miércoles, 17 de mayo de 2023

 CUERDA FLOJA


A puertas de una posible censura, la responsabilidad política de Lasso en los actos de

corrupción de FLOPEC está en pie. Durante todo el proceso, el banquero fue incapaz de negar

que él nombro al prófugo Hernán Luque Lecaro al frente de las empresas públicas y que

permitió la continuidad del tramposo contrato con Amazonas Tankers, a pesar de las múltiples

recomendaciones de distintos funcionarios e instituciones del Estado que demandaron su

culminación.

La posibilidad de una mayoría calificada de 92 votos necesarios para la destitución presidencial

es cada vez más probable, por eso el ejecutivo vuelve a amenazar con decretar la muerte

cruzada. Ese triste papel de espantapájaros no atemoriza, es poco creíble, pues el régimen no

tiene apoyo social para gobernar vía Decreto Ejecutivo, sin asamblea, por seis meses, y, si lo

hiciera, su administración se vestirá de dictadura constitucionalizada.

Hay tres momentos referencialmente válidos que permiten prever que la destitución de Lasso

es plenamente verosímil: la aprobación del informe que investigó el caso Gran Padrino, la

decisión de continuar con el juicio político y el recambio de las autoridades legislativas en el

cual fue arrinconado el oficialismo.

Para salvar el pellejo, el régimen golpea las puertas de ciertos asambleístas que, de noche a la

mañana, cambiaron de postura en el juicio político. Esa subasta de conciencias ratifica las

sospechas que el banquero es culpable y que intentará, hasta el final, comprar impunidad

política que no es equivalente a inocencia.

La comparecencia del banquero en la Asamblea Nacional llamó la atención porque hizo uso de

tan sólo cincuenta minutos, de las tres horas que tenía derecho, para ejercer una débil defensa

que tuvo más tufo de informe a la nación. Parece que el mismo Lasso sospecha que no llega al

24 de mayo, fecha reservada para la rendición de cuentas del ejecutivo.

La incertidumbre continúa. Nadie puede descartar el salvataje del banquero, su censura o la

menos probable muerte cruzada; todo depende de los votos, especialmente de algunos

legisladores eclécticos que fueron electos auspiciados por Pachacutik, pero son coquetos con

el poder, y de otros pertenecientes a una dividida Izquierda Democrática.

Las élites juegan con fuego, el país camina sobre la cuerda floja, si en los espacios

institucionales no destituyen a Lasso, un nuevo estallido social podría zanjar la crisis política.


Francisco Escandón Guevara

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