domingo, 19 de mayo de 2019

Moreno debe denunciar internacionalmente a Espinosa

   en Columnistas/Influencers4P  por 
La poetisa erótica, bautizada Julia Roberts del correísmo, se pegó como rémora al morenismo, ha sobrevivido y se coronó, con la complicidad de Moreno, como artífice de arrastrar a la impudicia la política exterior para defender a Assange y así ser fiel a su mentor, Correa, con la habilidad y desparpajo de hacerlo como funcionaria del gobierno del nuevo enemigo de Correa.
Mientras Moreno gozaba de la beca en Ginebra, también estuvo María Fernanda Espinoza y su parejo, Eduardo Mangas, sandinista, íntimo del dictador pedófilo Ortega y de su hechicera esposa que fueron, los dos, designados funcionarios del servicio exterior. Así sucedió en el correísmo de la izquierda parasitaria: acomodaban a los miembros de la nomenklaturaen puestos de jugosos ingresos y burguesa comodidad. Moreno, Espinosa y Mangas se hicieron íntimos. De ese tipo de intimidad en la que la información sirve de moneda se canje o de chantaje. En el correísmo, los cofrades, parece, comparten secretos que los pone a salvo. Todos jugaron entre la corrupción, el abuso y la anomia. Todos se conoce, entre ellos, los rabos paja.
Moreno sostuvo en su puesto a la entonces canciller María Fernanda Espinosa, a pesar del clamor para que la remueva. Visto era su lealtad al chavismo abyecto que practicó su mentor Correa. Visto estaba el desvergonzado amparo que otorgaba a Assange. Pero Moreno, inmutable a toda critica, le entregó los aviones presidenciales, sueldos, viáticos y el apoyo político para que consiga votos y se vaya a gozar del lujo neoyorquino, ella y su parejo, el sandinista. Y allá, representando al Ecuador, la chavista sirve de pieza útil para la defensa de esa dictadura.
Espinosa trató como idiotas a los miembros del servicio exterior del Reino Unido. Con una turbia maniobra regaló la nacionalidad a un delincuente internacional y pretendió (tonta o temeraria) sacar a Assange de la embajada en Londres y llevarle a Moscú como funcionario de la embajada ecuatoriana. ¿Por qué a la embajada ante Putin? ¿Por qué no ante otro país? Pues por la sencilla razón que el mentor de Correa está al servicio de Putin, que ofrece protección, y porque Assange se convirtió en pieza del espionaje ruso. Y allí, la poetisa erótica se convirtió en instrumento y usó inmoralmente su cargo para este montaje impúdico; que por burdo se desmoronó.
En ese camino, Espinosa violentó procedimientos y los encubrió con la declaratorio de confidencialidad. Y como corresponde a los procedimientos de la mafia, no dejan huella e involucran a terceros como los autores materiales. Así aparece en las primeras investigaciones. No hay documentos en los que conste que Espinosa dio disposiciones. No obstante, no debería haber duda de la responsabilidad administrativa y política de la excanciller en esta trama. En la que también tiene responsabilidad el presidente Moreno. Salvo que por la intimidad, Espinosa sentía que no tenía limites o por la fidelidad de Correa decidió aprovechar la impericia o en la desubicación cuántica de Moreno.
El canciller Valencia ha abierto la información. Ha impulsado un proceso que empezó por designar a un embajador jubilado de gran prestigio y que continuó con la expulsión de Assange de la embajada en Londres y que terminará con el retiro de la nacionalidad. Lo fundamental es que el País queda fuera de esas redes de espionaje y ha recuperada la credibilidad con los gobiernos cuya anuencia es fundamental por razones políticas y económicas.
Moreno ha apoyado la estrategia del Canciller aún a pesar de la arremetida de Mangas, el ofendido parejo que se ha convertido en fuerza de choque de la ahora presidente de la Asamblea de NNUU. Las fotos privadas de la estadía de Moreno y su familia en Ginebra, sus costumbres refinadas y los chismecillos para involucrarle en una trama offshore, pensaría, provinieron de esa fuente. Hasta ahora haber expuesto a la señora Espinosa en sus manoseos de la carta de naturalización, le costó que algunos de  los secretos se revelen. Contra el riesgo de enfurecer más a Mangas, Moreno debe denunciar ante la Asamblea de NNUU el maniobrerismo de Espinosa a fin de que esa entidad decida si conviene a los intereses de la democracia y de los derechos humanos mantenerla en su puesto.
Diego Ordóñez es abogado y político. 

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