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En febrero del 2013 el Viceministro de Desarrollo alemán, Jürgen Beerfeltz, calificó al Ecuador como el jaguar latinoamericano en una paradójica comparación con los tigres asiáticos (Corea del Sur, Taiwán, Singapur y Hong Kong) y en relación a la tasa de crecimiento del PIB experimentada en los últimos 5 años (que promedian el 4,5 gracias a la reprimarización de la economía, a la modernización de la infraestructura necesaria para la producción capitalista y a los anuncios de propender a la sustitución selectiva de importaciones.
Seguidamente al bautizo de jaguar latinoamericano, siguieron otros denominadores como milagro ecuatoriano, el Ecuador ya cambió; entre otras pomposas etiquetas, agregadas al proyecto político del correísmo que logró su relativo éxito debido especialmente a los altas cotizaciones en la compra-venta del petróleo, al incremento de la recaudación tributaria y al mayor endeudamiento público . Demuestran lo expuesto los siguientes datos económicos: La recaudación tributaria antes del inicio del gobierno de Correa (2006) constituía $4.672millones, mientras que para el año 2014 fue de $13.190millones. El crecimiento marcado se debe a reformas tributarias que aseguran una ampliación de la masa de contribuyentes, mayor presión impositiva a pequeños y medianos tributantes, además de la creación de nuevos impuestos. Esto dista de un sistema de tributos justo que grave la riqueza de los grandes grupos económicos del país, mismos que al año 2006 registraron utilidades por $5.588millones; mientras que al año 2013 acumularon $10.009,5millones. El crudo ecuatoriano se lo vendió en un promedio de $84, calculado entre enero del 2007 y enero del 2015; gracias a las altas cotizaciones del petróleo impulsadas por los niveles de crecimiento de las economías emergentes, especialmente China. El endeudamiento público, suma de la deuda interna y externa, que al año 2006 representaba $13.492,5millones (el 28,8 e un PIB de $46.802millones); pasó a julio del presente año a ser de $32.624,8millones (el 32.6 e un PIB previsto en $100.047,7millones). Estas cifras provistas por el Ministerio de Finanzas no suman los saldos pendientes producto de la preventa de petróleo, que desde la lógica del gobierno no se contabiliza como deuda externa; caso contrario, la deuda del país se acercaría al 40 el PIB que es el límite constitucional. Estas son las principales fuentes de financiamiento presupuestario a las que apostó el correísmo, que hasta ahora administró más de $220.000millones. Este breve recuento es fundamental para interpretar las declaraciones del presidente Correa, quien en la sabatina, del 28 de marzo de este año anunció: “Estamos preparados para casos extremos, incluso para un precio del barril promedio de 20 dólares” (El Telégrafo, 2015). Pero esta afirmación contraría sus comentarios recientes del 25 de agosto, expresados a través de la red social Twitter: “Situación económica durísima, pero saldremos adelante. El petróleo sigue cayendo, y el dólar se ha apreciado…”. A priori, no sólo se trata de una contradicción discursiva, de las que acostumbra el régimen; sino es una realidad derivada de las contradicciones propias del capitalismo y de la división internacional del trabajo que a continuación se referencia. La crisis fiscal del Ecuador se debe a que China, con índices de crecimiento superiores al 10 urante casi dos décadas, vive una desaceleración de su economía. Esta ralentización se expresa en la disminución de sus exportaciones y a la reducción productiva de sus fábricas que influyen en las caóticas bolsas de valores de todo el mundo. A pesar del hermetismo informativo del gigante asiático, se acusa que el origen de esta posible nueva crisis cíclica económica se debe a la especulación en la compra-venta de los papeles de hipotecas del mercado inmobiliario. Esta desaceleración de la economía china repercute en los niveles de consumo de las commoditties (materias primas). Esa es la razón por la cual el valor promedio del petróleo, carbón, oro, cobre; etc., experimentaron su mayor disminución en los últimos quince años. Particularmente el caso del crudo tiene otro factor a considerar ligado a la sobreoferta y a la reducción en la demanda del petróleo por el enfriamiento de las economías. Preocupa esta situación por el peso que tiene el crudo en la economía ecuatoriana, representa el 11,5 el PIB. Por ello que el Presupuesto General del Estado de este año, aprobado con un precio referencial del barril de petróleo de $79,70, está desfinanciado; y es que “según datos del Ministerio de la Política Económica, en lo que va del año, el país dejó de recibir aproximadamente $7.000 millones por la reducción de los precios del petróleo.” (Laines, 2015) Tales razones son determinantes en la disminución de las expectativas de crecimiento en el Ecuador, pero también en el incremento del déficit fiscal que es enfrentado por el gobierno a través de las clásicas políticas burguesas que descargan los efectos de la crisis en los bolsillos de los trabajadores y los pueblos. Así el correísmo anunció estas nuevas medidas: Firma de asimétricos acuerdos comerciales, Tratados de Libre Comercio (TLC´s), con la Unión Europea y se acaba de iniciar las negociaciones de otro semejante con Corea del Sur. La experiencia de otros países dependientes, como el Ecuador, testimonian que estos acuerdos sacrificaron el aparato productivo nacional. Venta anticipada de petróleo particularmente a China y ahora a Tailandia. Mientras que el régimen habría consumido los recursos de 10 años de la preventa de petróleo al gigante asiático; se informó que el contrato con Tailandia es por $2.500millones, a cambio ellos usufructuarían de casi el 60 e la producción del crudo ecuatoriano de un año. Los recortes al Presupuesto General del Estado 2015 realizados en enero y agosto suman $2.220millones, mismos que significarán una reducción en las inversiones que dinamizaban la economía del país y en los gastos corrientes. Incluso el régimen prepara un plan de optimización de recursos en instituciones públicas, que en castizas palabras significa despidos de trabajadores del sector público. Bien podemos afirmar que el inicial éxito relativo del correísmo tiene directa relación con los altos precios alcanzados por el petróleo, que incluso superó la barrera de los $.100. Esa suerte de rentismo petrolero que permitió políticas de modernización capitalista en el país; hoy se debilitan tanto como la credibilidad presidencial. ¿Quiénes a esta altura podrían afirmar que el Ecuador es el el jaguar latinoamericano? ¿Cuántos se aventurarían a fanfarronear acerca del milagro ecuatoriano o que la Patria ya cambió? Al parecer muchos harán mutis por el foro o unos pocos miopes continuarán tropezando en el discurso oficial. Este es el momento de soluciones no convencionales, no del recetario clásico capitalista, es momento de un postneoliberalismo no capitalista, es hora que la crisis la pague la burguesía y no los trabajadores, es la hora de un gobierno que represente fielmente los intereses de los explotados; allá debe caminar la oposición popular y de izquierda cuyo poder de convocatoria es evidente en las jornadas de movilización precedentes. |
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