jueves, 24 de septiembre de 2020

 

POR: Katya Cazar

 Publicado en la revista El Observador (agosto de 2020, edición 118)

 


BIENAL DE CUENCA
del 87 a hoy, una mirada transversal
La Bienal de Cuenca comienza a pensarse como una iniciativa ciudadana desde un grupo de amigos, quienes buscan dar un lugar importante al arte y a la cultura. Gestores, provenientes de diversas áreas, comandados por la artista Eudoxia Estrella, materializan esta aspiración en 1987 por decreto ejecutivo; posteriormente, en 1995 se incluye en el registro oficial la constitución de la Bienal Internacional de Cuenca, se encarga a la Municipalidad bajo estatutos y ordenanza que organice y lleve a cabo este proyecto.

La Bienal en su proceso legislativo tuvo algunos acuerdos ministeriales y dependió, en un momento dado, del Ministerio de Educació.

Con el devenir de los años, Eudoxia Estrella deja la dirección, tras haber estado en la jefatura de la I y IV Bienal de Pintura, pasa a estar al frente del Museo de Arte Moderno, institución que también creó y que tuvo años gloriosos bajo su tutela, convirtiéndose en un símbolo para la ciudad.

Giro
Pese al cambio de timón, la Bienal logra adaptarse a las variaciones
orgánicas del arte, deja de ser de pintura, para transformarse en la Bienal Internacional de Cuenca. Se constituye, nominal y legalmente, como una institución adscrita al Municipio de Cuenca; esta transformación, en términos legales, hace responsable a la ciudad de su financiamiento y organización. Bajo ordenanza se asegura su permanencia, protegiendo así la iniciativa de 1987, hay que decir que sin esta formalidad hubiese sido difícil sostenerla en el tiempo.

Desde la VII edición en adelante, se apuesta por un encuentro que incluye otros lenguajes, debido a la misma esencia de las obras, aunque sin pensar jamás que la pintura hubiese perdido su vigencia. Las fechas coinciden con la transición de la modernidad a la posmodernidad del arte, que implica un cambio en el pensamiento filosófico y estético, a la par del boom del arte latinoamericano como un fenómeno reconocido de manera universal.
Las permutaciones en el arte son registradas  por la bienales, tal es el caso del recuento histórico que se ha llevado acabo desde la primera edición de la Bienal de Venecia en 1895, justamente el formato bienal fue creado para ser un sensor y convertirse en una especie de plataforma y vitrina internacional, para apreciar y comprender lo que acontece en esta área. Es importante recordar la cronología del origen de las más destacadas bienales, que la de São Paulo se inaugura en 1951, la de la Habana en 1984 y la de Cuenca en el 1987.

La ampliación conceptual hacia el arte visual está conectada al flujo vital del arte mismo, abrirse a distintas formas de expresión fue, sin duda, un hito arriesgado, pero este acontecimiento marcó su trascendencia y su hermandad con otras prestigiosas bienales.

Es importante recalcar  que la calidad de las obras, no proviene de los lenguajes sino, en la mayoría de los casos, del poder de las ideas, de su puesta en escena y de la activación que puede generar el arte como dispositivo sensible.

La evolución a una institución técnica especializada deja ver la apertura de la ciudad a la autonomía creativa propuesta por los artistas, a las distintas maneras de expresarse, a la libertad de pensamiento. Los cambios estéticos se dan de manera natural, coherentes al tiempo y a su avance. Como lo hizo la música, otras artes evolucionan, caminan, mutan o regresan también a sus bases, el apoyo al arte es síntoma de una sociedad saludable que encuentra formas de aprender y de desarrollar un pensamiento crítico y dinámico.

Cambios internos
La Bienal como institución se ha transformado también a nivel interno, en su logística museográfica y de investigación curatorial, puso en marcha convenios internacionales, protocolos de importación, de desaduanización, traslado y seguro de obras de arte, en un momento dado, Cuenca fue pionera en estos procesos en el Ecuador.

Para ser una Bienal de alcance global se acopló a cumplir formatos y condiciones, tal cual lo exige este circuito. Por otra parte, el apoyo a los artistas fue incrementándose, no solo de manera simbólica:  en la Bienal 12 se creó, por primera vez, una normativa innovadora que brinda condiciones igualitarias a artistas nacionales y extranjeros.

Legado
Actualmente, la Colección Bienal construida con los premios-adquisición otorgados por tres décadas, en doce de sus ediciones ha generado un acervo importante de arte mundial. Esta reserva, que pertenece a Cuenca, fue recientemente restaurada y es un testimonio de su espíritu innovador, evidencia el pacto con el pasado desde el presente, de una tradición que se fortalece también con lo intangible y lo nuevo.

La Bienal, como encuentro, es el testimonio de los principios y del derecho democrático sobre la cultura, es un compromiso por respetarla, pero también por generarla, renovando de manera permanente el interés del arte en esta urbe.

Se han puesto en valor aspectos que pocas veces se mencionan y entre ellos están el papel del artista más allá de un ser sensible, como un profesional formado, capaz de transformar lo individual en universal, de generar preguntas y posibilitar el pensamiento creativo.

La Bienal, en todo su proceso, se ha erigido como espacio de diálogo con la presencia de lo más representativo del arte contemporáneo: artistas, teóricos, curadores, coleccionistas, especialistas y sobre todo el gran público. Ha reforzado su presencia en el imaginario internacional, en la actual administración se integró como miembro de la Asociación de Bienales del Mundo; su accionar, hoy más que nunca, tiene repercusiones más allá de nuestras fronteras.

Sinergia
Han transcurrido más de tres décadas de Cuenca como destino de arte, desde que se apostó por tener una Bienal en un contexto muy particular, en una ciudad con un fuerte carácter histórico y tradicional, reflejado en museos, con estructuras arquitectónicas de cuidado, se ha asumido un reto museológico importante, desde una enorme propuesta reflexiva, y, sin pretenderlo, se ha dado una fusión excepcional entre arte contemporáneo y el patrimonio.

Cuenca es Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Unesco desde 1999, sin duda, esta categoría ha ampliado y moldeado la injerencia de la Bienal, como ha sucedido con otras ciudades que cuentan con una declaratoria similar y que también son la casa de bienales de arte actual, tal es el caso de Venecia, La Habana, y Berlín.

Interacción y academia
La Bienal ha posibilitado la ejecución de tesis curatoriales, bajo las figuras de importantes curadores, ecuatorianos e internacionales. Las nuevas prácticas artísticas, han convocado también a un público especializado que se moviliza para ver la bienal, así como la presencia de la comunidad misma.

Un alto porcentaje de público joven acude a ver las salas intervenidas por el proyecto Bienal. Estudiantes de primaria, secundaria y universidad han sido la principal audiencia, a ellos se ha direccionado un gran proyecto educativo. Estas generaciones llevarán a otras a ver arte, replican y dan sentido al esfuerzo realizado.

El tema pedagógico en arte no es un asunto accesorio, sino trascendente; diversos proyectos en este sentido permiten hoy proponer el funcionamiento permanente de un espacio de creación de conocimiento en la institución, el gran aporte de estos años ha sido transfigurar la idea del arte como algo plenamente manual a lo que seria alinearse al mundo de las ideas creativas, una pedagogía que enuncia desde la imaginación, la inteligencia emocional y el análisis de la realidad.

La educación en arte va a tener gran énfasis en la siguiente edición, se trabaja en interesantes propuestas desde un equipo pequeño pero especializado. Es loable que nuestra Bienal, pese a contar con un presupuesto bianual importante pero mucho menor al de otras instituciones similares, gracias al esfuerzo y compromiso de su estructura humana haya llegado tener igual rango de importancia que otras bienales como la de São Paulo.

Seguimos…
Siempre un proyecto es perfectible, siempre se requieren ajustes, pero hoy podemos congratularnos de los treinta y tres años de la Bienal con una colección importantísima de obras cuyos autores han sido clave en la historia del arte latinoamericano e internacional. Reconocer, que la larga data de la bienal incluye la presencia de 1282 artistas, de 113 curadores, de 54 países con sus representaciones, de una audiencia calculada en mas de un millón y de visitantes.

Qué importante, celebrar la existencia de la Bienal de Cuenca, que es de todos, disfrutar de su reserva. Vamos a seguir, sí, convencidos de que el arte es un oasis de esperanza, de imaginación, de construcción para no dejarnos caer en este período pandémico, complejo y gris.

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