La desaparición de cuatro niños tras un operativo militar en Guayaquil -racializados y en un barrio marginal- es uno de los resultados de la militarización del país. La respuesta del Ministro de Defensa es parte de la manufactura del miedo y del consentimiento que estamos viviendo: hace pocos días, una banda musical protestó contra el gobierno y el ministro salió en rueda de prensa para decirnos que eso no es arte, sino narco cultura; ahora, la sociedad civil reclama por la desaparición de cuatro niños y, el mismo ministro, nos dice que ese reclamo es hacerle el juego al crimen organizado. No nos olvidemos que así empiezan las dictaduras y el fascismo; primero se debe construir el discurso y los enemigos comunes. Junto con la inseguridad que vive el país, el gobierno necesita construir la narrativa del miedo para justificar todo lo demás. Personalmente, pienso que al miedo devenido narrativa hay que tenerle miedo. No nos olvidemos que los "estados de guerra", los "estados de excepción" en nombre de la seguridad y la militarización, a lo largo de la historia, han terminado en crímenes de Estado y en violaciones sistemáticas a los derechos humanos. En la época de Febres Cordero fueron los hermanos Restrepo -de 14 y 17 años-, ahora son los cuatro niños de Las Malvinas en Guayaquil (los casos más representativos, no los únicos); en ambos, víctimas del poder entregado a la fuerza pública, de los discursos de miedo y de los estereotipos que estigmatizan a ciertos jóvenes y sectores sociales ¡Es de locos creer que esto está bien en nombre de la seguridad, que la seguridad todo lo justifica! El gobierno debe darnos respuestas, es su deber, y no seguir en sus intentos de amedrentarnos y silenciarnos, y la ciudadanía tenemos todo el derecho, también la responsabilidad, de reclamar, de indignarnos, de no quedarnos callados. Que no nos pidan que "por no hacerle el juego al crimen organizado" nos quedemos callados frente a la desaparición de cuatro niños; esos niños salieron con vida de sus casas y con vida deberían regresar. Esos cuatro niños de Las Malvinas son nuestros niños, son nuestra sociedad y, si seguimos callados, mañana pueden ser nuestros hijos.
Gabriela Eljuri
No hay comentarios:
Publicar un comentario