El observador

 SI BEBES NO MANEJES: CONSEJO DE LA ESCUELA DE EDUCACIÓN VIAL DE LA EMOV

POR JAIME CEDILLO F.

“El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad”.

Se suma un nuevo escándalo a la desprestigiada administración municipal que lidera en Cuenca, Cristian Zamora Matute. Como dice el pueblo, una pinta más al tigre, qué más da, a la final, están acostumbrados, viven de borchorno en bochorno y de vergüenza en vergüenza. Esta vez, el protagonista, la estrella, fue, nada más y nada menos, que el mismísimo Jefe de la Escuela de Educación Vial de la EMOV, Edison Mejía Banegas, y, además, asesor de la gerencia general.

Durante un operativo efectuado la madrugada del 7 de agosto del presente año, este “personaje” fue detenido por agentes civiles de tránsito, por conducir en estado etílico, se le practicó la respectiva prueba de Alcoholest, dando positivo. Mejía Banegas, reconoció el delito, y como, siguiendo un libreto preestablecido, se dio golpes de pecho, derramó unas cuántas lágrimas de cocodrilo, pidió perdón a sus “patrones”, o sea al alcalde y al gerente de la EMOV, y se fue con el rabo entre las piernas, prometiendo volver pronto, cuando se calmen las aguas tormentosas, renacerá como el Ave Fénix, en otro cargo de la administración pública, y aquí no ha pasado nada, que siga la fiesta. Porque eso es lo que ha sucedido en otros escandalosos escándalos, les reubican.

Pero que un funcionario, mano derecha del doctor Darío Ordóñez Aray, ocupando esa alta función de Jefe de la Escuela de Educación Vial, sea capturado conduciendo un vehículo borracho, en las avenidas José Peralta y 12 de Abril, ya nos imaginamos lo que pasa intramuros. Pero de qué Educación Vial estamos hablando, porque si así se educa en la EMOV, mejor que no nos eduquen, no queremos esas malas lecciones, de lejos con esas influencias negativas.

Otra de las cosas que llamó la atención, es ese tráfico de influencias, es que el infractor recibió beneficios que el común de los mortales, ni en sueños recibiría, fue absuelto por el juez de la causa, condenándolo a trabajo comunitario. Los asambleístas del Azuay, han pedido a la Fiscal General, Diana Salazar, que investigue al abogado defensor del contraventor, que resulta ser el hijo del Fiscal del Azuay, Leonardo Amoroso. Tres “Padres” y dos “Madres” de la Patria, creen que hay algo turbio en este entramado de dedicatorias.

Además, están solicitando a la señora Fiscal, “un control de legalidad de los procesos donde haya participado el indicado abogado, en defensa de instituciones públicas, funcionarios y directivos…”.

Pero quién es Edison Mejía Banegas. Les cuento brevemente, es de profesión Ingeniero Agrónomo, sí, así mismo. Pero qué hacía un Ingeniero Agrónomo, como Jefe de la Escuela de Educación Vial de la EMOV? Bueno, eso no me pregunten a mí, sino al doctor Darío Ordóñez, porque fue él quien le colocó en ese alto cargo. A lo mejor tenían en mente algún proyecto de siembra y cosecha de “chispines”, por las calles y avenidas de la ciudad desatendida, llena de huecos, donde los malandrines hacen de las suyas, frente a la indiferencia de los “naranjas”.

Pero la relación de Mejía con Ordóñez, no es de ahora. Cuando el doctor Darío Ordóñez, ocupó la dirección provincial del Consejo de la Judicatura en el Azuay, Mejía, el Ingeniero Agrónomo, ingresó a la Institución como Gestor de Archivo, pero como del tema no sabía de la misa a la media, se convirtió en “asesor” del director. Y, todo esto se dio con el visto bueno de la Coordinadora de Talento Humano, la misma que está siendo investigada por la Fiscalía, donde manda el doctor Amoroso. Para que vean nomás cómo se manejan las cosas, es una trama de argollas, de influencias, de pago de favores, de corruptelas, de llamadas telefónicas, de cruce de cuentas, de hacer de la injusticia una mala práctica diaria. Que siga la farra de la loca.

¿Cuánto es la multa por manejar en estado de ebriedad en Ecuador?

Entre las sanciones, están penas privativas de la libertad que pueden ir desde los 5 a los 30 días, pérdida de 5 a 30 puntos en la licencia de conducir y multas que van de 1 a 3 salarios básicos unificados.

El Observador