viernes, 23 de agosto de 2024

 

Desafíos electorales

Rodrigo Contero Peñafiel

Siempre ha habido ciudadanos desinformados, indolentes, apáticos y confundidos, que representan una amenaza para cualquier país, el Ecuador no está libre de esta gente. Cuando se trata de elegir a los gobernantes que deben dirigir las instituciones del Estado, los votantes son responsables directos del éxito o fracaso que se pueda ocasionar.

Muchos candidatos son ineptos, ladrones, politiqueros, vividores, irresponsables, sin preparación alguna para el cargo que buscan. Algunos incluso han perdido el sentido y la razón, persiguen solo sus ambiciones personales, convirtiéndose en marionetas de líderes dictatoriales paranoicos que buscan el poder para perpetuarse como tiranos. Los ingenuos, que son numerosos, a menudo son votantes ocasionales, y en ocasiones son pagados o amenazados por intermediarios al servicio de los cabecillas de las bandas delincuenciales.

Los políticos demagogos que solo representan a sus intereses personales y de grupo, prestan sus nombres para dividir la votación y facilitar el regreso de los prófugos de la justicia. Quienes actúan de esta manera saben perfectamente lo que hacen, además de recibir unos cuantos dólares como parte de la asignación que “por ley” entrega el máximo organismo electoral. Manipular a los votantes con ofertas o migajas económicas es una práctica muy común en muchos países, y nuestro país no es la excepción.

Los activistas políticos que viven de esta profesión, ya sean de izquierda o derecha, no escapan del engaño que causan al pueblo ecuatoriano con posiciones intransigentes, que supuestamente les otorga poder y fama. Los sectarios nunca entienden, pero su participación como malos dirigentes es ampliamente comentada en las redes sociales, sus mensajes demuestran posiciones encontradas o ciertas coincidencias con el populismo ramplón y destructor.

Una campaña de educación pública con planes, programas y proyectos ejecutables claros y concretos podría orientar a la población para que no caiga en el engaño. Pero también se requiere un compromiso ciudadano para impedir que los maniáticos ocupen candidaturas en las listas de los partidos políticos de alquiler.


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