domingo, 23 de junio de 2024

 

FIRMA YA
Un multimillonario islandés se ha dedicado a matar ballenas de aleta, una especie en peligro de extinción, muchas de ellas embarazadas. Ahora, el gobierno de su país acaba de concederle licencia para cazar otros 128 ejemplares de este majestuoso animal. Hace años, la presión pública—¡incluidos 1,7 millones de miembros de Avaaz!— obligó al gobierno a replantearse la decisión. ¡Unámonos de nuevo para pedir a Islandia que no conceda ni una licencia más!


Queridos amigos y amigas:
Hace unos días, Islandia concedió una licencia al magnate ballenero Kristján Loftsson para matar 128 ballenas de aleta.

Las ballenas de aleta, o rorcuales, son animales fascinantes: se comunican mediante el sonido, se enamoran y experimentan un profundo sufrimiento emocional. Loftsson acostumbra a matar a hembras embarazadas y según un estudio, estos colosos marinos pueden tardar hasta dos horas en morir después de recibir el arponazo letal.

Aún podemos impedir esta crueldad y proteger al segundo mamífero más grande del planeta —y no solo para esta temporada, sino definitivamente— ayudando a cambiar la ley y asegurándonos de que esta sea la última licencia que Islandia conceda.

El gobierno islandés está bajo presión. Aunque la ministra correspondiente ha reconocido su desacuerdo con la caza de ballenas, se escuda en que la ley la obliga a conceder el permiso. Pero hay un valiente grupo de legisladores que está tratando de derogarla.

Podemos ayudar, como ya hicimos antes: hagamos que esto sea una pesadilla mediática para el gobierno islandés y reunamos 2 millones de firmas para acabar con los mortíferos negocios como el de Kristján Loftsson para siempre. Se nos agota el tiempo, ¡suma tu nombre y difunde esta petición entre todos tus contactos!
Los científicos han descubierto células en los cerebros de las ballenas que procesan emociones complejas, como el enamoramiento o el duelo. Se pensaba que estas neuronas eran exclusivas de los humanos y los grandes simios, pero ¡resulta que las ballenas tienen tres veces más que nosotros!

Loftsson dice que quizá esta temporada le falte tiempo para organizar la matanza de estos afables colosos, pero no parece tener intención de dejarlo. Hace unos años, cuando una embarcación turística se cruzó con uno de sus balleneros, los pasajeros se quedaron de piedra al ver cómo el barco remolcaba un cadáver de ballena dejando una estela roja en el agua. “Que no miren. No tienen más que darse la vuelta y mirar hacia otro lado”, dijo el empresario. Dejémosle claro que no pensamos mirar hacia otro lado hasta que la caza de ballenas esté prohibida para siempre.

La temporada ballenera ha empezado, Loftsson tiene una licencia y en cualquier momento podría decidir emprender una de sus letales expediciones. Debemos actuar rápido para detener la matanza, por hoy y por siempre. Suma tu nombre y pásalo entre todos tus contactos. Cuando nuestro clamor sea multitudinario, entregaremos nuestra petición directamente a los principales responsables de la decisión en Reikiavik.
Una de las primeras campañas que lanzamos después de la fundación de Avaaz pedía la suspensión de la cruel práctica de la caza ballenera. Desde entonces, nuestra comunidad se ha unido una y otra vez para llamar la atención de los gobiernos que permitían la matanza de estos maravillosos animales, convencer a los puertos de impedir el amarre de los balleneros y conseguir medidas de protección fundamentales. La lucha sigue, unámonos una vez más.

Con esperanza,

Antonia, Nate, Mo, John, Huiting y todo el equipo de Avaaz

No hay comentarios:

Publicar un comentario