Publicado el 2016/11/19 por AGN
Gerardo Maldonado Zeas
El pacto ético convertido en el caballo de batalla de la Revolución Ciudadana, suena conmovedor y hasta creíble, si es que en esta propuesta no convergieran las más diversas manifestaciones de la antiética. Decir no conocer a Alex Bravo ex gerente de Petroecuador es una declaración risible; argumentar que Pareja Yanuzzelli era un hombre impoluto que rompió los mejores conceptos de sus amigos gobiernistas, sabe a broma de mal gusto. Que algunos de los “angelitos” de esta fiesta de la “petrocorrupción” vienen desde antes de 2007 y por tanto nada tiene que ver la administración actual en sus actuaciones, es por lo menos un despropósito e insulto a la inteligencia. Decir que para “evitar” estas prácticas, se pedirá al pueblo se pronuncie sobre los paraísos fiscales, en los cuales estos magnates de la desfachatez hicieron su cuna de acumulación de dinero sucio, es insólito y cuestionable.
La denuncia sobre una supuesta coima para acceder con privilegios al controversial concurso de frecuencias, por parte del ex asambleísta Gerardo Morán en contra de un ex asesor del vicepresidente Glas –hoy prófugo de la justicia-, no puede quedar como un caso aislado. La salida del país de Pedro Delgado, su adiós de estas tierras dejando una estela de oprobiosas actuaciones en el manejo del fideicomiso “AGD CFN No Más Impunidad”, en la Unidad de Gestión y Ejecución de Derecho Público (UGEDEP, entidad sucesora de la AGD) y de las juntas del Banco Central que presidió, incurriendo en falsedad ideológica y el hecho confeso de falsificación de su título de tercer nivel. Decisiones importantes tomadas en estas entidades, con dudosa validez jurídica, son hechos incalificables.
Será ético haber anticipado ventas de petróleo hasta el 2024, para dejar a los gobernantes sucesores atados de pies y manos, impedidos de manejar con algo de tranquilidad la ya complicada economía dolarizada; haber llegado a un endeudamiento tan agresivo, y corregir la metodología de cálculo hacia abajo apelando a un artificio que desconoce a la deuda interna del gobierno con las entidades como el IESS -propiedad de los afiliados-, simulando un simple juego de pasar el dinero de un bolsillo a otro dentro del mismo pantalón de papá. Será éticamente hablando, un buen negocio tener hidroeléctricas como Coca Codo Sinclair y otras cuatro más, financiadas con inmensa deuda china que neutraliza los beneficios esperados, con canjes e intereses a pagar onerosos; y además, poco transparentes.
Existe una larga lista de actuaciones estatales que nos dejan dudas de su esencia ética; por ejemplo, el haber desaparecido en estos últimos diez años los procesos de fiscalización y control de parte de la Asamblea oficialista, archivando con rapidez inusitada denuncias serias que debían ser manejadas con más profundidad. Cerca del final de este período hay ciertos intentos de llevar a juicio político al más polémico de los Fiscales de todos los tiempos, al entrañable amigo de Alianza País, Galo Chiriboga, debido a su lentitud y reprochable actuación al no haber tomado medidas para impedir que tránsfugas con fortunas mal habidas obtenidas en su gestión pública, huyan orondos del país. Hay que tener audacia para proponer un pacto ético, sin antes limpiar ante la sociedad sus propias actuaciones contrarias a los sagrados conceptos de la verdad y transparencia. (O)
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