un buen intento por desnaturalizarla. Es lo que pretenden hacer los representantes de la empresa INV Metals y los abogados de algunas asociaciones pro-mineras del cantón Girón.
No obstante, dadas las actuales condiciones de la información, que circula en muchos espacios públicos, resulta infructuoso obviar los contenidos históricos, políticos, sociales, antropológicos y sobre todo ambientales de ese debate. En efecto, la consulta para impedir la explotación minera en el proyecto denominado Loma Larga será un hito en las luchas por la defensa de los derechos colectivos.
En primer lugar, la consulta es un hecho predominantemente político: sintetiza el derecho de una comunidad a decidir sobre su territorio, sobre su espacio vital, sobre su proyecto de vida en común. Es la participación entendida como un acto profundamente democrático.
En segundo lugar, es un hecho histórico: resume la contraposición entre pueblos que han resistido por siglos a determinadas imposiciones productivas, frente a las lógicas de acumulación capitalista que pretenden someterlos. Es la continuidad de una lucha centenaria.
En tercer lugar, es un hecho antropológico con visos civilizatorios. Saca a la luz la incompatibilidad entre dos formas de relacionarse con el mundo: la priorización de la naturaleza contra la priorización del lucro; la particularidad de un universo local contra la uniformidad de la globalización; el ritmo de la ruralidad contra el vértigo de la posmodernidad capitalista. Es la visión de los colonizaos frente a los colonizadores.
En cuarto lugar, es un hecho económico, plagado además de opacidad e imprecisiones. No existe información verificable respecto de las supuestas ventajas de su implementación. Se sospecha que Loma Larga no generará los gigantescos ingresos para el Estado ofrecidos por sus promotores, ni tampoco chorreará riqueza a las comunidades de Girón. Lo único confirmado es que será un buen negocio para la transnacional minera. Si la explotación petrolera constituyó el gran mito de la modernización del Ecuador, la explotación minera será su delirio.
Lo que está en juego, entonces, es muchísimo más que una simple controversia jurídica. La consulta de Kimsakocha puede ser un punto de inflexión decisivo en la historia del Ecuador. De ganar el NO, tal como se presume, sería la primera vez que una decisión local se sobreponga al “interés nacional” establecido desde los poderes formales y fácticos. Sería el triunfo de la sociedad sobre la razón restringida de Estado, de un modelo de vida comunitario sobre un modelo empresarial utilitario. Sería un ejemplo del potencial intrínseco que tiene la democracia.
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