lunes, 30 de marzo de 2015

Por Roberto Aguilar
·         Manifiesto
Hablando huevadas como el Mashi


Una vez más el troll center no pudo con los ciudadanos. En los últimos días la etiqueta #HablandoHuevadasComoElMashi, que invitaba a recopilar frases absurdas que hubieran sido dichas por el Presidente, fue la mayor tendencia nacional en el Twitter. Nada atinó a hacer el esforzado ejército de internautas del correísmo para impedirlo. Podemos imaginarlos, pobrecillos, en cualquiera de sus oficinas, por ejemplo en aquellas de la República de El Salvador y Moscú, recién descubiertas y fotografiadas en un reportaje de la Fundación Mil Hojas, multiplicándose para sumar gente de su lado alrededor de la etiqueta #LosMismosDeSiempre, que fue la que inflaron para tal efecto. En vano. Nada se puede hacer cuando una tendencia empieza a crecer espontáneamente en las redes. Y #HablandoHuevadasComoElMashi lo tenía todo para lograrlo: era divertida, era fácil de seguir y pronto demostró ser inagotable. En algún momento del día viernes se volvió evidente que todo el mundo recordaba no una sino varias frases dignas de figurar en la lista de huevadas dichas por el Mashi. Las redes estallaron. Las cuentas correístas se movieron menos, muchísimo menos.
#HablandoHuevadasComoElMashi es una genialidad de la creación colectiva. Aparte de las cualidades ya señaladas, la etiqueta tiene frente a sus competidoras la ventaja inestimable de la invulnerabilidad. Otras tendencias pueden ser fácilmente invadidas por internautas con las pilas puestas y las reacciones rápidas, y convertirse así en territorios en disputa. La etiqueta #LosMismosDeSiempre, por ejemplo, creada contra la oposición, puede ser usada contra el correísmo, como en efecto lo fue. Basta tuitear una foto de Alexis Mera y titularla: #LosMismosDeSiempre. Con la etiqueta #HablandoHuevadasComoElMashi, en cambio, eso es imposible. Los pocos esfuerzos correístas por invadirla fueron estruendosos balazos en el pie. Uno tuiteó: “Yo sí apoyo a mi Presidente. #HablandoHuevadasComoElMashi”. Otro, aun más aparatoso, se fue por la vía del insulto: “Qué se puede esperar de#LosMismosDeSiempre, mocosos con banderas de USA en sus portadas #HablandoHue-vadasComoElMashi”. Nada que hacer: cualquier intento de apropiación pasaba necesariamente por el reconocimiento de que el Mashi habla huevadas. La etiqueta era una fortaleza inexpugnable.
Poco a poco sus contenidos se fueron diversificando. Se puede reconocer, entre otros, los siguientes tipos, todos referidos al discurso político del Presidente y casi todos con intenciones humorísticas:
a) Citas textuales del Presidente de la República cuyo efecto cómico se produce casi siempre por simple contraste con la realidad. Ejemplos: “No me interesa la reelección”; “La justicia ecuatoriana es independiente”; “La alternancia es un discurso burgués que nadie se cree”; “Los que quisieron desacreditarte, Jorge, han quedado desacreditados”; “El Telégrafo escribe de forma ética y profesional”; “Llévense sus 7 millones de euros. Si quieren les damos otros 7 millones para cursos de capacitación en respeto”; “El mundo nos ha fallado”; “¿Hay humoristas ingleses?”; “Me siento perseguido”… En este grupo se incluyen todos los lugares comunes que el Presidente ha convertido en lemas de su gobierno: “Avanzamos patria”; “Prohibido olvidar”; “Que nos quiten todo menos la esperanza”; “somos más, muchísimos más”; “La patria ya es de todos”…
b) Frases que Correa no ha dicho pero diría si fuera sincero. Si el efecto humorístico del grupo anterior proviene del desfase entre las palabras y los hechos, el de este grupo resulta de imaginar un presidente cuyas palabras correspondieran a sus actos. Ejemplos: “Abstente del sucio sexo hasta que acabes la tesis”; “Todo el que piensa diferente es atrasapueblos”; “Primero lo nuestro, compatriotas: nuestro apartamento en Bélgica, nuestra cuenta bancaria en Suiza; nuestro primo en Miami”; “Odio ser odioso y no tener amigos”; “Que te roben hasta las utilidades, menos la esperanza”…
c) Frases que quizás el presidente no dijo, pero bien pudo haber dicho. Quién sabe: “Fausto Miño, como cantante, es un orgullo para el país”; “Sólo los que tienen barriga llena se oponen a la megaminería”; “Puedo vivir sin Twitter”…
d) Reflexiones asombradas de los tuiteros con respecto a lo fácil que resulta participar en la tendencia #HablandoHuevadasComoElMashi, tal es la cantidad de huevadas habladas por el Mashi. Ejemplo: “No sé cuál huevada decir de tantas”.
e) Apropiaciones de la frase “hablando huevadas como el Mashi” para reproducirla en contextos no políticos. Verbigracia: “Ya estás #HablandoHuevadasComoEl-Mashi”.
f) Huevadas puras y simples. Cosas que definitivamente el Presidente no ha dicho pero, según las reglas de este juego, bien podría decir en cualquier momento por el simple hecho de que son huevadas. Ejemplo: “Te amaré para siempre”.
Tras el espectacular éxito del día viernes, los tuiteros interesados en mantener viva la tendencia en las redes esperaron ansiosamente la sabatina 417 del Presidente, con la esperanza de que dijese huevadas dignas de ser retransmitirlas en tiempo real. Por supuesto, no fueron decepcionados. Rafael Correa fue tan generoso con ellos que la tendencia siguió en alza y  se multiplicaron los tuis del grupo d). Y eso que no fue una sabatina especialmente memorable. Las cosas se mantuvieron todo el tiempo dentro de los límites de la rutina. A saber:
  • El Presidente defendió “el tan satanizado gasto público” (#HablandoHue-vadasComoElMashi) e hizo el inventario de las obras inauguradas durante la semana, en las que se expresa de forma tan incuestionable su superioridad moral: “Da satisfacción –dijo– que mientras los mismos de siempre lanzan piedras nosotros lanzamos carreteras” (#HablandoHuevadasComoElMashi).
  • Contó todo lo que comió durante la semana y propuso una auténtica consulta popular en la Internet para decidir si el próximo año se repite el concurso del mejor hornado del mundo o si se organiza más bien otro del mejor encebollado del mundo, tema de altísima trascendencia cívica en el que sí es necesario “que vote toda la población nacional” (#HablandoHuevadasComoElMashi).
  • Volvió sobre el tema del Plan Familia porque está harto de que “los hedonistas nos impongan su modo de vida” (#HablandoHuevadasComoElMashi), y “cansado de tanta campaña de desinformación” (#HablandoHuevadasComoElMashi). Denunció la infiltración en el gobierno de una “agenda gay” (#HablandoHueva-dasComoElMashi) y se escandalizó de la campaña que diseñó el Enipla para prevenir el embarazo adolescente, especialmente de un cartel que decía “Con condón disfrutas un montón”, del que dijo: “Lo prohibí cuando lo conocí” (#HablandoHue-vadasComoElMashi). Y se preguntó: “¡Abiertamente distribuyendo condones! ¿Ese es el país que queremos?” (#HablandoHuevadasComoElMashi).
  • Defendió su decisión de no pagar la deuda de la Seguridad Social porque la ley que lo obliga a hacerlo no le gusta y “ya pedí que me reformen eso” (#HablandoHuevadasComoElMashi). Además, dijo, “El IESS no sabe qué hacer con tanta plata” (#HablandoHuevadasComoElMashi).
  • A través de la asambleísta Ximena Ponce, a quien esta semana le correspondió llevar los recados, apretó las tuercas de la Asamblea Nacional porque en tal ley “se demoran mucho, ¡ra-pi-di-to!” (#HablandoHuevadasComoElMashi), y en tal otra ley “Se me han demorado demasiado” (#HablandoHuevadasCo-moElMashi).
  • Mientras todo esto ocurría, los camarógrafos del show se dedicaban a buscar a las chicas más bonitas del público con el fin de obsequiar a la audiencia masculina con prolongados close-ups, alguno de los cuales turbó al Presidente y le hizo perder el hilo de su discurso. Los camarógrafos actúan así por iniciativa propia y por pedido expreso de Correa, quien la semana anterior ya ordenó un paneo de pies a cabeza de la ministra de Obras Públicas, a quien vio con pinta de “tecnocumbiera” (#HablandoHuevadasComoElMashi). El Presidente acompaña las evoluciones de las cámaras con expresiones de placer no hedonista del tipo “¡Qué guapa, carajo!” (#HablandoHuevadasComoElMashi).
Con esta somera e incompleta relación sobra señalar que los tuiteros no se dieron abasto. No había terminado uno de transcribir una huevada cuando el Presidente de la República salía con otra, y luego otra. Era imposible tuitearlas todas. ¡Este tipo es un prodigio! El sábado por la noche, un partido de la selección de fútbol relegó a la etiqueta #HablandoHue-vadasComoElMashi al quinto o sexto lugar a escala nacional, pero el domingo volvió a la cima y fue superada sólo por #Enlace417. Un primer puesto engañoso, si se considera que, después de la sabatina, la mayoría de mensajes escritos a #HablandoHuevadasCo-moElMashi se referían también al #Enlace 417, de ahí sus buenos números. Las insulsas, faltas de imaginación, ridículas etiquetas paridas por el troll center(#PlaneandoAtracosBancariosComoLasso o #HablandoLasPlenasComoElMashi) demostraron su absoluta incapacidad para revertir la tendencia. Sus inventores debieran ser despedidos: es tan molestoso pensar que hay gente que está siendo pagada con dinero público para pasárselas #HablandoHuevadasComoElMashi.

Los semiólogos de intendencia que trabajan en el aparato de propaganda tienen justificadas razones de preocupación. Sobre todo ahora que su santo patrono, Ignacio Ramonet, teórico de la pelea pasada, ha aconsejado a los gobiernos neo fachos desarrollar una política para las redes sociales, “perturbador dominante” de la comunicación según él las llama #HablandoHuevadasComoElMashi. ¿Cuál podría ser esa política para las redes sociales? Todo lo que se ha intentado fracasó ya: la estrategia Somos Más, el ejército de trolls, la intervención directa del Presidente… Nada sirve. Sólo parece haber una solución: que el Mashi deje de hablar.

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