Publicado en la Revista El Observador, Agosto del 2015 |
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Que me ha dado todo…..con esta frase de la inolvidable canción de la eterna Mercedes Sosa (La Negra); la artista Eudoxia Estrella Ordóñez, resumió sus 90 años de vida. La mañana estaba fría, eran como las 10, el parque San Sebastián lleno de vida, aunque la pileta luce abandonada, sin agua, las palomas revolotean, suben y bajan en busca de alimento, saben que a la una de la tarde es el encuentro con su amiga Eudoxia, el compromiso es inquebrantable, la relación indisoluble, el pan de cada día está asegurado. Los turistas se deleitan admirando, una y otra vez, nuestro patrimonio cultural que es de la humanidad entera, la iglesia, el Museo Municipal de Arte Moderno, las viviendas, se sientan, se paran, miran, disparan sus cámaras, esto es increíble, murmuran, sonríen, saludan. ¿Y qué tal, pregunto?. Contestan: “mucho bonito, mucho bonito”. Bien el objetivo es la entrevista a Doña Eudoxia, a propósito del homenaje que le ofreció el Municipio de Cuenca, con motivo de su cumpleaños noventa. Me quedo unos instantes observando su vivienda, allí está, como siempre, luce encantadoramente bella, incomparable, única. Parece que el tiempo se ha detenido, que no hay tiempo, que las cosas no han cambiado. De pronto se asoma doña Eudoxia, la entrevista no estaba anunciada, quería sorprenderla, sin anunciarme para conocer su reacción. Le saludo de una, pero no me identifica, no se acuerda, es que los años no pasan en vano. Cuando pronuncio mi nombre, reacciona, saludamos, está tranquila. Estoy vieja, me falla la vista, el oído, todo mismo (sonríe). Me invita a su hogar, subimos, admiro sus cosas que las cuida y protege celosamente, todo está en su lugar, en la sala el piano, los mismos muebles, la consola, las obras de arte de su esposo Guillermo Larrazábal, los autorretratos, sus acuarelas, obras obsequiadas, adornan las paredes. Nos ubicamos para la entrevista, pero antes entona unas notas en su inseparable piano. Al buen músico el compás le queda, sonríe, nuevamente (ya casi no toco).
Doña Eudoxia: ¿cómo se siente a estas alturas de la vida?. Cumplir noventa años ya es duro para seguir con una vida activa. Cuenca ha tenido la bondad de hacerme un homenaje, aunque creo que uno trabaja porque Dios me ha permitido estar donde he querido estar, en la cultura, en el arte. No me he desviado de ese camino desde muy pequeña. Hay un espíritu que me ha guiado por ese camino, y ese camino he seguido hasta este momento que tengo 90 años. Creo que ya debo estar quieta, sentada en la casa (risas). Días después del homenaje que me ofreció el Municipio, un grupo de señoras amigas, me hizo otro reconocimiento, por mis años de servicio. Nunca he trabajado para que me hagan homenajes, ha sido por mi pasión que siempre he sentido y he vivido por la cultura, por el arte. La vida me ha colocado en lugares que me han gustado. Hago un paréntesis para preguntarle: ¿en qué fecha nació usted? El 9 de Julio de 1925, nací en plena revolución alfarista. Me decían (en broma) que no soy bautizada porque el cura en el día que mis padres me llevaron para la ceremonia religiosa, más pensaba en la revolución que en el bautismo, porque ni siquiera (decían) me echaba el agua bendita en la cabeza. Estaba emocionado con la revolución, es que el cura había sido alfarista. ¿Usted fundó y fue la primera Directora del Museo de Arte Moderno, por tres décadas consecutivas, toda una vida?. Hernán Crespo Toral, con la tozudez que tenía, me dijo tú vas a ser la Directora del Museo. Le dije bueno, vamos a ver qué pasa. Creo que pude sacar el Museo adelante en cuanto a la categoría de exposiciones. Infinidad de veces caminé por sus pasillos y salas, seguro que mi espíritu estará todavía allí. ¿Usted tenía fama de ser una persona de mal carácter, brava?. Eso no era así, siempre me ha gustado que las cosas salgan bien. Había gente que se fastidiaba con mi carácter. Siempre me gustó trabajar duro. También fue la primera Directora de la Bienal Internacional de Pintura. ¿Una tarea dura, difícil?. Estuardo Maldonado me propuso: por qué no haces una Bienal. Así empezó la primera Bienal en el Ecuador. Cuenca siempre ha sido la capital de la cultura, del arte (reitera). Sufrí mucho por la crítica. Crearon una contrabienal (el agua fuerte), eso hicieron un grupo de pintores. Esa crítica nos incentivó para continuar con más fuerza. La crítica y la contra nos sirvió. Todavía no entiendo por qué estaban en contra. Decía que era una bienal elitista. Acudí a los amigos para sacar adelante el evento que hasta este rato están disfrutando. Trabajábamos hasta la madrugada con María Eulalia Crespo. ¿Cuéntenos algo de su faceta de artista y profesora en su Academia de Pintura Infantil?. Esa fue la mejor etapa. Desde niña pinté, desde que tengo uso de razón, en paredes, en papeles, hasta me reprendían, Dibujaba garabatos. El niño necesita expresarse, y la mejor forma de expresión es con un papel y un lápiz. Por eso cree la Academia de Pintura en mi propia casa. ¿Y su otra pasión, el piano?. También, desde pequeña tocaba el piano al oído, como lo hacía mi padre; que dicho sea de paso, le importaba un bledo todo. Hijo de Mariano Estrella, una persona muy rica. Mi padre derrochó una fortuna entera y se quedó en la calle. Fue un hombre muy culto, poeta, músico. Heredé de mi padre la tendencia al arte, y de mi madre el carácter. (Alfonso Estrella Marchán y Eudoxia Ordóñez Zamora). Yo fui hija única. Hablando de su pintura: ¿qué es eso del casualismo?. Yo inventé la técnica del casualismo dirigido (que parece un absurdo), consiste en mover la cartulina con el agua y la acuarela, así se van fusionando los colores con el movimiento, así se va formando la obra de arte. Su casa es una joya patrimonial. ¿Aquí nació usted?. Aquí nací y aquí pienso morir. He vivido intensamente (se “confiesa”). No puedo quejarme de la vida. He tenido de todo: sufrimientos, alegrías. Nunca he sido rica en dinero. He vivido una vida más o menos normal. He tenido etapas buenas y malas. En esta última parte estoy dedicada a querer oír porque me estoy quedando sorda. Paso los días leyendo, cuidando las plantas. Tengo dos palomas que les doy de comer en el balcón, pero a la una de la tarde bajo para atender a todas, me esperan “religiosamente”. Dentro de casa me acompaña desde hace años, la Targelia, que es mi empleada. Ella llegó con su hijo pequeño, ahora es ingeniero eléctrico. En la Galería está Rita Pérez, que es mi secretaria y amiga. La vida ha sido generosa conmigo, porque sigo recibiendo homenajes. Me gustaría hacer tantas cosas, pero ya no puedo, se va acabando todo. ¿La prensa cómo le ha tratado en todo este trajinar público, de servicio?. La prensa se ha portado demasiado bien a lo largo de mi vida. ¿Cuál es su criterio sobre las nuevas bienales?. De las nuevas bienales se puede salvar muy poco. Lo de ahora no entiendo. No estoy en contra del arte conceptual, pero es el pretexto para que expongan lo que les da la regalada gana. Bueno, me ha hecho una entrevista larguísima, hasta me ha hecho tocar el piano. (un estrechón de manos y hasta siempre). |
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