martes, 25 de junio de 2024

 LA ALONDRA QUE VOLÓ ALTO, PERO SE ESTRELLÓ

POR JAIME CEDILLO F.
"Burla o escarnio que se hace de alguien o de algo con palabras, acciones o señales exteriores".
Mofarse del sagrado Himno Nacional del Ecuador, fue la gota que derramó el vaso de la tolerancia. El gobierno nacional le revocó la visa a la activista política cubana Alondra Santiago Rodríguez, defensora a ultranza del correísmo.
La Cancillería comunicó la decisión por atentar contra la seguridad pública y estructura del Estado, y dispuso que se ejecute lo resuelto conforme a sus competencias. Además, notificó a la Embajada Cubana en Quito, para el proceso de deportación en un plazo de cinco días.
Hay pronunciamientos a favor y en contra de la decisión del gobierno de Noboa. Unos aplauden porque ya no toleraban ni un minuto más las impertinencias de la comunicadora extranjera que decía lo que le venía en gana con expresiones de odio en contra de los opositores del socialismo del siglo XXI, de la "Revolución Ciudadana". Hacían un pedido a gritos para que el gobierno ponga punto final a las ofensas, a sus campañas de desprestigio a los que piensan diferente, a sus discursos políticos. Hasta cuándo vamos a permitir que se nos burle en la cara de todos con cinismo y desparpajo. Se creía intocable en tierra extraña. Ecuador le abrió las puertas, le estrechó la mano y ella, la muy atrevida, abuso a su antojo, apelando a la libertad de expresión, pensó que podía humillar y burlarse una y otra vez, pero se acabó.
Sí, hay voces que dicen que la acción del gobierno es un atentado a la libertad de expresión, porque dicho sea de paso, la libertad de expresión, es un derecho consagrado en la Constitución de la República, para manifestar y difundir libremente ideas, opiniones o informaciones, que no significa libertinaje de una ciudadana extranjera, que, seguramente en su país, el hermano `pueblo de Cuba, su gobierno, no le toleraría ni la más mínima palabra en su contra, que a la primera la confinara a una mazmorra por los siglos de los siglos.
La Alondra que en pocos días volará alto, con su instrumento y sus pedanterías, ha dicho que no se quedará de brazos cruzados, que acudirá a la justicia nacional e internacional, porque se siente ofendida, atacada y molestada, igual como nos sentimos una inmensa mayoría de ecuatorianos, cuando destilaba veneno y se inmiscuía con soltura y audacia en asuntos internos del país.
A la Alondra hay que refrescarle la memoria, para recordarle que los correístas agredieron con saña y alevosía a la comunicadora y catedrática francobrasileña, Manuela Picq, compañera sentimental de Yaku Pérez, durante una manifestación en las calles de la capital. El gobierno de Correa le retiró la visa de residente permanente, con el pretexto de haber participado en una movilización política. Era el 15 de agosto del 2015.
En aquella fatídica ocasión, el que fungía de Canciller de la República, el prófugo de la justicia, Ricardo Patiño, hoy escondido en México, argumentó que Manuela Picq incumplió con la visa. La obligaron a abandonar el país el 21 de agosto de 2015.
Hoy el prófugo y traidor a la Patria, Rafael Vicente Correa Delgado, se rasga las vestiduras desde el ático. Lo que antes fue correcto hoy es lo contrario. Correa y su banda atentaron en contra de la Libertad de Expresión, las veces que les dio la regalada gana, persiguieron y enjuiciaron a medio mundo por expresarse, atacaron a mansalva a campesinos, dirigentes políticos, sociales, periodistas, a todos los que se cruzaban en su camino del saqueo, hasta la victoria siempre.
El Observador
Puede ser una imagen de 1 persona, guitarra y texto

No hay comentarios:

Publicar un comentario