lunes, 12 de octubre de 2015

EXTERMINÓ CON LA ECONOMÍA Y TAN CAMPANTE! Por Estuardo Melo

EStuardo meloEL Presidente sigue pronunciando el mismo discurso de la larga noche neoliberal, de la Banca y la Prensa corruptas, de los mismos de siempre, los millones invertidos aquí y allá, montos invertidos, no gastados, pero no dice palabra de la situación de iliquidez a la que llevó al País, del enorme endeudamiento, del desordenado despilfarro de los doscientos treinta mil millones alegremente feriados, del sobre precio de toda la obra pública contratada en su gobierno y las incontrovertibles presunciones de corrupción en su administración. Reconoce solamente el pequeño e insignificante robo perpetrado en el banco Cofiec. Un alzeimer de conveniencia.
Al parecer está creyendo que su desgobierno va a poder camuflarse en la baja del precio del barril de petróleo y la revalorización del dólar, cuando todos sabemos que a la producción petrolera la hipotecó totalmente y es un recurso extinto y gastado y que, con una reserva de dólares revaluados otro sería el panorama económico.
Hasta hace muy poco, sostuvo que todo era problema externo de balanza de pagos, ahora es todo en suma: Sistema monetario mal administrado, sector privado paralizado, gasto fiscal en galope, inversión estatal des planificada y desbordada, política económica a la deriva, macroeconomía desquiciada y el populismo más barato. Dos cientos treinta mil millones de dólares gastados como del bolsillo de una cocinera! El resumen de sus altos conocimientos de la Ciencia Económica.
Si el temible operario de la anti-economía, tenía una mínima sospecha que el precio del barril descendía y que el dólar se revaluaba, a no ser por la trasnochada idea de aquel diminuto ministro coordinador, habría dejado a buen recaudo alguna reserva de dólares revaluados que permitiría al menos pagar los sueldos de los burócratas que él mismo ¨dignificó¨ y no tendría que proceder en despidos masivos, o en créditos desesperados para que sus insustentables programas se mantengan al menos hasta que su período termine.
El balance final, dos años antes de terminar su mandato que para muchos es una interminable pesadilla de revolución forzada y anti ciudadana, viene resultando nefasto para los ecuatorianos. En la columna del DEBE una impagable deuda, en la del HABER obra con sobreprecio y corrupción y el SALDO de frustración y recesión para los próximos diez años.(sin que podamos decir nada todavía sobre la calidad de las ejecuciones)
Más aún, porque todas las culpas acusan a una sola persona, aunque no cabe duda que muchos habrán participado al proponer las erradas decisiones, los elaborados sofismas, las absurdas premisas, la repugnante propaganda, armando un tinglado que al fallar, fueron la causa principal de una auténtica debacle.
Lo increíble es la tupé con que se presenta, para decirlo con sus propias palabras, con la misma cara de tuco, como si no hubiera roto un solo plato, cuando durante nueve años reventó toda la vajilla, dejando al pueblo ecuatoriano con una mano adelante y otra atrás, desorientado e indefenso, sin otro dólar que no sea el proveniente del crédito externo, un país quebrado.
El engaño no estuvo en el supuesto modelo, porque no hubo tal, a menos que el caos administrativo se considere un modelo. Estuvo en creerlo capaz de planificar y ordenar el gasto e inversión de doscientos treinta mil millones de dólares, a alguien que a partir de un estatus de resentimiento y revancha social, familiar, afectivo y situacional, hizo creer que estaba suficientemente capacitado para ejercer el mando de un proyecto de bienestar, porque convenció a gente tonta, criticando todo lo que antes fue, vendiendo la idea que la revolución ciudadana inauguraba servicios gratuitos que antes ya existían.
Finalmente lo que nos vino anunciando en el título de su libro se cumplió: en diez años nos condujo desde la condición falaz de la Banana Republic ecuatoriana, a la más absoluta negación de lo que puede concebirse como una República, ¨la no república¨.
Los indicios no fueron claros. Porque cuando terminó su carrera, él mismo se lamentó de la mala preparación que obtuvo. Cuando buscó especializarse, tomó un curso en un idioma que desconocía y su compañero argentino le ayudó con la elaboración de sus trabajos de curso. Cuando terminó sus cursos, no consiguió trabajo ni acopió experiencia, hasta que una universidad lo enroló (cátedra de anti economía) y consiguió ser nombrado Ministro, en un cargo en el que duró tres meses, que fue toda su experiencia válida de gobierno, antes de ser candidato.
En su libro da a entender que todo estaba plagado de defectos y nada tenía para él una valoración positiva, hasta que la inusitada ocasión tocó a su puerta. El gobernante venezolano lo nominó como candidato a la presidencia del Ecuador, en nombre de un ALBA en mientes, urdida por Fidel Castro. Entonces había que preparar al muchachito y suministrarle los fondos para que arme su campaña y en la misma tendencia, la FARC, necesitada de apoyo en la frontera, facilitó dinero para su campaña.
A esa oportunidad que no era otra que la consolidación de sus juegos de poder en la esquina de su barrio comandando un grupúsculo de amigos guacharnacos, se le pegaron oportunistas de distinto género: pseudo politólogos, ideólogos frustrados, ambiciosos de poder y de dinero.
Entonces inició un gobierno sediento de ambición y recursos. De inicio saltaron los escándalos que todos conocen. Pasó a fabricar una Constitución ad-hoc, cuya más notoria característica es haber eliminado al Derecho, como elemento regente.
Pasó a ejecutar obra pública, impactando fuertemente en la modesta economía del país, generando una inflación de dos dígitos en 2008.
Ahora, al final de su ejercicio, se puede apreciar que la no-planificación del gasto y el desorden en la ejecución de los programas de inversión, nunca fueron objeto de orden, prelación, o sistematización. Fueron ocurrencias lanzadas desde las sabatinas para mostrar su demagogia y construir su propaganda. En efecto, ninguno de sus programas tiene un criterio de generalidad de beneficios ni sutentabilidad.
También, dolorosamente constatamos que la obra tiene la grave objeción del sobreprecio. Todos los créditos, todos los estudios, todos los contratos, todos los resultados, sin excepción están plagados de costos casi duplicados, como Manduriacu. La obra emblemática de la corrupción del país y de este gobierno. A ratos parece que más que el beneficio nacional, buscaban un beneficio personal que podrían recuperar de esas obras.
En situación como ésta, habiéndose dispuesto hasta del último centavo, producto de la recaudación de impuestos, habiendo cosechado los mayores ingresos imaginables gracias al precio del barril del petróleo, habiendo protagonizado un gasto demencial y descontrolado que abarca hasta millonarias donaciones a países terceros, que tendrá que devolver, al final de su ejercicio, comienza a acumular la friolera de Treinta y cinco mil millones de dólares, para subsanar la iliquidez ocasionada por él mismo, para la cual no tiene la más remota idea de cómo se ha de pagar. Tal parece que entró en un síndrome demencial de ejecución de obras, como sustento político y económico personal y no pudo frenar cuando la millonaria inversión quedó sin fondos, comenzó en otra demencial tarea de conseguir créditos, sin meditar que no podría pagarlos.
Es algo que los ecuatorianos simplemente no podemos tolerar. Que salga con la misma cara a hacerse el desentendido del daño irreparable que causó, que pretenda culpar a situaciones externas sobre su demencial desafuero de nueve años, que pretenda la reelección indefinida para cubrir sus propias espaldas, ya fue el colmo.
Debemos exigir, como mínimo, que rinda cuentas del desmesurado gasto que ordenó; que publique la lista de proyectos edificados en su administración, con especificación general de volúmenes y costo por unidad construida; Que establezca el valor de cada obra a nivel de proyecto y a nivel de entrega, para poder evaluar las diferencias y las anomalías durante la ejecución. Que acepte sus culpas de mal gobierno y corrupción.
Es seguro que una vez que se realice un análisis de esos valores, habrá grandes cifras que la corrupción se llevó y los nombres de los ejecutores responsables. Tal vez se conozca también, cómo operó el reparto.
La mayor insolencia del mandatario es su frescura, su fingida indiferencia al reclamo y la inexistencia de auditoría. Porque nadie va a decir ahora que hubo control gubernamental de parte de Contraloría. Eso, no.
Si no llegara a publicar lo que es de su obligación para una rendición de cuentas, tendremos que suponer nosotros mismos, cuáles son los montos del atraco, y quiénes deberán responder por ello, armando un listado y publicándolo.
No creo que piense ni por un instante, que el problema que causó va a tener una solución fácil. Eso jamás.

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