Cuidar la credibilidad de un medio de comunicación o de un periodista es una de las tareas más preciosas y delicadas de quienes ejercen el periodismo. Esta es quizá la ecuación que la periodista Janet Hinostroza no entendió cuando aceptó la invitación de María Fernanda Espinosa para que la entrevistara en el Chad y de Teleamazonas cuando decidió autorizarla y transmitir sus piezas periodísticas.
Viajar hasta África para entrevistar a María Fernanda Espinosa por su trabajo como presidenta de la Asamblea General de las Naciones Unidas, podía ser un trabajo periodístico pertinente. En teoría. Porque en la agenda de los empobrecidos y atribulados medios ecuatorianos el tema no encaja en las urgencias informativas de la sociedad.
Sin embargo, la entrevista que hizo Hinostroza y que transmitió Teleamazonas, tiene graves problemas éticos y periodísticos que lastiman no solo la credibilidad de ambos sino también la imagen y el prestigio de todo un sector de la prensa independiente. Para comenzar, está el hecho de que la entrevista se originó en una invitación que Espinosa hizo a Hinostroza. Por lo que dijo Teleamazonas a 4P. el equipo técnico lo puso la presentadora. Si el canal nada pagó, alguien lo hizo. Es decir, hay una relación contractual entre la periodista y María Fernanda Espinosa.
En este caso, no solo es cuestionable que la periodista haya aceptado una invitación para hacer un trabajo que, se supone (pero es apenas una suposición) muestra lo que hace Espinosa en la ONU: es cuestionable que aquello haya ocurrido cuando la ex canciller necesita urgente y desesperadamente un operativo de lavado de imagen. Resulta que ella está en pleno juicio político por su papel en la irregular nacionalización de Julian Assange, el abandono de los ecuatorianos en Venezuela, bajo la férula del dictador Maduro, y por no haber actuado en el secuestro que terminó en el asesinato de los periodista de diario El Comercio y su chofer. Por más dura y rigurosa que pudiera haber sido la entrevista (que para nada lo es), la credibilidad de la misma queda en entredicho porque es bastante obvio que fue parte de un operativo montado para mejorar la imagen de Espinosa.
Teleamazonas dice que Janet Hinostroza no es empleada de la empresa y que las entrevistas que ella hace son contratadas como servicios profesionales. Eso plantea un debate sobre si Janet Hinostroza mezcla el periodismo con sus actividades empresariales. Con un resultado desastroso para este oficio: volver compatible una profesión que debe ser equidistante de todos los actores políticos, empresariales y sociales con el mercadeo político favorable a un determinado grupo o persona. Claro, siempre se podrá decir que Hinostroza no los mezcla y que sus posiciones (que publica en su cuenta de twitter) son sencillamente fruto de sus convicciones. Pero esto lejos de resolver el dilema, abre un interrogante delicado para Teleamazonas: ¿un trabajo periodístico hecho en las condiciones descritas e incluido en su parrilla informativa, no compromete su credibilidad e imagen?
Todo se agrava cuando se leen los mensajes en Twitter de Hinostroza: es una abierta defensa de Espinosa (como la que hizo a Anita Galarza), en la que regaña a los legisladores que quieren enjuiciar a la ex canciller. «Señores asambleístas, traten de usar la información que me he dado el trabajo de investigar, para que no mezclen papas con nabos. Alguno de Uds. debió haber averiguado que ha hecho la Sra. Espinosa en la ONU, antes de incluir en sus argumentos para el juicio “que le pagan mucho”.
¿Qué tiene que ver el juicio político con la labor de Espinosa en la ONU? ¿No es evidente que Espinosa monta el guión y el escenario para mostrarse sensible ante la miseria del mundo? ¿No es obvio que buscó una situación extrema de pobreza para mostrarse preocupada por los problemas esenciales de la humanidad y así deslegitimar las críticas que se le hacen en Ecuador? Ante las imágenes mostradas, ¿qué asambleísta no se sentirá mezquino? ¿Y qué periodista repetirá que es inaudito que el gobierno pague su apartamento de 17 mil dólares mensuales en Nueva York y 12 mil de salario mensual y un total de 752 000 dólares, con sus dos asesores, al año? No, definitivamente con una mujer tan condolida con la miseria del mundo no hay que decir que le “pagan mucho”. La nota de Hinostroza sobre Espinosa contiene muchos mensajes falaces. Y no dan cuenta real de esa visita hecha en el mejor estilo de las artistas de Hollywood en gira entre los miserables: completan su álbum de fotografías pero no sirven para nada.
La actitud de Hinostroza duele porque afecta la credibilidad de una periodista que hizo parte de la resistencia frente al autoritarismo cleptocrático de Rafael Correa. Y duele porque afecta, de paso, a toda la prensa que, tras el daño hecho por el correísmo, tiene que renovarse y para ello contar con la experiencia de aquellos que ganaron credibilidad ante el autoritarismo.
Se trata de una desafortunada decisión que lastima las legítimas aspiraciones que tiene la sociedad de tener una prensa independiente, profesional y sobre todo, creíble. Por todo ello, este tema es de interés público y por eso 4P. se pronuncia.
Fotomontaje: 4P. Fotos Cancillería y Plan V.
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