martes, 8 de abril de 2014

All You Need



Por: Simón Pachano
Todo lo que se necesita es publicidad. No hay un principio más importante que este para amasar corazones ardientes y mentes lúcidas. Ya se hizo evidente en la respuesta a la derrota electoral del 23 de febrero. La única medida concreta para enfrentar el retroceso fue devolverle el puesto al funcionario que se precia de haber creado el producto (así lo dice, con el lenguaje propio del medio) que nos gobierna desde hace largos siete años. La pérdida en las ciudades más pobladas no era un problema de sectarismo ni se debía tampoco a la inexistencia de un partido, movimiento u organización política y mucho menos a la saturación de las personas con el estilo de confrontación y polarización que viene desde arriba. No, todo eso era secundario. La explicación del fracaso, llamado revés, se encontraba fundamentalmente en que los responsables de la campaña no aplicaron correctamente esa forma de comunicación unidireccional que es la publicidad.

Con la misma lógica y de la mano del mismo funcionario, ahora se le comunica al mundo que todo lo que necesitan los siete mil millones de habitantes es un país que podría hacer las delicias de National Geographic y Rousseau juntos. Ciertamente, a este último le haría falta un mayor protagonismo del buen salvaje, pero estaría feliz con la reivindicación del idílico estado de naturaleza. “Creemos ser país y la verdad es que somos apenas paisaje”, dice Nicanor Parra en una de sus célebres antipoesías.
Pero, al fin y al cabo, a la publicidad no se le puede pedir otra cosa. Infinidad de semiólogos y especialistas de todas las categorías han demostrado que esa actividad no está para vender realidades. Su oficio apunta a las ilusiones. Por ello, los embajadores y otros funcionarios encargados de distribuir esta pieza no deben preocuparse por la cara de sorpresa que pondrán los receptores cuando vean que ella proviene del mismo emisor que decidió permitir la entrada de las petroleras al Yasuní. Tampoco deberán prestar mayor atención a quienes pregunten por el lugar y el momento en que se perdió el país que amaba la vida y que, en aras de ese amor, se comprometía a dejar intocada una incomparable reserva natural. Bastará con que expliquen que todo eso era parte de la nefasta influencia del ecologismo infantil y que esta es la realidad del futuro.
En ese plano, tampoco hay que preocuparse mucho de la disonancia que se puede advertir entre el mensaje de amor que trae la canción de Los Beatles y el mensaje de desamor que llega con las alusiones a golpes de Estado semanales, a acciones terroristas por parte de estudiantes y a siniestros conspiradores que se preparan para atentar contra la vida del líder. Son detalles sin mayor importancia que no pueden afectar la placentera vida de la naturaleza. Allí reina la armonía y lo pueden comprobar todos cuantos vean el video. La magia de la publicidad lleva a abandonar el original all you need is love para cantar all you need is naivety.

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