sábado, 9 de junio de 2018

Batallas libradas



Aurelio Maldonado Aguilar
Por AGN -7 junio, 201822
Hablar de 94 años es hablar de largo tiempo y cuando esto se traslada a la vida de una institución como EL MERCURIO, es entender que son muchas generaciones que crecieron con su orientación y norte. Deducir que los criterios y su opinión fueron y son rectores y vitales en la vida del Ecuador, Cuenca y la región en especial, es francamente una verdad sin aspavientos ni vanas glorias. Ser -y esto sí, mi orgullo- la tercera generación de mi familia que pasamos por sus páginas como escritores de opinión; me inunda el pecho. Saber que el diario fue la trinchera valiente desde la que enarbolamos nuestra bandera y grito libertario en bien del pueblo y el país sin claudicaciones y con la verdad honesta y firme como final acto de dignidad y rebeldía, nos enaltece junto con todos los compañeros de opinión y periodismo altivo.
Pero para ahora ventear nuestra verdad fue necesario que en los largos 94 años de vida del periódico, se deban luchar batallas encarnizadas a través de los diferentes meandros que la política y la vida de la sociedad nos puso como severos obstáculos, enfrentando solos nuestros criterios y opiniones. Dictaduras, gobiernos fatuos y corruptos, explosiones sociales de todo tipo, justicia corrupta, etc, fueron las barreras que nuestras picas derribaron con enorme bizarría. Pero nunca, sin embargo, fuimos acanallados y atacados tanto como en los últimos 10 años de la “década perdida” El MERCURIO enfrentó 17 juicios que aquella podrida institución, la SUPERCOM nos implantó por decir la verdad, porque un punto y una coma no debieron estar, etc según el mísero criterio de personajes contratados, ellos si, como sicarios de un poder omnímodo y delincuencial del que vamos descubriendo mañas y tretas por todos los costados y que fue amparado por justicia mañosa e inquisitorial que hoy y gracias a todas las vírgenes y santos del cielo azul, va siendo desmontada con la vergüenza y la vindicta que el pueblo merece como reparación. Nunca callamos. Enfrentamos con rigor el riesgo de ser clausurados y de ser inoculados por algún proceso mañoso que fácilmente pendía sobre nuestras cabezas. La intención de la caterva mafiosa que gobernó con el látigo de la justicia corrompida hasta el tuétano, fue aniquilar el diario lenta pero seguramente. Sus manos estaban sobre nuestro cuello y nos ahogaban tristemente, pero dábamos batalla. Todos los días, antes de que el rotativo empiece a manchar con tinta firme y honesta las resmas de papel valiente, había que tratar de no caer en la trampa que los verdugos colocaban, pues la clausura, la cárcel para el escritor o enormes resarcimientos en dinero, podían ser nuestro fin, como sucedió con otros medios y escritores como Fundamedios, autores del libro Gran Hermano y otros muchos que nombrarlos demoraría este artículo, que fueron víctimas del poder omnímodo y dictatorial, encubierto por gasa de falsa democracia.
No pudieron con nosotros. Momentos de enorme dificultad fueron superados. Audiencias en salas de justicia que no fueron otra cosa que un cadalso seguro del medio acorralado, pues todo se daba y muy bien estructurado para implantar la pena. Hoy Jalkh, sus adláteres y toda la justicia con injerencia en jueces que por temor a ser castigados, cancelados y enfrentar el hambre, agachaban la cerviz y firmaban edictos redactados exprofeso sin leerlos tan siquiera, pues recuerden al juez que conoció y firmó en una noche extenso alegato de miles de hojas. Estamos de pie. No lograron domeñarnos ni aniquilarnos. Nuestra verdad renace como nuevo amanecer. Una batalla ganada al oscurantismo y la trastienda. Seguiremos adelante. Ojala malas yerbas no renazcan muy temprano y si lo hacen, nuestra pluma estará para podarlas. (O)

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