lunes, 25 de junio de 2018

El video del Chato es el retrato digital del avivato

  en La Info  por 
La bendita triada de tecnología, filtraciones y redes sociales ha logrado estos días un prodigio: armar en un video el retrato del político ecuatoriano actual que sabe que su éxito depende de su sagacidad para ubicarse en la vereda del poder y los poderosos sin importar las implicaciones ideológicas o éticas de sus decisiones.
Se trata del video en el que aparece José Bolívar Castillo, alcalde de Loja,  diciendo algo que, reconoce, no podría decir públicamente. Y lo dice mientras degusta una galleta con particular deleite. El video dura apenas unos segundos y lo debe haber logrado alguien que estaba junto a Castillo, cuando éste esperaba ser entrevistado en una radio lojana.  De lo que se ve, mientras Castillo no habla en público habla pestes de la consulta y de la tesis del NO, pero cuando ya lo están entrevistando dice exactamente lo contrario. Incluso afirma, en la entrevista, que solo los tontos se negarían a votar NO en la consulta.
El video podría ser una evidencia de un caso de simple hipocresía, pero es mucho más que eso. José Bolívar Castillo es un viejo político que ha sido protagonista de la política regional y nacional. Ha sido famoso por alinearse, siendo alcalde o asambleísta, con quienes están en el poder. Prácticamente jamás ha hecho oposición porque entendió muy bien que estando alineado con quienes administran el poder tenía asegurado los financiamientos para obras y así cuidar su imagen.
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Lo que hace el video, y de ahí su fuerza, es exponer en segundos la esencia de un ejercicio político que ha marcado al Ecuador en que nada es más importante y relevante para un político que la obra. Se trata de un esquema, nada nuevo por cierto, en el que el político que triunfa es el que más obras realiza, sin importar mucho los principios ni sus programas.  En definitiva, el video muestra cuán importante es para sobrevivir en el Ecuador como político tal o cual obra y no la calidad de pensamiento o reflexión sobre la realidad o la esfera pública. Se trata de una suerte de dictadura de la acera y el bordillo que se ha expresado perfectamente durante los últimos años con la expresión de “pero tenemos carreteras”.
El video, además, resume el lameculismo que existe en la práctica política del país, donde el político trata de congraciarse con el administrador o dueño de los hilos del Estado.  Castillo, desde que se hizo político, siempre trató de quedar bien con quien administra el poder y de eso da cuenta la cantidad de actos de simpatía que hizo para halagar a Rafael Correa, durante estos últimos10 años.
Castillo fue figura de la política durante los últimos años. Antes de ser alcalde, es decir cuando era asambleísta por el movimiento Acción Regional por la Equidad, hizo todo lo posible para quedar bien con quien en ese entonces era el hombre más poderoso del país. Fue él quien ideó introducir en el proyecto de Ley de Comunicación, que en ese entonces se tramitaba en la Asamblea, la Superintendencia de Comunicación, SUPERCOM; el organismo que encarna todas las perversiones de Correa hacia los medios de comunicación. Así, con la creación de Castillo, se creó un tribunal dependiente de un Ejecutivo que odiaba a los medios y los periodistas que no le rendían pleitesía. La Supercom terminaría siendo presidida por Carlos Ochoa, personaje conocido por haber sido el ejecutor de todas las sanciones que Correa quería que se imponga a medios y periodistas críticos.
José Bolívar Castillo representa también la veta autoritaria de los políticos nacionales. La Comisión de la Verdad, presidida por Elsie Monge, ya tenía puestos los ojos en él cuando ejerció la Alcaldía de Loja en los noventas. Esa comisión lo declaraó culpable de haber ordenado a policías municipales que torturen a Stalin Armijos por haberlo llamado “Chato Castillo” y haber ordenado el desalojo y maltrato de mendigos, comerciantes informales y moradores de un barrio popular.
Luego, ya en el correísmo, Castillo se hizo famoso por haber perseguido sin piedad al periodista Freddy Aponte a quien demandó por injurias porque le dijo “ladrón”. El periodista fue absuelto en primera instancia pero Castillo apeló y la Corte Nacional lo declaró culpable. El locutor pasó tres meses en la cárcel y como Castillo no quedó contento interpuso una nueva demanda, exigiendo una compensación económica por “daño moral”. El acusado fue condenado a pagar 54 633 dólares que nunca canceló porque dijo que no tenía esos recursos. Castillo insistió con un tercer juicio, esta vez por “insolvencia fraudulenta”, y la cuenta bancaria de Aponte quedó bloqueda indefinidamente.
Castillo además, interpuso una demanda contra La Hora ante la Supercom acusando a ese diario de no haber dado suficiente cobertura a su acto de rendición de cuentas como alcalde de Loja. La Hora lo había hecho los días que precedieron la sesión solemne el la cual Castillo se echó flores. Sin embargo, La Hora fue multada por 3 450 dólares.
Si el video de Castillo ha sido compartido miles de veces en redes sociales, generando además toda una estela de comentarios y bromas, es porque atina a describir una realidad de la política ecuatoriana: el político que aspira a ser recordado únicamente por las obras sin importar sus actitudes (antidemocráticos en el caso de Castillo) ni sus principios que, en el caso del Alcalde de Loja, son de geometría variable.

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