martes, 13 de octubre de 2015

Pueblo quechua de Ecuador gana batalla

La Corte Interamericana de Derechos Humanos dictaminó que el gobierno de Ecuador debe disculparse públicamente e indemnizar a Sarayaku
Por Julian Moll-Rocek Mongabay
Jue, 11 Dec 2014 16:00 +0000
 
Patricia Gualinga, Directora de Relaciones Internacionales
Patricia Gualinga, Directora de Relaciones Internacionales en el gobierno de la comunidad Sarayaku. Foto cortesía de Patriia Gualinga.
Ecuador es exuberante en la fauna silvestre, como esta anaconda juvenil verde (Eunectes murinus). Foto por Jeremy Hance.
Ecuador es exuberante en la fauna silvestre, como esta anaconda juvenil verde (Eunectes murinus). Foto por Jeremy Hance.
De pie ante una audiencia repleta de 2.000 espectadores, Patricia Gualinga Montalvo se dirigió tranquilamente a la multitud para compartir la historia de su pueblo. El Sarayaku, un pueblo indígena quechua de unos 1.200 indígenas en la Amazonía ecuatoriana, ganó un caso histórico en 2012.
La Corte Interamericana de Derechos Humanos dictaminó que el gobierno de Ecuador debe pedir disculpas públicamente, debe indemnizar y consultar a Sarayaku por permitir en su territorio, sin haber realizado una consulta previa, la explotación petrolera de la Compañía General de Combustibles de Argentina. Gualinga habló en la 25ª Conferencia Anual de Bioneers en el Centro Marin de San Rafael, California, lejos de su tierra natal justo al sur de la línea ecuatorial.
Bioneers, fue fundada por Kenny Ausubel y Nina Simons en 1990; surgió por del interés en la diversidad biológica y cultural, la bio-mimética (producción y diseño basado en entidades y procesos biológicos) y las medicinas naturales. La primera conferencia tuvo lugar en Santa Fe, Nuevo México, y a ella asistieron alrededor de 250 personas.
Si bien la conferencia inicial se centró en la diversidad de semillas, la agricultura ecológica, la diversidad cultural en América Latina, la bio-remediación y las políticas progresistas, la edición más reciente abarcó temas tan diversos como educación y sostenibilidad, flexibilidad, nuevos medios de comunicación, derechos para la mujer y los indígenas, la reforestación y la práctica de meditación.
El evento incluyó conversatorios de más de un centenar de expertos, como Naomi Klein, autora de “Esto cambia todo: el capitalismo contra el clima”, Paul Stamets, micólogo de renombre mundial quien reveló su reciente investigación sobre el papel de los hongos para mantener a las abejas sin parásitos, y Thomas Clayton-Muller, activista indígena y organizador de la campaña Idle No- More.
Un lugar destacado entre estos altavoces, fue la de los líderes indígenas de todo el mundo, lo cual refleja un creciente reconocimiento de la importancia del conocimiento y de la ceremonia tradicional entre los miembros de la conferencia. Gualinga relató la poderosa lucha de su pueblo. Sarayaku está formado por siete comunidades a lo largo del Río Bobonaza, un afluente del Amazonas, y no se rige por el gobierno federal de Ecuador sino por su propio gobierno indígena.
El territorio ancestral de Sarayaku está en una zona remota al este del Amazonas, en Ecuador, al sur del controvertido parque Yasuní. Alrededor del año 2000 una compañía petrolera llegó y comenzó la perforación exploratoria de petróleo. Durante meses, los ingenieros hicieron detonar explosivos, cortaron árboles y cavaron pozos, protegidos por los soldados ecuatorianos. El Sarayaku levantó quejas y se acercó a los aliados internacionales, aplicando la presión suficiente para obligar a la compañía a abandonar su proyecto.
Gualinga sirvió a su comunidad en medio de esta batalla durante décadas, primero como asesora de los líderes para el gobierno indígena de Sarayaku, y ahora como Directora de Relaciones Internacionales para el gobierno de la comunidad.
Tras 12 años de litigio, la Corte Interamericana de Derechos Humanos finalmente dictaminó que Ecuador había violado los derechos de Sarayaku al permitir que la empresa petrolera entrara sin consulta previa del pueblo Sarayaku, amenazando su identidad cultural y poniendo en riesgo la supervivencia comunitaria.
Con la remuneración de la causa judicial Sarayaku creó una compañía aérea comunitaria, formada por dos aviones de hélice, para apoyar el ecoturismo, así como un banco comunitario y un fondo de becas.
Gualinga recordó momentos de su vida como activista indígena en una entrevista con mongabay.com:
ENTREVISTA CON PATRICIA GUALINGA:
Mongabay: ¿Cuándo comenzó a trabajar para su comunidad?
Patricia Gualinga: Empecé a trabajar como asesora de nuestros directores y a continuación, trabajé como directora en asuntos de la mujer durante tres años y medio. Pero en realidad, he servido a mi pueblo por toda mi vida, doy consejos, apoyo, ayuda y asumí responsabilidades cuando fuimos amenazados por nuestras autoridades.
Mongabay: ¿Cómo describiría al gobierno indígena de Sarayaku?
Patricia Gualinga: “En el caso de Sarayaku, el pueblo  decide, y nosotros, el gobierno, debemos cumplirlo. Somos siete comunidades, y el gobierno está compuesto por representantes hombres, mujeres, jóvenes y viejos”.
Mongabay: ¿Cuál fue el mayor desafío que enfrentó en su lucha contra la petrolera?
Patricia Gualinga: El mayor desafío fue la pelea contra las empresas transnacionales. La mayoría de la gente dijo que era una batalla perdida, que era un suicidio colectivo. Esta forma de resistencia, contra la corriente, es crítica. Esto demuestra que se puede luchar, podemos ser un pueblo digno, y debemos respetar los derechos indígenas.
Ahora hemos ganado, pero enfrentamos un reto mayor. Ahora tenemos que demostrar el desarrollo sostenible de nuestros pueblos. Debemos refutar la teoría de la pobreza, que  afirma que los indígenas necesitan del petróleo para desarrollarse. Queremos demostrar que no es necesario destruir el medio ambiente para justificar el beneficio económico. Podemos construir comunidades vitales, limpias, sanas, dignas, y también económicamente sustentables en el tiempo.
Mongabay: ¿Cómo puede Sarayaku mantener su identidad cultural en un mundo globalizado?
Patricia Gualinga: No podemos ser las personas que éramos hace 150 años, todos estos procesos nos han cambiado. Tenemos nuestro propio idioma, nuestras propias fiestas, nuestra propia ropa, costumbres y la forma de entender el bosque. Pero no podemos permanecer aislados, si nos hubiéramos quedado aislados, habríamos perdido contra la petrolera. Utilizamos los medios de comunicación, tales como vídeo, prensa y nos comunicamos con otras redes de apoyo a los derechos indígenas y ambientales.
¡El pueblo de Sarayaku es especialista en experimentar otras culturas! Aprender nuevas danzas, probamos el rap, la salsa, lo que sea. Tal vez no lo hacemos muy bien, pero ¡seguro que lo intentamos! También somos especialistas en regresar al pueblo, y nos ponemos en el cuerpo la pintura tradicional, como la del jaguar, y el baile, los tambores, y compitiendo en la cacería.
Mongabay: Qué opina del resto del mundo, ¿podrá aprender de la lucha de los Sarayaku?
Patricia Gualinga: Han dicho que los indígenas somos pobres, sucios, retrógrados, y que tenemos que cambiar esto. Pero eso no es así, tenemos que mostrar al mundo que los pueblos indígenas son dignos, sabios y orgullosos. Tenemos valores que otras personas no tienen. Valoramos al bosque, y la gente nos busca para protegerlos.
Mongabay: ¿Cuál es su mensaje para las personas que enfrentan la represión del medio ambiente en todo el mundo?
Patricia Gualinga: ¡Unidad y lucha! Esa pequeña voz de miedo que le habla a tu corazón, y lo que me va a pasar ahora, ¡debe ser superada! Esta es la manera de hacer el cambio. Un proceso de resistencia es difícil, no es divertido. Pero es la única forma de hacerlo. Y ahora es el momento, el mundo está empezando a tener conciencia. Las personas se están dando cuenta que estamos en un camino sin futuro. Tenemos que encontrar una forma de avanzar, no sólo para los pueblos indígenas, sino ¡para todo el mundo!
Este artículo fue escrito y publicado por Julian Moll-Rock, un corresponsal de news.mongabay.com.
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