sábado, 17 de marzo de 2018

No dio la talla



Publicado el 17 marzo, 201816 marzo, 2018 por AGN
[Alberto Ordóñez Ortiz]
El tiempo no perdona. En su imperturbable avance, arrasa con casi todo, y digo con casi todo, porque se exceptúan aquellos seres de suprema jerarquía que por su vida y obra se han convertido en referentes humanos. Allí está el caso de Hermes de Trimegisto, el más lejano en el tiempo, como Homero, Sócrates, Platón, Cristo y Buda, nombres, -todos ellos-, que mantienen inmutable vigencia. El tiempo, se constituye, entonces, en la medida más precisa para dimensionar a los hombres intemporales, -como los mencionados-, a las personas preclaras, a las comunes y, especialmente a quienes sin el menor rubor hablan de pertenecer a “ilustres estirpes”, cuando todos sabemos quienes lo son y quiénes no. Las afirmaciones indebidas suelen proceder de ciudadanos que por sus flacos antecedentes se pierden en la carnavalesca polvareda de los que hacen y nacen del montón que, por cierto no es afrenta, sino ese lugar del que muchos tuvieron la grandeza de hacerse de un nombre insigne.
Cuando alguien hace autoapología de una inexistente e ilustre estirpe, queda de inmediato bajo la lupa del escarnio público, no sólo porque alabanza en boca propia es vituperio, sino porque salen a la luz sus escuálidas referencias. Basta asistir al pabellón de los hombres ilustres de nuestro cementerio, para confirmar lo dicho. A propósito de hombres ilustres, en una de las recientes sesiones de nuestra Asamblea Nacional, alguien hizo uso en su beneficio de esa excepcional expresión, sin embargo, -dados sus conocidos antecedentes-, no dio la talla.
Cuando el mismo personaje, en la misma Asamblea calificó en el “repris” de la entrevista mantenida con el ex-Contralor Pólit:, hoy prófugo de la justicia, como su: “compadre lindo” y, cuando a renglón seguido del repris, sin dar lugar al mínimo atisbo de decoro, lo denostó con ofensivos términos, exhibió, así, públicamente su impostura, acción que por ser nada consistente y por ingresar al execrable ámbito de la duplicidad, tampoco dio la talla.
En su intervención, habló y, por largo trecho, de obras poco más que extraordinarias que había ejecutado -según su generoso decir-, en los distintos puestos públicos que desempeñó durante el “luminoso” correato, y digo luminoso, porque las llamas de la purificación no dejarán de resplandecer y quemar a todo serrrano, costeño, oriental o amazónico que haya participado en acciones reñidas con la honestidad. Fue así como olvidó que no es la función la que hace a la persona, sino la persona la que hace a la función. La autoalabanza resultó vergonzante, porque evidenció su ambiciosa propensión a magnificarse, sin merecerlo, por lo que, de ninguna manera dio la talla.
La versión del Fiscal Baca -vale recordarlo- dejó traslucir la comisión de posibles delitos y prisiones; y, con ellos, la inexcusable obligación de que sean discernidos y resueltos por la justicia. En esas circunstancias, eventualmente podrían establecerse serias responsabilidades en contra de un ciudadano que, por su medianía, resulta corriente y moliente, más, aún, si por esa [ilustre] característica, no obtuvo en la Asamblea un sólo voto; donde por fin, si dio la talla. (O)

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