
A la prefecta de Pichincha, Paola Pabón, le han robado los likes de su página de Facebook. El increíble hurto lo denunció ella mismo el martes 4 de junio, en una rueda de prensa y en su cuenta de Twitter. Según su versión, alguien entró a su página de Facebook y le borró más o menos 28233 likes. Ella sostiene que tenía 59 000 y hasta el mediodía del miércoles 5 de junio aparecían 30 777. ¿Por qué le habrán robado a la señora Prefecta tantos likes? Según ella por “decir la verdad”. Eso significaría que todos los que dicen la verdad en esa red social están en grave peligro; red social que valora tanto tener muchos likes.
Según la Prefecta, el robo se produjo luego de que se transmitió en su página de Facebook una rueda de prensa en la que ella salió a negar que haya sido parte del esquema de recolección de fondos ilegales para la campaña electoral de Lenín Moreno y Jorge Glas, que denunciaronFernando Villavicencio y Christian Zurita. «Como respuesta a decir la verdad y no tener miedo acaban de atacar mi cuenta de Facebook: de 59 mil likes,ahora el ataque bajó a 33 likes!». Y no son 33 sino 33 mil como consta en su cuenta de Facebook.
La denuncia sobre la desaparición de los likes no deja de ser llamativa y no únicamente por su parecido a algún episodio de Black Mirror o de alguna novela distópica. ¿Por qué un hacker entraría y se fijaría en sus likes y no en sus publicaciones? Lo más probable es que la denuncia de Pabón sea un desvarío en su afán de defenderse de las acusaciones que se hacen en su contra en la investigación de La Fuente. Según un experto en Facebook, al que contactó 4P., ni siquiera los administradores de una página pueden borrar o hacer desaparecer likes. Si alguien hubiera hackeado la página, lo lógico hubiera sido borrar contenido anterior, quitar privilegios de administración a los otros administradores, dar de baja la página o incluso hacer publicaciones. Conclusión del experto: «No tiene ningún sentido un ataque para borrar likes«.
La denuncia de Pabón es un hecho anecdótico carente de sentido. Lo que evidencia es su nerviosismo frente al informe de Villavicencio y Zurita. Un nerviosismo que hizo que cometa un grave error: salir a decir que lo revelado es falso porque uno de los empresarios que habría entregado fondos para la campaña, Segundo Wong, estaría muerto desde 2002. «Por lo tanto no tengo modo de recibir dinero de una persona que ha fallecido»: lo dijo con ensayada risita durante su rueda de prensa. Ante eso, Villavicencio y otros usuarios de Twitter le recordaron en esa red social que en la nota se hablaba de uno de los hijos de Wong, quien no solo está vivo, sino que goza de muy buena salud. Incluso publicaron fotos del empresario al que se menciona en el informe.
El nerviosismo de Pabón es comprensible. La investigación sobre los aportes a la campaña de Moreno y Glas la colocan en el medio de un tema que la podrían comprometer penalmente, justo al inicio de su desempeño como prefecta. En todo caso, la convierte en firme candidata a ser llamada por la Fiscalía. Según la nota periodística, Pabón junto a Gustavo Baroja, Jorge Glas Diego Espinosa D’Herbécourt y Patricio Beltrán fueron los líderes de un esquema para la recolección de fondos provenientes de empresas privadas y de organismos del propio Estado. «Los líderes antes descritos negociaron y gestionaron directamente con las empresas e instituciones -dice el informe periodístico-. Espinoza y Beltrán se encargaron del seguimiento hasta la obtención del dinero. Estos distribuían a los miembros del equipo de campaña con autorización de Baroja, Pabón y Glas».
En su defensa, nerviosa y atolondrada, Pabón sostuvo que en el informe se dicen cuatro mentiras sobre ella. Para ello dio cuatro explicaciones de cajón: la sede campaña no es la que aparece, no conoció a ningún empresario venezolano ni a Carlos González y no fue responsable financiera de la campaña electoral del Lenín Moreno.
Paola Pabón, hay que admitirlo, es la única persona, más de su antecesor Gustavo Baroja, mencionada por La Fuente que ha salido a decir algo sobre el tema, pues todos los otros involucrados han guardado silencio absoluto. Su caso, sin embargo, es distinto al de los otros ya que es la única que tiene una función pública que defender. Por lo pronto, la Comisión Anticorrupción ha demandado que la Prefecta de Pichincha encargue sus funciones hasta que se diluciden las acusaciones que pesan sobre ella.
Así la alucinante denuncia del robo de likes no es sino una muestra del nerviosismo que produce la encrucijada en la que se halla Paola Pabón. El ejercicio del cargo político, que acaba de empezar, podría truncarse súbitamente por un tema con claros ribetes de ilegalidad. Salir a denunciar cualquier cosa siempre será un recurso de los desesperados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario