lunes, 13 de julio de 2015

Política

Nuestra lucha es contra las políticas de Correa y sus beneficiarios

Por: Armando Jiménez

La movilización de la clase obrera, del movimiento indígena, de la juventud y las mujeres, de los distintos sectores populares, no es una lucha reciente que aparece con las mal llamadas leyes de la equidad económica y de la redistribución de la riqueza, ley de herencias y plusvalía, como se las conoce.

Esta lucha viene desde muchos años atrás, protagonizando los levantamientos populares que echaron del gobierno a Bucaram, Mahuad y Lucio; levantamiento que en realidad combatieron contra la presencia de la base norteamericana en Manta, contra el feriado bancario, la precariedad laboral, la deuda externa, el TLC, el alto costo de vida, por mayor presupuesto para educación y salud, mejoramiento de la seguridad social y las pensiones jubilares, contra el abuso de poder de los gobiernos y la oligarquía nacional e internacional, es decir, por mejores condiciones de vida.

Cabe señalar que la lucha contra Correa no es solo de hoy, viene desde que cumplía funciones de ministro de economía, tiempo en el cual se rehusó a devolver los fondos de reserva porque, según él, eso llevaría a la quiebra al IESS.

La resistencia contra el capital y sus secuelas, contra la vieja derecha y su relevo, los nuevos ricos de AP, por parte del proletariado y el movimiento indígena principalmente, viene desde el inicio mismo de este gobierno, hay que recordar que trabajamos para plasmar la Consulta Popular por la Constituyente y para que esta recoja las aspiraciones de los sectores populares. Esto se hizo con movilización a Montecristi.

El magisterio levantó la bandera de mayor presupuesto para educación y entregó su propuesta para una educación de calidad y para la emancipación, la juventud propuso el libre ingreso a las universidades, el voto desde los 16 años, el movimiento indígena propuso la entrega de las tierras para quienes las trabajan, la educación intercultural y bilingüe, la desprivatización del agua y la socialización de la misma para todos los e cuatorianos; los ambientalistas con propuestas de respeto del medio ambiente y la prohibición de la explotación minera a gran escala y la defensa del Yasuní, los trabajadores con la propuesta de la eliminación de la tercerización, salarios que cubran el costo de la canasta familiar, mayor presupuesto para salud, el no pago de la deuda externa, ley de seguridad social que cubra este derecho para todos los ecuatorianos como responsabilidad del Estado, etc. Sin embargo de haber alcanzado de estos planteamientos en buena parte, es el mismo Correa quien dio paso a la restauración conservadora para impedir que estos logros se realicen, dando inicio a una etapa regresiva en materia de derechos.

La movilización ha estado vigente: la CONAIE, la UNE, la UGTE que luego se integró al FUT, la FESE, la FEUE, la CUCOMITAE, la FEUNASSC, la ECUARUNARI, la Federación Nacional de Médicos, han sido un contingente que ha enfrentado la derechización del correísmo, a partir del 2009, tiempo desde el cual se profundizó la persecución y represión contra los luchadores sociales y populares. La muerte de Bosco Visun, de Tendetza, el encarcelamiento de los 10 de Luluncoto, de los estudiantes del Central Técnico, del Mejía y del Montufar, de los 3 de Cotopaxi, de los ambientalistas, los juicios a Mery Zamora, José Acacho, de Kleber Jiménez, Carlos Figueroa y Villavicencio; los miles de trabajadores despedidos en el país son evidencias de que la lucha por el cambio seguía y sigue latente.

En 2009 se realizó el paro de los maestros y de la CONAIE que obligó al gobierno a recibir a los líderes indígenas; en el 2010 las movilizaciones continuaron contra el Decreto 1701, luego continuaron contra el 813, y el 225, contra la revisión de los contratos colectivos de manera unilateral, contra la penalización de la lucha social, contra la ley de educación que eliminó derechos de los maestros y precarizó su trabajo, la lucha estudiantil contra el Bachillerato Unificado; contra las trabas para el acceso a las universidades, contra la Ley de Servicio Público, la movilización del movimiento indígena por la Ley de Aguas en el 2012 son muestras del descontento permanente de los sectores sociales.

Esta lucha que en una buena etapa fue trasladada al debate en las asambleas estudiantiles, en las comunas, en los sindicatos, en las organizaciones barriales, en las asociaciones de profesionales, en las asociaciones de los trabajadores autónomos, en las organizaciones de mujeres, en el campo y la ciudad; lucha que dio buenos resultados como la afirmación del proceso de unidad de los distintos sectores para enfrentar a la derecha correísta y sus beneficiarios: los banqueros y los grupos de poder.

Este proceso de unidad alcanza nuevos niveles teniendo como principales actores a los trabajadores y el movimiento indígena, que se alimentan del espíritu rebelde de la juventud. Esta unidad retomó la movilización con la primera convención de los trabajadores realizada en Quito el 30 de mayo del 2014, como respuesta al tan anunciado código revolucionario de Correa que buscaba subordinar a la clase obrera a los intereses de la patronal y el capital; esta convención conto con la presencia de las principales centrales sindicales del país, que respaldaron una nueva marcha por el Agua en el 2014.

La elaboración de la plataforma por los derechos laborales y en respaldo a las acciones del movimiento indígena fue creciendo y calificándose en las calles, pues luego de la marcha del agua, vino la primera movilización unitaria realizada el 17 de julio, dando paso a la II Convención Unitaria en la ciudad de Cuenca, el 17 de agosto, en donde nuevas fuerzas como la FENOCORE, los barrios y otros sectores sociales se incorporaban a esta iniciativa de los trabajadores.

La plataforma del movimiento obrero necesariamente tenía que ampliarse, el debate cogía nuevos niveles y en lo fundamental estaba encaminado a cómo crecer en el nivel de conciencia de las masas y a la vez sostener la lucha en las calles. Un paso importante fue la convocatoria a la movilización nacional del 17 de septiembre, fecha en la cual más de 50 000 personas estuvieron en las calles del país. Esto hacía prever que sí era factible derrotar a Correa, que había una indignación social generalizada en el país.

Correa, con arrogancia y desprecio, desafiaba al movimiento popular diciendo “sí quieren conversar conmigo gánenme en las urnas”, esto indignó más a los trabajadores y el pueblo.

Un nuevo paso en esta confrontación de clase, entre los trabajadores y pueblos y el correismo, fue la III Convención nacional realizada en la ciudad de Guayaquil el 19 de octubre del 2014, en la cual se incorporó plenamente la CONAIE. Ahí se conformó el Colectivo Unitario de Dirección Nacional en el que confluyen todos los sectores sociales organizados del país, incluso los no organizados pero que comparten en lo fundamental la plataforma de lucha unitaria. Esta Convención Nacional resolvió realizar una nueva movilización el 19 de noviembre del 2014, acción que fue la expresión del rechazo creciente contra las leyes planteadas por el presidente Correa, quien a pesar de hacer esfuerzos para recuperar su credibilidad anunciando las reformas laborales con la Ley de Justicia Laboral, en una concentración en Guayaquil por motivo del 15 de noviembre, una vez más recibía el rechazo masivo en las calles del país, en donde más de 100 mil participantes condenaban la reelección indefinida y las Enmiendas Constitucionales.


El año 2015, es un nuevo escenario

Las fuerzas de la Unidad iniciaron la lucha del 2015 con la IV Convención Nacional en la ciudad de Quito el 7 de febrero, esta potenció de mejor manera el accionar de las distintas fuerzas que luchamos contra la explotación capitalista, se respondió a las medidas del gobierno que pretendía resolver la grave crisis fiscal reduciendo presupuestos y descargándola sobre las espaldas de la clase obrera y los pueblos.

La decisión de declarar el 2015 como el año de resistencia contra la derecha ubicada dentro y fuera del gobierno, impulsó la jornada del 19 de marzo, que confirmó el desgaste de Alianza País, pero fundamentalmente la consolidación de la oposición popular, que esta vez logro incorporar a su lucha a los sectores de clase media, alcanzando niveles que sobrepasaron las expectativas y en donde más de 200 mil participantes estuvimos en las calles del país. En Quito, pese a la copiosa lluvia, la movilización fue masiva, alcanzó más de 100 mil participantes. Mostró de manera clara el ascenso de la lucha y la simpatía por las movilizaciones y la convocatoria del FUT y el Colectivo Unitario. En Riobamba, el rechazo a la presencia de Correa fue grande, el nerviosismo del presidente fue notorio, frente a la consigna Fuera Correa Fuera, que hoy retumba en todo el Ecuador, está claro que le preocupa esta unidad firme de los sectores sociales.

Otro momento fue el Primero de Mayo, que constituyó una respuesta contundente a la mal llamada “Ley de Justicia Laboral”, con la cual eliminó el pago del 40% de las pensiones jubilares, congeló las utilidades de los trabajadores y estableció la responsabilidad para la afiliación de las amas de casa al IESS, en las unidades familiares. Ese día, el gobierno se propuso movilizar a todas sus fuerzas y lo que mostró fue poco (40 mil) frente a mas 300mil participantes en 58 ciudades y en las 24 provincias del país.

Con esta realidad y condiciones de la lucha del movimiento popular, se estableció la propuesta del Paro del Pueblo, decisión tomada en la V Convención nacional de Riobamba el 30 de mayo.

Queda claro que la lucha social no es, ni de lejos, solo por la ley de herencias y plusvalía, como quieren hacer aparecer Correa y sus asambleístas, al igual que la vieja derecha de Lasso, Nebot, Rodas y Lucio; lo que estos sectores buscan es sacar del escenario a la oposición popular, a quienes luchamos contra el capital y sus sostenedores, a los que condenamos el hambre y la miseria, a la que nos ha llevado Alianza País y Rafael Correa y de la que se ha beneficiado la banca de Lasso y los empresarios de “buena fe” como Juan Eljuri, Gonzales, los Crespo, entre otros; las verdaderas razones de la lucha están plasmadas en la plataforma unitaria de los trabajadores, indígenas y organizaciones sociales y populares, que plantea.

Condenar la Política de criminalización de la protesta social y la persecución a los líderes sociales.

Rechazo a la política laboral y económica del Gobierno, que apunta a garantizar los privilegios de la clase dominante y despojar de sus derechos a los ecuatorianos.

Derogatoria de los Decretos anti obreros 1701, 225, 813. 016 y de los Acuerdos Ministeriales sobre Trabajo Discontinuo, Dinamización de la Jornada Laboral, Externalización de Servicios, Reducción de las Utilidades y la propuesta del Código anti obrero.

Restitución de los Fondos de Jubilación y Cesantía de los trabajadores y del Magisterio Nacional y Restitución del 40 % del pago del Estado al IESS.

Rechazo al endeudamiento con los organismos internacionales de crédito.

Reforma Agraria Integral, rechazo a la concentración de la tierra y la privatización del agua. Archivo de las Enmiendas.

Archivo de las Enmiendas Constitucionales, que buscan eliminar la sindicalización en el Sector público y fundamentalmente establecer la reelección indefinida.

Restitución a los puestos de trabajo de los despedidos del sector público y privado.

Firma de los Contratos Colectivos e incremento de sueldos y salarios generales.

Rechazo del alto costo de la vida, No a la eliminación del subsidio al gas, No a la elevación de las tarifas eléctricas, No a la imposición de las cocinas de inducción.

Exigir la aprobación de la Ley para los Trabajadores Autónomos, minoristas e informales. Libre Ingreso de los jóvenes a las Universidades.

Condena al Plan Familia.
 

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