domingo, 18 de septiembre de 2016

Capacitación

Francisco Febres Cordero
Domingo, 18 de septiembre, 2016 - 00h14


A mí me encantan las sentencias del Gobierno. ¡Ay, no, qué bruto, las sentencias de la justicia!, quise decir. ¡Son tan esclarecedoras! ¡Tan lúcidas! ¡Y tan originales!
En la última, por ejemplo, la jueza Matamoros dice que hay que capacitar a las Fuerzas Armadas para que se sujeten a la Constitución. ¡Qué inteligente la jueza! ¡Qué lúcida! Y es que, a su criterio, los militares no saben que su máxima autoridad militar es civil y que, por lo tanto, tienen que capacitarse para hacer lo que ese civil les mande. Chuta, pero después de ese curso los militares van a estar filitos y, por fin, van a obedecer las órdenes que les imparta quien es el único que sabe lo que los militares no saben.
Con razón se cayeron los Dhruv, pues: los militares no estaban capacitados para volar esos helicópteros que, constitucionalmente, fueron comprados cuando el ministro militar era civil y, en aras de sus facultades, les ordenó: ¡Subirse a los Dhruv, de frente, arrr! Pero después del curso verán nomás que los militares no solo quedan capacitados para volar en los Dhruv que todavía existen, sino hasta en los Mirages que tan generosamente nos regaló el gobierno de Venezuela y que si no han surcado los cielos de nuestra América es solo porque los militares no sabían ni cómo prender los motores que, con la capacitación, van a entender que, constitucionalmente, se accionan a mano, dando primero manivela a las turbinas hasta que arranquen.
Utilísimo va a estar el curso, para qué también. Con los radares chinos va a pasar lo mismo. Los radares creo que ya fueron instalados constitucionalmente, pero no funcionan porque los militares no han sido capacitados por un civil que les enseñe que primero tienen que subirse a los radares y, desde ahí arriba, con un largavista, gritar ¡avión, avión!, cuando divisan a un artefacto que, muy probablemente, es enemigo. Cuando no es enemigo, en cambio, como siempre hablan en clave, tienen que gritar ¡paloma, paloma!, aunque sea un cóndor el que se acerque, o un colibrí. O un Dhruv.
¿No les parece inteligentísima la jueza? Si un civil trae diez mil fusiles chinos, tiene que capacitarles a los militares para que los usen convenientemente porque ellos, pobrecitos, no saben si constitucionalmente hay que disparar cuando ya estén cargados o si se disparan primero y después se cargan. ¡Son tan inciviles!
Tan pero tan inciviles que cuando el baño está ocupado por un militar de más alta graduación, ellos tienen derecho a entrar y decirle a su superior quite quite, que yo ya no aguanto, mi general. Y es que así es en la vida civil, pues: si el máximo jefe está en el baño de su Palacio, los porteros, los guardaespaldas, los conserjes pueden desalojarlo esté haciendo lo que esté haciendo porque, constitucionalmente, los baños ya son de todos.
¡Qué brillante la jueza! Y es que creo que ha entendido que la civilización de los militares debe ser recíproca a la militarización de los civiles, como sale en los videos esos en que se capacita a los civiles en las dificilísimas tácticas y técnicas de pícnic y oratoria, con las cuales se preparan a defender en la Plaza Grande al civil de mayor rango que, como militar, ostenta el rango de “Gorila” que por muchos años estuvo vacante. (O)

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