La historia de Emma, la mujer de 91 años
que camina desde Tucumán hasta Luján
Este miércoles llegó a Tío
Pujio. Es italiana y está haciendo una caminata de mil kilómetros. Lleva
consigo una promesa y un pedido a la Virgen.
·
Tio Pujio. Emma tiene una vitalidad
envidiable. Acusa 91 años cumplidos el 8 de enero último y hace un mes y medio
que salió caminando desde San Miguel de Tucumán con destino a la basílica de
Luján. Para esta titánica misión lleva consigo una promesa y un pedido a la
Virgen por los jóvenes y la paz del mundo.
Sola por la ruta y en el mundo. Emma Moronsini no tiene familia
y su casa está en Castiglione delle Stiviere, en la provincia de Mantua, en el
norte de Italia. Ya realizó caminatas como esta por Polonia, Israel, México y
Brasil. Siempre de a pie y llevando solamente una valija y un paraguas en su
“carello” de dos ruedas. El resto lo recibe del cariño de la gente en cada
pueblo por el que pasa.
En Argentina viaja por la banquina de la ruta nacional 9. En la
mañana del miércoles llegó a la localidad de Tío Pujio y la comisión parroquial
le dio la bienvenida. La albergaron en el Hogar Municipal para adultos mayores.
Allí recibió a La Voz para contar de la travesía
iniciada el 27 de diciembre pasado.
“Los policías tucumanos me decían que no podía hacerlo porque
voy sola y estoy muy anciana, y por la inseguridad y la droga, pero en el
camino sólo encontré amistad y buena voluntad de la gente”, cuenta sonriente.
Cuenta que el día de su cumpleaños, la gente que la hospedó le hizo una torta y
una fiesta. No lo podía creer.
Una caminante feliz
Emma sonríe siempre. Todos quieren tocarla y besarla. Saluda
como si fuera una vecina de toda la vida.
“Soy feliz caminando”, dice. Todos los días sale a la ruta a las
6 de la mañana y camina cuatro o cinco horas. El resto del día descansa. En una
bolsa lleva pan, agua y leche en polvo. Con eso se mantiene fuerte.
Su cuerpo es diminuto. Lleva antejos y un gorro para el sol,
zapatillas deportivas y chaleco color naranja que la hace muy visible en la
ruta.
Hay que verla caminar. A pesar que el año pasado sufrió un
accidente automovilístico que le afectó una pierna, su ritmo al andar es muy
veloz, no solo para su edad sino hasta para algunos jóvenes. “Los médicos me
dijeron que no iba a poder seguir caminando, sin embargo estoy aquí”, dice con
su sonrisa desafiante.
Habla italiano con algunas palabras en español. Lo que hace,
explica, es un “sacrificio para la Virgen por la paz en el mundo, la juventud y
por todas esas familias que hoy están divididas. Muchos están separados,
algunos conviven pero no son esposos, o no tienen hijos. Es muy triste”.
Mientras llega a Luján, Emma se muestra sorprendida por el
cariño de la gente. “Nunca pensé recibir tanta gracia”. Una vez que llegue a
Buenos Aires, ya tiene el pasaje en avión hacia Milán.
El Papa
De regreso a Italia, espera algún día poder conocer al Papa. Al
preguntarle por Francisco, ese rostro pelechado por el sol se le vuelve todo
luz. “Es estupendo, maravilloso. Hoy todos quieren verlo y estar con él, aunque
no tengan fe en Cristo. El Papa tiene una responsabilidad enorme sobre sus
hombros, que es guiar a todos los hombres hacia el buen camino. Pasan muchas
cosas malas en el mundo y tenemos que volver a la buena senda”, reflexiona
Emma.
Ella también mantiene en alto su esperanza de conocerlo y se
ofrece a trabajar con enfermera voluntaria en algún hogar para pobres o
ancianos. Pero que si Dios le da vida y salud, el año que viene le gustaría
hacer otro viaje por algún otro país. Ganas le sobran.
No hay comentarios:
Publicar un comentario