Publicado en noviembre 14, 2016 en La Info por Martín Pallares
Lo peor que le puede ocurrir al cínico es que alguien descubra su mentira porque no solo queda como mentiroso sino que hace el ridículo.
Le ocurrió a Rafael Correa este sábado luego de que aseguró, durante su enlace número 500, que los responsables de la corrupción en los trabajos de repotenciación de la refinería de Esmeraldas son personas que no han sido designadas por su gobierno. “No es gente que ha sido puesto por la revolución, han estado ahí mucho antes”, soltó Correa cuando, en medio del jolgorio por haber llegado al enlace número 500, se refirió al tema del escándalo ya célebre por las fotografías, que circulaban en redes, de fajos y fardos de billetes incautados durante un operativo policial en las casas y oficinas de los involucrados.
No pasó mucho tiempo para que la mentira lanzada por Correa sea puesta en evidencia: ocurrió enseguida cuando en las redes sociales empezaron a circular fotografías y documentos en los que se evidencia que la realidad es diametralmente opuesta a la que pintó Correa. ¿Que no fueron nombrados por la revolución? Bastó con que empezara a circular, desde la cuenta de Twitter del periodistas de investigación Fernando Villavicencio, una copia de una resolución del directorio de Petroecuador del 2011 para que el cínico fuera cogido en la mentira. Ahí se veía clara y documentadamente que Calvopiña había sido nombrado, por cierto ya bien entrada la “revolución”, como gerente de Petroecuador en reemplazo del vice almirante Manuel Zapater. Los más visibles rostros de la revolución, como Jorge Glas, René Ramírez y Wilson Pastor, miembros del directorio de Petroecuador, firmaron el nombramiento de Calvopiña para gerenciar la empresa.
Ver nombramiento de Calvopiña en PDF
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Luego apareció una fotografía en que se ve a Calvopiña firmando un documento en Carondelet bajo la mirada del ex ministro de Hidrocarburos, Wilson Pastor y de Rafael Correa. Aunque al principio circuló la versión de que esa fotografía correspondía al acto de posesión de Calvopiña, lo más probable es que fue tomado durante la firma del acuerdo para la repotenciación del campo petrolero Shushufindi, a inicios del 2012, pues su nombramiento no fue en Carondelet, como aparece en la foto. Fuera lo que fuera, la imagen evidenciaba la cercanía de Calvopiña con las altos círculos de la revolución.
Para entonces, Correa era ya la comidilla en redes sociales y ni siquiera sus soldados digitales salían al campo de batalla para defenderlo. Que afirme que ninguno de los implicados en el escándalo había sido nombrado durante su gobierno era una mentira demasiado grande como para sostenerla sin que se produzca el escarnio público. Creer, por ejemplo, que Jorge Pareja Yannuzzelli, hasta ahora el pez más gordo involucrado en el caso, no fue nombrado por el propio Correa es bastante más difícil que tragarse una inmensa rueda de molino. ¿Cómo pudo Correa decir lo que dijo cuando es evidente que debe saber que Calvopiña y Pareja Yannuzzelli fueron nombrados durante su gobierno? El sábado hubo quienes contrastaron lo dicho por Correa y quedó, evidentemente, como mentiroso; objeto de bromas en las redes sociales.
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23 DE DICIEMBRE DEL 2015. NOMBRAMIENTO DE CARLOS PAREJA YANNUZZELLI COMO MINISTRO. PALACIO DE CARONDELET.
Correa, quizá, está tratando de evitar que su gobierno y a su movimiento, a puertas de una campaña electoral, se contaminen con este caso de corrupción. Está insistiendo, además, en su discurso de que si hay corrupción se trata de casos aislados que se producen por traición (como en el caso de Carlos Pareja Yannuzzelli), o por acción de algún agente externo que seduce a los honorables para llevárselos a la vereda del mal. “Lo que hizo Carlos Pareja -dijo- fue una puñalada en la espalda, no solo un ladrón, un sinvergüenza, sino un traidor: traicionó la confianza que le dio el Presidente”.
23 DE DICIEMBRE DEL 2015. NOMBRAMIENTO DE CARLOS PAREJA YANNUZZELLI COMO MINISTRO. PALACIO DE CARONDELET.
Correa, quizá, está tratando de evitar que su gobierno y a su movimiento, a puertas de una campaña electoral, se contaminen con este caso de corrupción. Está insistiendo, además, en su discurso de que si hay corrupción se trata de casos aislados que se producen por traición (como en el caso de Carlos Pareja Yannuzzelli), o por acción de algún agente externo que seduce a los honorables para llevárselos a la vereda del mal. “Lo que hizo Carlos Pareja -dijo- fue una puñalada en la espalda, no solo un ladrón, un sinvergüenza, sino un traidor: traicionó la confianza que le dio el Presidente”.
La aseveración de que los corruptos no fueron nombrados por la revolución ciudadana, resulta además, torpe. Basta ver los nombres vinculados a los casos más representativos de corrupción ocurridos durante su gobierno. ¿No fue Carolina Chang, acusada de peculado y luego sobreseida en el tema de la compra de ambulancias, nombrada por la revolución? ¿No fue Raúl Carrión, protagonista del caso comecheques, nombrado por este gobierno? ¿Y los implicados en el caso Duzac, como Antonio Buñay y Jaime Endara, no fueron nombrados durante su gobierno? Ni qué decir de Pedro Delgado, ahora prófugo en Miami, nombrado como presidente del Banco Central en noviembre del 2011 para reemplazar a Diego Borja, y homenajeado por el propio Correa. Por demás está decir que los protagonistas de los Pativideos y del caso de la narco valija fueron no solo nombrados durante el gobierno de Correa sino personajes de primera línea de la revolución ciudadana.
Correa llegó a decir en su sabatina, cuando hablaba del caso de la refinería de Esmeraldas, el colmo del absurdo: que los involucrados en el caso habían sido los informantes de Villavicencio. Es decir, entregaron información a Villavicencio para terminar ellos mismos presos. “Alguno de estos pillos tenía contacto con el denunciólogo del Ecuador, ese engreído de los medios de comunicación para que insulte a la revolución ciudadana y le pasaban información cuando ellos eran los corruptos. Este tipo cobraba por denunciar lo que le convenía y por callar lo que no convenía, pero seguimos en la investigación este gravísimo caso de corrupción no quedará en la impunidad”.
Cuando Correa habló el sábado sobre el tema de Petroecuador, las imágenes de los fajos y fardos de billetes hallados durante los allanamientos hacían ya parte de un repulsivo imaginario colectivo. Que haya lanzado una afirmación como que los involucrados no fueron nombrados por su gobierno era una invitación muy tentadora para que la gente lo sometiera al más vergonzoso de los escarnios: el ridículo.
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