DICTADURA DEL BANQUERO
La crisis política continúa y se profundiza. El desarrollo del juicio, que podía censurar a
Guillermo Lasso, fue obstruido por el Decreto presidencial de muerte cruzada que disolvió la
Asamblea Nacional y facultó al banquero a gobernar, hasta seis meses, sin oposición
institucional alguna.
La amenaza de una mayoría calificada de 92 votos necesarios para su destitución fue el
detonante para que el régimen deje de jugar al espantapájaros y cumpla su advertencia de
cerrar el Parlamento. Esa maniobra salvó el pellejo del banquero y lo envolvió en un manto de
impunidad que no es equivalente a inocencia, pues aún está en pie su responsabilidad política
en los actos de corrupción en FLOPEC.
La muerte cruzada que envía a una sarta de corruptos y mediocres a sus casas provoca un
júbilo generalizado en el pueblo, pero no es menos cierto que es una peligrosa apuesta que
hace el gobierno para imponer en corto tiempo, aceleradamente, su agenda neoliberal
fracasada.
Enseguida de la cesación de la Asamblea ya se anunciaron al menos cinco decretos-ley que
buscan precarizar el trabajo, privatizar las empresas estratégicas, flexibilizar la contratación
pública y liberalizar el comercio. Ese es el verdadero interés encubierto detrás de la muerte
cruzada: enriquecer más a los millonarios a costa de mermar derechos de las mayorías.
¿Serán beneficiosas las renegociaciones de los contratos de la telefonía celular, las
concesiones mineras y petroleras, la subasta del Banco del Pacífico, las nuevas reglas laborales
si quien tiene que hacerlas es Lasso, su cuñado Danilo Carrera y la gallada plutocrática?
¿Alguien pondría las manos al fuego por esos sátrapas?
Cierto es que la disolución del Parlamento es un mecanismo para resolver la crisis política, en
tanto cumpla determinadas justificaciones, pero este Decreto de muerte cruzada es
inconstitucional porque es inexistente la conmoción interna invocada por Lasso. A la Corte le
compete dictaminar con celeridad y oportunidad la constitucionalidad del acto, de inclinarse
por el oficialismo estaría legitimando una dictadura.
No se trata de defender a la Asamblea, ellos pueden irse al infierno, lo que importa son los
intereses del pueblo y los del país que están amenazados por un gobierno que se cree
plenipotenciario. La anunciada represión policial y militar no doblegará la resistencia y la
unidad popular. ¡Fuera Lasso Ya!
Francisco Escandón Guevara
No hay comentarios:
Publicar un comentario