Humorística sentencia

Publicado el 2016/09/27 por AGN

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Eliécer Cárdenas E.

Guillermo Lazo, el candidato de CREO debe sentirse como un padre de familia que maltrató a su esposa y recibió la sentencia judicial correspondiente cuando, “igualito” que el caso de los maltratadores, la justicia de la era de la “Revolución Ciudadana” lo ha sentenciado, no al pago de una multa pecuniaria ni tampoco a pasar unos cuantos días detrás de las rejas de un recinto penitenciario, sino que se le ha prohibido acercarse a la familia de René Ramírez, mandamás de la Educación Superior ecuatoriana, a su consorte y sus hijos, y si René tuviera también nietos, ni los nietecitos del ejecutor máximo de la política universitaria en el país.

La sentencia en sí no es dura, pero si sorprendente. Que se sepa, el candidato de CREO no representa una amenaza inminente contra la seguridad física de René y su familia, tampoco de alguna agresión psicológica ni verbal, ya que se supone el ex banquero candidato no ha sido visto jamás merodeando la residencia de Ramírez ni llamándolo por teléfono para proferir amenazas en su contra. Bien visto, esta sentencia casi resulta más vergonzosa que llevar al líder y aspirante de CREO entre dos agentes policiales rumbo a una cárcel donde deba purgar sentencia. Se prohíbe acercarse a personas a elementos que son unos energúmenos, y esposos que usan las manos y los puños contra sus esposas, ex esposas celosas que andan en la cartera con ácido sulfúrico a fin de dañar el rostro de la “rival”, pero nunca a un aspirante de la presidencia de la república. En adelante, se podrá decir que la justicia ecuatoriana no solo es politizada, presuntamente no independiente, sino también que gusta del sentido de humor y ofrece sentencias que causan hilaridad, por supuesto menos al sentenciado.

El por qué de la “tremenda” sentencia es parte de una afirmación del hoy candidato impedido de aproximarse a la familia Ramírez, quien expresó públicamente que la esposa del líder correísta de la Academia habría percibido doble remuneración en el ejercicio de cargos, asunto que como todo catedrático por modesto que sea, sabe perfectamente que constituye un delito. De inmediato, esto es luego de que las ondas radiales que llevaron la acusación, llegasen a los oídos de René este puso su grito académico en el cielo e inició una demanda penal en contra del presunto calumniador. El resultado está a la vista. Mediante sentencia, Guillermo Lazo no puede acercarse ni de chiste, ni para entregar propaganda electoral o camisetas con su efigie, a René, su esposa y familia, a riesgo de ser llevado a la comisaría más cercana. Se dirá que Guillermo Lazo no tiene por qué aproximarse a René y familia porque nada los une y todo, absolutamente todo, los separa porque ni siquiera comparten una cuenta en un mismo banco. Pero sentencia es sentencia, así cause gracia por el recóndito sentido del humor del magistrado autor de la broma, perdón, del fallo. (O)