Mario Jaramillo Paredes
Por AGN -7 junio, 201834
En el año 2016- no recuerdo si en abril o mayo-numerosos ciudadanos asistimos al local en Cuenca de la Superintendencia de Comunicaciones para expresar nuestra solidaridad con Diario El Mercurio, que era víctima de uno de los más de veinte procesos que la Supercom había instaurado a este Diario independiente.
Dos personas vestidas “de civil” aparecían de rato en rato por la sala tomando fotografías con un celular a algunos de los asistentes. A muchos nos vino la sospecha que no buscaban tener un recuerdo de nosotros sino que trataban de intimidarnos con un mensaje claro: usted queda registrado como enemigo del gobierno y aténgase a las consecuencias. Era parte del aparato represivo de corte fascista que se había montado minuciosamente y se había puesto en manos de dóciles cortesanos para crear un estado, no de derechos, sino de propaganda que afianzara la figura del caudillo.
En el año 2016- no recuerdo si en abril o mayo-numerosos ciudadanos asistimos al local en Cuenca de la Superintendencia de Comunicaciones para expresar nuestra solidaridad con Diario El Mercurio, que era víctima de uno de los más de veinte procesos que la Supercom había instaurado a este Diario independiente.
Dos personas vestidas “de civil” aparecían de rato en rato por la sala tomando fotografías con un celular a algunos de los asistentes. A muchos nos vino la sospecha que no buscaban tener un recuerdo de nosotros sino que trataban de intimidarnos con un mensaje claro: usted queda registrado como enemigo del gobierno y aténgase a las consecuencias. Era parte del aparato represivo de corte fascista que se había montado minuciosamente y se había puesto en manos de dóciles cortesanos para crear un estado, no de derechos, sino de propaganda que afianzara la figura del caudillo.
Durante la semana pasada, el país volvió a ver un nuevo caso de abuso y corrupción, esta vez relacionado con los manejos turbios en los concursos para asignar frecuencias de radio y televisión. El informe borrador de la Contraloría General del Estado, señala que los organismos estatales asignaron-en principio- a tres grupos empresariales una increíble cantidad de frecuencias de radio y televisión y en algunos casos no solamente haciendo favoritismos con quienes eran cercanos al régimen de Rafael Correa sino también saltándose informes técnicos que eran desfavorables para algunas emisoras favorecidas.
Para nadie es desconocido que durante la década del gobierno anterior, la creación de lo que se ha dado en llamar un Estado de propaganda, fue uno de los medios principales que usó el régimen para concentrar todo el pode en sus manos y tratar de anular cualquier posibilidad de un periodismo independiente. Organismos de control concebidos como tribunales de la inquisición para perseguir a aquellos medios que el gobierno consideraba críticos, fueron conducidos por sumisos cortesanos que cumplieron fielmente las órdenes recibidas. Juicios por cualquier motivo, sanciones administrativas, económicas Y amenazas, fueron los instrumentos con los que se amordazó a algunos medios de comunicación y se amenazó a otros.
El Informe de Contraloría muestra claramente algo que se sabía y se había denunciado. Hubo persecución a los medios críticos y premios a aquellos que eran cercanos al régimen o a los que callaron por conveniencia. Se puntualiza que hubo concentración en tres grupos empresariales, uno de ellos de un ciudadano extranjero y otro de un legislador en aquel entonces gobiernista. Para variar, dos de ellos fueron directivos de los organismos estatales creados para controlar a los medios de comunicación.
Se ha vuelto frecuente escuchar cada vez a más ecuatorianos, que donde se toca salta pus, para referirse al alto grado de corrupción que se dio durante el anterior gobierno en casi todos los campos. Hoy a los casos en petróleo, hidroeléctricas, carreteras, educación, Odebrecht y decenas más, se suman las denuncias en el campo de la comunicación. Un caso más en que está prohibido olvidar lo que ocurrió. Para que nunca más se repita. (O)
Se ha vuelto frecuente escuchar cada vez a más ecuatorianos, que donde se toca salta pus, para referirse al alto grado de corrupción que se dio durante el anterior gobierno en casi todos los campos. Hoy a los casos en petróleo, hidroeléctricas, carreteras, educación, Odebrecht y decenas más, se suman las denuncias en el campo de la comunicación. Un caso más en que está prohibido olvidar lo que ocurrió. Para que nunca más se repita. (O)
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