martes, 9 de mayo de 2023

 

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Por Elda Cantú

Senior News Editor, Latin America

La emergencia sanitaria por COVID-19 ha terminado a nivel internacional. Eso fue lo que anunció la Organización Mundial de la Salud el viernes. Vivimos durante más de tres años en ese estado.

La OMS declaró que la covid era emergencia de salud pública de preocupación internacional el 30 de enero de 2020 y en marzo de ese año la designó como pandemia.

Desde entonces se reportaron oficialmente más de 765 millones de casos de coronavirus y casi siete millones de muertes en el mundo, aunque la cifra, según Tedros Adhanom Ghebreyesus, el director de la OMS, es de al menos 20 millones de fallecidos a causa del virus.

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Pero, “en términos prácticos”, escribió nuestra colega Stephanie Nolen, “la decisión de terminar con la emergencia cambia poco”. Después de todo, la mayoría de las restricciones de salud pública han desaparecido en gran parte del planeta.

Bogotá en abril de 2020: calles vacías y cubrebocas.Federico Rios para The New York Times

Stephanie recoge testimonios de expertos que aclaran que el anuncio de la OMS indica que el virus ya no tiene el mismo grado de peligrosidad que antes y que se ha logrado —gracias a la inmunidad por vacunas e infección— una cierta coexistencia entre el coronavirus y su huésped humano. Además, sostienen que es un momento para celebrar a la ciencia.

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“Es importante reconocer que lo que ha hecho que el virus cambie su carácter no es solo la biología evolutiva”, comentó K. Srinath Reddy, quien lideró la Fundación de Salud Pública de la India en la pandemia, “sino también el hecho de que lo hemos inducido a ser realmente menos virulento, mediante la vacunación, los cubrebocas, una serie de medidas de salud pública”.

Sin embargo, los expertos y las autoridades subrayan que el virus sigue existiendo, las personas aún lo contraen, enferman y mueren, y que es fundamental continuar con los esfuerzos de inmunización. Tampoco hay que olvidar que el acceso a vacunas y tratamientos que pueden ser la diferencia entre la vida y la muerte aún no están disponibles de manera generalizada, sobre todo entre las poblaciones más pobres.

En el campo de la ciencia y las políticas de salud pública siguen los trabajos para evitar una emergencia similar. En un ensayo de opinión reciente, el director de una alianza internacional para la prevención de pandemias propone algunas medidas para prevenir o mitigar los efectos de alguna pandemia futura, entre ellas abogar para que “la igualdad de acceso a la ciencia y la medicina” sea en la práctica “un derecho humano fundamental”.

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