jueves, 12 de septiembre de 2024

 MÁS BAJO A DÓNDE

POR JAIME CEDILLO FEIJÓO
“Ponle al lobo a redactar la ley y verás que devorar ovejas no es delito”
Los correístas enloquecieron, una vez más, en el recinto de la “Democracia”, tratando a punta de agresiones verbales, gritos destemplados, golpes en la mesa, amenazas, miradas asesinas, queriendo salirse con la suya, pero todo fue en vano, los votos para que la Fiscal General de la Nación, Diana Salazar, sea enjuiciada en el Pleno de la Asamblea, no alcanzaron.
La hoja de Ruta trazada meticulosamente por Correa y su banda, para destituir primero a la Fiscal, apoderarse, una vez más, de la justicia, y lograr la impunidad, se les hizo agua.
El país está acostumbrado a observar las pataletas de los correístas, ya nada nos sorprende de ese circo de mala muerte que nos ofrecen a diario. La Asamblea convertida en un vulgar mercado, llena de insolentes descalificados, de la peor calaña, queriendo imponer sus caprichos, no con la razón sino con la sinrazón, insultando a sus adversarios políticos que no se someten a sus caprichos.
Más bajo, a dónde, si todo es una cloaca, una feria libre sin Dios ni Ley. Verduleras de la más baja calaña, eso es lo que son la Pame, la Sofía, pero la que lleva la delantera, la que nos brinda lecciones de majadera, es la recadera y desquiciada, esa tal Paola, esa es la peor, pero eso es lo que le interesa al prófugo de la justicia, es decir, mientras más ignorante, atrevido, altanero, irrespetuoso, descarado, mejor para poder manipularles a su antojo. Y, la Paola, la Pame, y Sofía, son sus mejores peones, su fuerza de choque en la alcantarilla.
El enfrentamiento duró varias horas, el ambiente se volvió irrespirable, intolerable, las barras hacían su papel, era un saramontón, acusaciones iban y venían, los celulares no paraban de sonar, recibían indicaciones del prófugo, haz esto, levanta más la voz, golpea más fuerte, amenaza con templanza, para que vea que no somos cuatro pelagatos, que somos más muchos más los malos que los buenos.
Y, nada, que el juicio se evaporaba, se hacía humo, se desvanecía, se le llevaba el cansancio, que les caía el telón, y que marcharon ampliamente.
De tanto vociferar se les acabó la furia, no hay premio, no hicieron méritos, serán sancionados con el Código de Ética de la Revolución Ciudadana, y ese Código sí es drástico, estricto, no hay vuelva luego: serán, los que quisieron pero no pudieron, borrados de la lista de los consentidos por el que sueña con la impunidad, para poder retornar al país que tanto saqueó, hasta la victoria siempre.
EL OBSERVADOR
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