miércoles, 8 de enero de 2020

Otro remake de Ivonne Baki

   en Conexiones4P/Elenfoque  por 
Francisco Carrión deja de ser el embajador en Washington. ¿Renunció, como él dice, o le pidieron la renuncia, como dijo Juan Sebastián Roldán, Secretario General de Gabinete de la Presidencia de la República? Es un detalle, importante para los protagonistas pero sin incidencia sobre el hecho fundamental en este caso: Carrión será reemplazado. ¿Por quién? La reportería de 4P. indica que la candidata con mayores opciones es Ivonne Baki. Sí, esa inefable señora que se ha paseado más de dos décadas por todos los gobiernos haciendo creer que sus contactos en el exterior pueden convertirse en millones de dólares de inversión para el país. Al parecer su lobby volvió a funcionar con la pareja presidencial pues, en los hechos, su nombre fue puesto sobre la mesa por el propio Presidente Moreno.
A la luz de esta información, luce poco afortunada la actitud de Juan Sebastián Roldán. Él salió a corregir a Carrión: que no renunció sino que fue renunciado. Un gesto innecesario que llevó a Carrión, según dice en su comunicado, a dar conocer las razones que lo llevaron a presentar su renuncia. Roldán perdió la oportunidad, para el gobierno, de cerrar este capítulo sin mayores preguntas. Ahora queda en entredicho su versión, pone a la Cancillería a explicar lo que sucede con el programa de vuelos de vigilancia aeromarítima que Estados Unidos lleva a cabo desde septiembre de 2018 y abre un interrogante sobre la renuncia o el despido del embajador en Washington: ¿Cambia el gobierno a Francisco Carrión por Ivonne Baki?
El enredo se incrementa cuando se leen los motivos que suscitan este pedido de renuncia o esta renuncia: dar un giro a las relaciones con Estados Unidos. Y tener una relación comercial más fluida. Es factible, en ese contexto, que el perfil de Francisco Carrión no fuera el indicado en la embajada del principal socio comercial de Ecuador en el mundo. Pero resulta agobiante pensar que, otra vez, otro gobierno traga entero la rueda de molino que Ivonne Baki esculpe con esmero desde hace años. Siempre hay voluntarios para avalarla. A pesar de que, desde hace años, está probado que ella nada tiene que envidiar a los conquistadores de antaño empeñados en descrestar con espejitos a nativos ilusos. En octubre de 2018, el pelagato Pallares hizo, en una nota que hay que volver a leer, una pregunta que parecía provocadora: ¿El Ecuador podrá algún día vivir sin Ivonne Baki? Pues no: tampoco Lenín Moreno podrá vivir sin ella y jura que la necesita. Ella es, según los motivos esgrimidos por Juan Sebastián Roldán para cambiar a Carrión, la persona que dará un giro a las relaciones con Estados Unidos. Y gracias a la cual, se podrá establecer con Estados Unidos “una relación comercial más fluida”.
¿Pensó algo diferente Jamil Mahuad cuando la nombró embajadora en Washington? ¿Acaso Rafael Correa no cayó en la misma trampa cuando la nombró Coordinadora de la Iniciativa Yasuní dizque para recaudar el dinero suficiente para dejar allí, bajo tierra, el petróleo ? Gustavo Noboa, Lucio Gutiérrez, Alfredo Palacio fueron igualmente víctimas de ese síndrome pueblerino que se acompasa a la perfección con la empresa de mercadeo que hace de sí misma Ivonne Baki: una mujer políglota, que se codea con la alta sociedad mundial y es amiga de políticos influyentes. Su capacidad de descreste se multiplica en un país de elites discretas, que dan vueltas en Orlando y en muy pocos casos piensan equiparar o superar lo que hizo, por ejemplo, Galo Plaza Lasso.
Ivonne Baki vive del mito que ella misma aceita. En este caso, desde hace meses se hablaba, en los corredores de la Cancillería, que ella (embajadora en Qatar) estaba haciendo méritos para palanquearse el puesto porque quería volver a Washington. Y al parecer pudo otra vez más su capacidad para granjearse la confianza de la pareja presidencial que el balance sosegado y pragmático de su actividad como funcionaria ecuatoriana. Si se produjera, como hasta ahora está decidido, el canje de Francisco Carrión por Ivonne Baki, el costo para el servicio exterior sería evidente. Eso probaría que priman los meros deseos presidenciales por encima de una línea estratégica que requiere operadores perspicaces y profesionales y no personajes de la high socialite. Y que el Ejecutivo no está viendo la necesidad de tener operadores internacionales de gran calado en un año en el cual ciertas decisiones serán claves para el futuro del Ecuador y para la democracia regional.
Foto: diario El Telégrafo/2013

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