jueves, 12 de diciembre de 2024

 ¡NELA Y SU CASA DE COYOCTOR, RECUERDO TAN PRECIADO!

Por: Oscar Fernando Ojeda Guamán
Empiezo con una afirmación personal: Que desconozco respecto a bienes inmuebles patrimoniales, teniendo simplemente ese estímulo que me transmite a escribir al respecto, en ese afán de sana curiosidad, amor y motivación propia hacia las cosas de antaño, con gran historia nacional. Fue así que revisando bibliografía para abordar la vida y obra de tan insigne cañarense, descubrí en su libro “Yo siempre he sido Nela” al pie de una imagen el siguiente texto: “La casa de Coyoctor de la Familia Martínez Espinosa, pese al deterioro y los cambios, aún sigue en pie. Año 2011. Foto: Nela Meriguet Martínez.
Es preciso hacer un breve recuento de un suceso muy importante: luego de la revuelta de mayo de 1944 conocida como la “Gloriosa”, Nela Martínez ejerció como encargada del Poder Ejecutivo (primera mujer en la historia del Ecuador) estando en la Jefatura del Estado durante tres jornadas épicas y emitiendo algunos decretos con el objeto de viabilizar de forma efectiva la toma del poder. Y dentro de sus recuerdos más sentidos de esos primeros años vividos, siempre evocaba el convivir familiar en la hacienda de Coyoctor.
“Un pueblo sin el conocimiento de su historia pasada, origen y cultura es como un árbol sin raíces, "un pueblo que se identifica en su cultura, es un pueblo invencible" o “un pueblo que tiene historia, es un pueblo que habla”. Entonces historia/conocimiento/cultura convergen como las aguas límpidas de un río que al decurrir, sus pensamientos en palabras fluyen y hablan no sólo de los que habitan, sino de su patrimonio tangible e intangible, es decir: sus vestigios arqueológicos, sus casas de sentires impregnados, sus templos, sus monumentos históricos, dejando honda huella indeleble junto a sus costumbres y a esa tradición oral, mantenida en la memoria colectiva de su conglomerado social.
El Cañar feudal y las rutas de las andas, se titula el libro del amigo y coterráneo Dr. Vinicio Vasquez, en que de una forma sutil aborda aquellas condiciones inhumanas en que vivían los indígenas de la comarca a inicios del siglo XX. Aspecto que considero fundamental y de donde extraigo recuerdos de algunas haciendas existentes a los alrededores de mi terruño natal: Guantug (de Florencia Astudillo), la de Molino Huaico y Coyoctor (Josefina Cordero y Nela Martínez, dos familias emparentadas entre sí), la actual Condesa (de los hermanos Carrasco) y otras más…
Si en Cañar tentativamente hay un centenar de inmuebles inventariados, pregunto: ¿Cuáles son las políticas y estrategias de intervención sobre el Patrimonio Cultural existente, que se encuentran en peligro de desaparecer? Si habida cuenta de que diversidad de lugares están llenos de historia y tradición, que lamentablemente por el desconocimiento y descuido, algunas de estas edificaciones están expuestas a una destrucción y deterioro progresivo.
Entonces urge que las tradiciones históricas de un pueblo, su pasado cultural sea reconocido en un documento o declaratoria y su puesta en valor, es obligación de las instituciones del Estado, principalmente del Instituto Nacional de Patrimonio Cultural. Con la promulgación de la Ley Orgánica de Cultura en el año 2016 le permitió consolidarse como un instituto público de investigación científica del patrimonio cultural, en concordancia con lo establecido por el Código Orgánico de la Economía Social de los Conocimientos, Creatividad e Innovación (2016).
Retomando la idea primigenia de este artículo, al haber revisado en el Sistema de Información del Patrimonio Cultural del Ecuador (SIPCE) que ésta casa presuntamente no estaría inventariada, entonces el primer paso sería solicitar que la DTZ6 del INPC con sede en Cuenca, la inventaríe. Luego, generar un diálogo entre las autoridades del I. Municipio del cantón El Tambo y sus actuales dueños a fin de proponer un comodato para su restauración con fines culturales, en que haya un único beneficiado: la colectividad cañarense y la zona de influencia.
Concienciemos desde el hogar, a que aprendamos a valorar y cuidar nuestro patrimonio. Agradezco por esas palabras de aliento de los amigos del Grupo de Gestores Culturales del Ecuador que me han aportado con variadas ideas. El reto sería que las presentes generaciones en conjunción con las instituciones educativas, gobiernos seccionales y la comunidad en general, descubran su patrimonio, lo conozcan bien, lo valoren y empiecen a promocionarlo.
Y mientras escribía este artículo, presencié una obra de arte del maestro José Cela titulada: Soledad, siendo ese sentimiento que me embargaba al ver el abandono de este bien inmueble. Que oportuno vendría a que este amigo artista y otros más nos honren plasmando sus vistosas acuarelas, en un realismo mágico que vislumbre el pasado y el presente con visión a futuro.
Porque vale la pena soñar, soñemos esta casa totalmente restaurada, como un lugar que propicie el encuentro de la cultura y el turismo, considero que los hijos de Nela y sus familiares se sentirían honrados y así abrigaríamos en la brisa el espíritu de ésta fenomenal mujer, por íntegra y entregada a sus convicciones, seguir entre nosotros… Invito a leer un breve cuento: Nela más allá de un sueño.
Cañar, 12 de diciembre del 2024

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